“Me sentía avergonzado”: Billy Porter reveló que padece VIH hace 14 años
En un artículo de The Hollywood Reporter, el actor detalló cómo fue que le diagnosticaron la enfermedad y el camino que lo llevó a contarle su más grande secreto a su madre.
Billy Porter compartió una íntima confesión en la más reciente edición de The Hollywood Reporter, donde entró en detalles de cómo batalla contra el VIH, enfermedad que le diagnosticaron hace 14 años.
“Yo era de la generación que se suponía que debía saber más, y de todos modos sucedió”, comenzó su relato, viajando atrás hacia el 2007, el que él cataloga como el “peor año” de su vida. “Estuve en el precipicio de la oscuridad durante una década más o menos, pero 2007 fue lo peor”, reconoció.
En febrero de ese año le diagnosticaron diabetes tipo 2, en marzo firmó los papeles de la bancarrota y en junio le informaron que era seropositivo. “La vergüenza de ese momento, sumada a la que ya había acumulado en mi vida, me silenció, y he vivido con esa vergüenza en silencio durante 14 años. Ser seropositivo, de donde vengo, creciendo en la iglesia pentecostal con una familia muy religiosa, es un castigo de Dios”, señaló.
Según comentó Billy Porter, “fue una casualidad” que le diagnosticaran VIH. “Tenía un grano en el culo, y cada vez era más grande y más duro, y entonces empezó a doler. Un día me dije: ‘Tengo que ocuparme de esto’, así que fui a la clínica Callen-Lorde y la chica de la recepción me dijo: ‘¿Quieres una prueba del VIH? Sólo cuestan 10 dólares’. Dije: ‘Sí, sí, ya es hora'”, contó.
“Me hacía la prueba cada seis meses, como se suponía. Así que fui, me drenaron el grano y me hicieron la prueba, y entonces el médico volvió y me miró. Yo estaba en plan ‘¿Qué?’. Se sentó y yo le dije: ‘No. Nooo’. Y me dijo: ‘La prueba ha dado positivo’. Guau”, recordó.
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Tras enterarse de la noticia, aseguró que “todo el mundo que tenía que saberlo, lo supo, excepto mi madre. Estaba intentando tener una vida y una carrera, y no estaba seguro de poder hacerlo si la gente equivocada lo sabía. Sería una forma más de discriminarme en una profesión que ya es discriminatoria. Así que intenté pensar en ello lo menos posible. Intenté bloquearlo. Pero la cuarentena me enseñó mucho. Todo el mundo tenía que sentarse y cerrar la boca”.
El año pasado, y en medio del confinamiento por la pandemia del COVID-19, Porter inició una terapia de curación, donde “empecé a quitarme todas estas capas: haber sido enviado a un psicólogo a los 5 años porque salí del vientre materno como una vieja reina; haber sido abusado sexualmente por mi padrastro desde los 7 hasta los 12 años; salir del armario a los 16 años en medio de la crisis del SIDA”.
El actor, quien interpreta a Pray Tell en la serie Pose, explicó que nunca quiso contarle a su madre sobre la enfermedad que padecía porque asumía que ya había sufrido mucho durante su vida, sobre todo a causa de su homosexualidad. “No quería hacerla pasar por eso, me daba vergüenza”, señaló.
“Era la estadística que todos decían que sería. Así que había hecho un pacto conmigo mismo de que la dejaría morir antes de decírselo. Eso es lo que estaba esperando, si soy honesto. Cuando la trasladamos a la residencia de ancianos Actors Fund, me dije: ‘No va a estar aquí mucho tiempo, y entonces escribiré mi libro y saldré del armario y ella no tendrá que vivir con la vergüenza de tener un hijo seropositivo’. Eso fue hace cinco años. No va a ir a ninguna parte”, indicó.
No fue hasta el año pasado que Billy Porter le contó a su madre que padecía VIH. En ese entonces, “ella me dijo: ‘¿Llevas 14 años con esto? No vuelvas a hacerlo. Soy tu madre, te quiero pase lo que pase’. Y sé que no entendí cómo hacerlo al principio, pero ya han pasado décadas’. Y todo es verdad”.
“Es mi propia vergüenza. Años de traumas hacen que un ser humano se ponga nervioso. Pero la verdad os hará libres. Siento que mi corazón se libera. He sentido como si una mano me hubiera apretado el corazón durante años y por fin todo ha desaparecido”, cerró.
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