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Actualizado el 19 de Mayo de 2021

La otra paridad

Por primera vez se exigió que los partidos y pactos debían incluir en sus listas a personas con discapacidad (PcD), y estas debían conformar al menos el 5% del total de candidatos(as). Sin embargo, hasta el momento, sólo tenemos el registro que de las personas electas sólo una de ellas es PcD.

Según un levantamiento previo a las elecciones realizado por Integrados Chile, ascendían a 45 las y los candidatos(as) con discapacidad. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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María José Escudero es Directora Ejecutiva y Co Fundadora Fundación Ronda Chile

Nuestro país celebró unas elecciones históricas el pasado 15 y 16 de mayo. Entre los puestos que se elegirían estaba el de los y las candidatos(as) para conformar la Convención Constitucional.

Y por primera vez en Chile, se exigió que los partidos y pactos debían incluir en sus listas presentadas ante el Servicio Electoral a personas con discapacidad (PcD), y estas debían conformar al menos el 5% del total de candidatos(as). Esta fue una maravillosa medida -que esperamos se mantenga- para el nivel de conciencia que aún tenemos como sociedad en temas de diversidad e inclusión, ya que se esperaría que fuera un tema orgánico y que se autoregulara, pero en la realidad no sucede, en especial en temas de discapacidad. Además, el hecho que fuera obligatorio y que se arriesgaba que toda la nómina de candidatos fuera rechazada al no cumplirse, coincide con niveles inéditos de participación política de PcD.

Según un levantamiento previo a las elecciones realizado por el medio digital Integrados Chile, ascendían a 45 las y los candidatos(as) con discapacidad del total de distritos, a excepción del 18, 21, 24 y 27 en los que no se postularon PcD.

Sin embargo, a estas auspiciosas cifras, hasta el momento sólo tenemos el registro que de las personas electas sólo una de ellas es PcD, Adriana Cancino, persona con discapacidad auditiva y movilidad reducida que se postulaba por el Distrito 16, y en el cual obtuvo 3.742 votos, lo que equivale al 2,64% del total de sufragios. Y que gracias a la corrección de paridad y a la suma de los subpactos, pudo convertirse finalmente en la única PcD que pudo obtener el triunfo.

A pesar de estar muy felices por ella y que sin duda le brindaremos todo nuestro apoyo como sociedad civil, esta jornada electoral nos deja con un sabor muy amargo, porque una vez más la representatividad de las PcD queda por el suelo, no alcanzó a ser ni el 1%. Y para qué decir con respecto a las elecciones de alcalde, concejal o gobernador, en donde fue nula la representatividad.

Esto se hace más grave si consideramos que en Chile, según la segunda Encuesta Nacional de Discapacidad, ENDISC II, el 20% de los chilenos sobre 18 años o más – personas que pueden ejercer derecho a voto – son PcD, para ser más exacta, 2.606.914 personas.

Todo esto nos lleva a entender que no basta con que se empoderen las PcD, rompan todos los mitos y prejuicios que la sociedad les impone al postularse a cargos políticos, que superen las barreras del entorno y sean parte de ese pequeño porcentaje que da a conocer la ENDISC II respecto al nivel de escolaridad y de estudios superiores que alcanzan las PcD, sino que ahora queda preguntarnos y reflexionar; ¿será que la gente, consciente o inconscientemente, los discrimina en su elección porque tienen discapacidad? ¿será que los partidos, pactos y/o personas naturales no dieron los apoyos suficientes para visibilizar sus campañas? ¿será que aún ellos y ellas pagan el precio de llevar años invisibilizados y sin una real inclusión, por ende, nuestra sociedad no los conoce y están en una inminente desventaja?

Son muchas las interrogantes que nos dejan los resultados de estas elecciones y son muchos los factores externos que condicionan su participación y posterior elección, pero sin duda alguna, el tan anhelado “nada de nosotros sin nosotros” una vez más no se cumple, y quienes conocen de primera mano los cambios que requiere la Constitución en materia de derechos humanos y discapacidad no podrán hablar desde su vivencia en esa discusión de forma representativa, considerando además que son varios los tipos de discapacidad y las distintas problemáticas asociadas que aún no están resueltas en el contexto.

Lograr un Chile inclusivo que valore las diferencias es una tarea que depende de cada una de las personas que habita nuestro país y esta meta se alcanza con la disposición de abrir todos los espacios en igualdad de oportunidades y condiciones para todos y todas, las PcD no pueden seguir siendo la excepción a la regla, esto debe quedar resguardado en nuestra constitución, aunque en esta oportunidad no podrá ser hablado con representatividad y en primera persona.

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