Elecciones: avanzando hacia un Chile justo y descentralizado
A pesar de las dificultades debemos movilizarnos, y así concitar la mayor participación posible y superar con creces el 50% del padrón que votó en octubre de 2020. Así refrendaremos el aplastante triunfo que tuvo el Apruebo y, entre todos, abrir la jaula de hierro y redactar una nueva Constitución funcional a la búsqueda de un Chile justo.
Raúl Saldívar es Diputado PS
En las jornadas del 15 y 16 de mayo se llevarán a cabo comicios electorales inéditos en nuestro país, que tienen el potencial de convertirse en la piedra angular del Chile del siglo XXI. Por esta razón, cuando los contagios de Coronavirus se encumbraban día a día, no dudamos, como parlamentarios, en postergarlos, pues además de las elecciones de concejales y alcaldes, en mayo elegiremos a quienes tendrán por función el redactar una propuesta constitucional que, de ser aceptada en el plebiscito de salida, será ratificada como nuestra Constitución Política. Si esto fuera poco, también será la primera vez que elegiremos, democráticamente, al gobernador regional, es decir, ambas instancias son pasos imprescindibles para seguir profundizando nuestra democracia.
La posibilidad de cambiar nuestra Constitución en su totalidad fue la salida institucional al estallido social, que puso en la palestra los altos niveles de desigualdad e injusticia imperantes. A su vez, se convirtió en hegemónica la premisa de que para realizar cualquier cambio verdaderamente significativo se debe cambiar la Constitución Política, la cual -parafraseando a Max Weber- ha sido una verdadera jaula de hierro para nuestra democracia. Es por esta razón que los convencionales constituyentes estarán dotados con las prerrogativas para redactar una Constitución que refleje los anhelos ciudadanos.
Por su parte, la elección popular de la primera autoridad regional es igualmente inédita en Chile, pues tempranamente en nuestra historia republicana se impuso un centralismo político que relegó a las regiones a un rol secundario, y además, nuestro ordenamiento se estructuró de tal forma que el intendente regional es un emisario y fiel representante del Presidente de la República, y no necesariamente de la comunidad local, lo que -sin duda alguna- colaboró en la construcción de un centralismo económico y social asfixiante. Por lo tanto, el poder elegir a nuestro gobernador es un verdadero logro, ya que será responsable ante la ciudadanía regional de la administración y gestión de la región; además estrechará la relación entre la ciudadanía, los territorios y el Estado.
Considero imprescindible que la Convención Constitucional represente, proporcionalmente, la pluralidad de visiones que existe sobre nuestra sociedad, pero siempre apuntando hacia el bien común. En este sentido, no basta llamar a presionar, tensionar y/o mediatizar el debate en la Convención, ni tampoco los llamados a rodearla. En este caso, el primer paso el más importante: elegir a los convencionales que realmente aspiran a un Chile justo y que quieran redactar una Constitución que nos permita construirlo. Para ello, es fundamental que la ciudadanía se movilice y concurra a las urnas, y por cierto, que elija bien, pues hoy todos dirán querer representar a la gente y encarnar sus aspiraciones. Sin embargo, muchos de ellos representan a quienes se han empecinado en contener y maniatar el ejercicio democrático. En definitiva, es de vital importancia que la ciudadanía vote informada y a conciencia.
Lo mismo en el caso de gobernadores regionales. Éste, ciertamente, tendrá una visión parcial de lo que la región necesita, de sus potencialidades y de sus proyecciones a futuro, por lo que tengo la convicción de que el gobernador deberá de plasmar un programa de gobierno que converse y aúne las aspiraciones de la gente. Por esta razón, es de vital importancia que la ciudadanía conozca el proyecto de gobierno regional de los candidatos antes de pronunciarse por uno o por otro. Ellos deben demostrar tener una visión clara de sociedad que se quiere construir a nivel regional, tener objetivos demarcados, tanto a corto como a mediano y largo plazo, y ciertamente, que estos sean realizables, pues lo peor que nos puede pasar a nivel regional es ser gobernados por demagogos que por su incapacidad terminen perpetuando el centralismo. Que esto no ocurra depende, claramente, de nuestro electorado.
No me cabe la menor duda de que estamos en momentos complejos dado a la pandemia, y que, por lo pronto, no se vislumbra mejoría, pues a pesar de que gran parte de la población está confinada persisten las cifras magras. Sin embargo, el proceso constituyente, dada su importancia, no debe seguir postergándose. En este sentido, la ciudadanía debe tener autocuidado y el Gobierno, por su parte, debe tomar todos los resguardos necesarios para evitar aglomeraciones y así evitar que se produzcan contagios en dicha instancia.
Finalmente, considero que, a pesar de las dificultades debemos movilizarnos, y así concitar la mayor participación posible y superar con creces el 50% del padrón que votó en octubre de 2020. Así refrendaremos el aplastante triunfo que tuvo el Apruebo, pero reitero, debemos contar con mayoría en la Convención Constitucional y así poder, entre todos, abrir la jaula de hierro y redactar una nueva Constitución funcional a la búsqueda de un Chile justo. Por su parte, tengo la convicción de que una gran participación electoral dará al futuro gobernador el respaldo ciudadano necesario para llevar a cabo su gravitante rol, y así conseguir no sólo un Chile justo, sino con un desarrollo armónico entre las distintas regiones del país.