Y después del Internet, ¿qué?
El acceso a dispositivos tecnológicos e Internet sí es importante. No obstante, el proveerlos no garantizaría el derecho a la educación, pues su éxito depende de otras variables, como el apoyo y el ambiente para aprender en el hogar, un buen diseño de las actividades de aprendizaje y el nivel de autonomía del estudiante.
Pía Turner es Encargada de Proyectos de Acción Educar
Después de un 2020 en el que la mayoría de los colegios y jardines infantiles permanecieron cerrados, para el 2021 es indudable que el Ministerio de Educación se la jugó por la estrategia de priorizar el acceso a la educación presencial. Sin embargo, una porción importante de los establecimientos que abrieron en marzo debieron cerrar a fines de ese mes, producto del recrudecimiento de la pandemia. Ante ello, los opositores a esta gestión, varios con un triunfalismo que rayaba en lo impúdico, una vez más criticaron que no se haya optado por procurar que todos los estudiantes contaran con conexión a Internet y computadores, como contraposición a priorizar la apertura de los establecimientos.
Esta crítica no se condice con las cartas que se han ido publicando en diversos medios de comunicación, en las que apoderados describen el agobio y las dificultades con las que apenas sobreviven a la educación a distancia, y solicitan que se retomen las clases presenciales, organizando incluso movimientos ciudadanos para ello.
A modo de ilustración del panorama, el 2017 en Chile alrededor del 30% de la población de entre 0 y 17 años vivía en un hogar monoparental y un 38% en uno en que el jefe o jefa no completó ni la educación media. A su vez, en la encuesta de Elige Educar a docentes del 2020, el 60% de ellos indicó que creía que los apoderados si estaban apoyando a los estudiantes, pero que carecían del conocimiento o habilidades necesarias, y el 25% marcó que no los estaban apoyando por falta de tiempo, interés o habilidades. Los estudiantes de estos hogares son los que más necesitan al Estado para acceder a la educación, y es muy difícil que los computadores e Internet realmente sirvan si sus apoderados, ya sea por la falta de competencias o de tiempo, no pueden ayudarlos, supervisarlos y motivarlos en su aprendizaje en la casa.
Por otra parte, el gobierno central tampoco ha apoyado la estrategia del Mineduc de priorizar a la educación presencial. Ejemplo de ello, es que en el plan Paso a Paso los establecimientos educacionales abren en la misma fase que todo el comercio y restaurantes. En consecuencia, necesitamos avanzar a un acuerdo para que aquellos estudiantes que más lo necesitan, como los más pequeños, los que no pueden recibir apoyo en su hogar bajo ninguna circunstancia y los que tienen ciertas necesidades educativas especiales, siempre puedan asistir a su establecimiento, independiente de la fase del Plan Paso a Paso en que este se encuentre. Esto, considerando que la gran mayoría del personal de educación ya se encuentra vacunado con dos dosis.
Por último, cabe mencionar que el acceso a dispositivos tecnológicos e Internet sí es importante y necesario para la educación de nuestros niños en el siglo XXI. No obstante, el proveerlos no garantizaría el derecho a la educación en esta pandemia, pues su éxito depende de otras variables, como el apoyo y el ambiente para aprender en el hogar, un buen diseño de las actividades de aprendizaje y el nivel de autonomía y motivación del estudiante, entre otros.