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Actualizado el 26 de Abril de 2021

El legado

Siempre se ha sabido que malas políticas y decisiones tardías generan pan para hoy y hambre para mañana. No tomar decisiones es una expresión de preferencias. Pareciera que es más importante no incrementar el endeudamiento público que sostener las bases institucionales que posibilitaron el progreso.

Por Hugo Lavados
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Señor director:

A todos los presidentes de la república les interesa tener un muy positivo recuerdo en la historia. Se habla del “legado”. Se escriben libros (algunos probablemente redactados por un “shadow writer”); se desarrollan tesis universitarias; hay muchos debates apasionados y pocos que realmente hacen aportes.

Del primer Gobierno del Presidente Piñera, seguramente se recordará la reconstrucción luego del terremoto. El segundo, aunque formalmente aún no ha terminado, tendrá mucho para ser recordado. Por supuesto, la terrible pandemia que estamos atravesando; también el llamado estallido social, con sus demandas de mejores servicios estatales y terminar los abusos privados, también con la cara oscura de la violencia. Por desgracia, otro recuerdo será el incremento del narcotráfico y la delincuencia, el escaso éxito de las acciones de prevención y persecución policial, especialmente en La Araucanía. El inicio de la redacción de una nueva Constitución y su contenido, sin duda, serán motivo de los análisis más largos, con visiones distintas. Ojalá esa historia sea escrita en un país mejor, con mayor equidad y sin menosprecio a nadie.

De la pandemia, podemos especular que habrá un capítulo dedicado al buen proceso de vacunación. Otro al no respeto a las prolongadas cuarentenas. Además del estudio a fondo de las consecuencias y secuelas, y debería haber un reconocimiento a los trabajadores dedicados a cuidar la salud de los infectados, y a las políticas sobre camas y respiradores. Nobleza debería obligar.

Sin embargo, lo que vemos hoy, con los regateos del Presidente, afirmando que ya se han hecho aportes cuantiosos, que ha llevado a una incomprensible tardanza sobre nuevos subsidios monetarios para la gran mayoría de las familias, podría llevar a que sea recordado como un factor que facilitó y aceleró un proceso en el cual Chile retornó a la mediocridad, vía no respeto a la institucionalidad, pasando a llevar la llamada “rule of law”.

Esa indefinición ha pavimentado el camino para que los parlamentarios no respeten la Constitución; es lógico pensar que eso puede hacerse con esta y con la futura carta magna. Pasar a llevar el sentido común y operar basados en criterios de mayoría en las encuestas tendrá costos inmensos, en pocos años. Una pregunta al respecto, ¿cómo se evitará que las pensiones de quienes han hecho retiros no bajen? Algo que consideramos malo puede ser peor, salvo que se crea que ese costo gigante podría ser solventado por el fisco, o sea, por todos, porque las cotizaciones incluso aumentadas no alcanzan. La confianza es un activo intangible que puede depreciarse casi instantáneamente. Por otra parte, el financiamiento que han aportado los fondos de pensiones a la Tesorería, al Banco del Estado y empresas públicas y privadas será menor, ¿importa?

Siempre se ha sabido que malas políticas y decisiones tardías generan “pan para hoy y hambre para mañana”. No tomar decisiones es una expresión de preferencias. Pareciera que es más importante no incrementar el endeudamiento público que sostener las bases institucionales las que, en mi opinión, desde 1990 posibilitaron el progreso y permitieron llegar a tener un país radicalmente distinto, para mejor.

Es triste pensar que un camino posible es tener un “back to the future”, teniendo en pocos años más un retorno a una mediocridad ya conocida, con problemas similares a los de los años 60′. Tenemos ejemplos en el barrio.

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