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Actualizado el 27 de Mayo de 2021

La primera primaria estará en la Región Metropolitana

Lo que se ordenará tras Oliva y Orrego, serán quienes compitan por un proyecto país en noviembre, y para ello se requiere, no solo abrazos de amistad, sino cumplir compromisos y actuar en consecuencia a las ideas que se han difundido.

La segunda vuelta de gobernadores regionales se desarrollará el domingo 13 de junio. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Hernán García y José Orellana es Expertos en Ciencias Políticas

En la noche del miércoles 19 de mayo de este 2021, fuimos testigos de una de las tantas consecuencias de los resultados electorales del 15 y 16 del mismo mes. No era un momento cualquiera, era un espacio para avanzar un escalón, pues se completaba el plazo para la inscripción de candidaturas a las elecciones primarias a celebrarse en julio próximo.

Los resultados de estas elecciones configuraron la Convención Constituyente, logrando un alto grado de diversidad por medio de personas provenientes de variados lugares, profesiones, con inclusión de pueblos originarios, distintas edades, consolidando el mecanismo de paridad como una concepción que la sociedad ya hizo suya. Esto último, pues el sistema operó en doce situaciones, para que cinco mujeres fueran integradas en plenitud y, finalmente, siete mujeres electas cedieron sus escaños a siete hombres, entre los que aparece Marcos Barraza, ex ministro de Desarrollo Social.

Por otra parte, hubo elección en las 345 alcaldías, junto a 2.251 concejalías municipales y 16 nuevas gobernaciones regionales. Estas últimas ‘nuevas’, dada su elección popular, estrenando de paso un rol geopolítico regional también ‘nuevo’ que habrá que seguir analizando. El resultado implica que solo en tres regiones fueron electos directamente la/os gobernadora/es y 13 pasaron a segunda vuelta, haciendo de la Región Metropolitana un foco interesante, sea por peso demográfico, o bien, por peso simbólico. A esto se suma el hecho de que por primera vez el partido comunista llega al municipio de Santiago, coincidiendo con el paso a segunda vuelta de Karina Oliva. Todo lo anterior, gravitando en el desplome de la candidatura de la derechista Catalina Parot, que quedó en el cuarto lugar de las preferencias.

La noche del 19 de mayo, quedará como la noche de la exclusión y vetos cruzados, instalándose en la percepción pública el mensaje de que los partidos políticos no logran la unidad. Los que ayer propiciaron el fin del binominal para ampliar las grandes alamedas, fueron objeto de vetos, indicarán algunos y algunas. Y es desde acá donde la dimensión política debe dar pasos de madurez para ofrecer a la ciudadanía mejores condiciones de vida, pero en cambio asistimos la noche del 19 de mayo a un espectáculo de egos, cálculos espurios y relativización de trayectorias en el control partidario, acompañada con más sombras que luces.

La necesidad de expresar todo en primera persona (tal como lo muestra el humorista Kramer, en sus últimas parodias), validan el argumento social de desconfianza, desafección y lejanía entre el sistema político y la ciudadanía. Por estos días asistimos a un incremento parcial de la participación electoral, producto de la diversidad de ideas expresadas, un mayor número de candidaturas y elecciones de distinta escala territorial (regional, distrital y comunal), todo con un modelo que se expresa en el voto voluntario, modelo que aleja al ciudadano de sus responsabilidades (abstencionismo electoral endémico). Lo que, además, tiene como aval para las personas que no participan, la crisis de la democracia representativa, pérdida de confianza en las instituciones y más aún en los partidos políticos. A lo menos se podría innovar en este contexto pandémico, pues deberíamos avanzar en nuevos mecanismos de participación que potencien la democracia representativa y el rol de los partidos políticos.

Desde la perspectiva de los resultados electorales, post 15 y 16 de mayo, en concreto, encontramos en el ámbito nacional en concejalas y concejales, elementos que podrían ayudar a despejar las decisiones: el PDC alcanza el mayor número de votos, obtiene 701.362 votos, siendo la mayor colectividad de centroizquierda, distantes están el PC de Chile con 562.316 votos, el PS de Chile con 526.316, luego más alejados -pero no menos relevantes- Radicales y PPD con cerca de 400 mil cada uno. Lo anterior, tuvo otra expresión en el ámbito constituyente, pues la participación válida allí, llegó a poco más de 5,9 millones de votos (sumando votación general y de pueblos originarios) mientras que, en las elecciones de gobernaciones, alcaldías y concejalías, superó los 6 millones.

Dicho de otro modo, los resultados muestran un alto porcentaje de personas que votaron por independientes. Claro que, en honor a la verdad, de los 500 candidata/os independientes, hay personas con una historia partidaria conocida y respetable, lo que implica que, ante una mayor gama de opciones, los electores buscaron nuevos representantes. No obstante, en la diversidad de candidatos, podemos observar situaciones que son llamativas, a modo de ejemplo, como en el distrito Nº 1 (Arica-Parinacota), donde se presentaron 38 candidatos, siendo 17 de ellos independientes, paradojalmente logran ser electos: un independiente en lista UDI, otro independiente en lista Liberal y un representante del PC. Es decir, existió mayor dispersión electoral, pero los electores propiciaron su apoyo hacia los partidos. Así, la búsqueda social por nuevos representantes públicos podría permitir una falacia, a propósito de “sacar a la vieja política”.

En el ámbito regional, y que sin duda será parte del análisis político-electoral prospectivo, encontramos la disputa para la gobernación regional metropolitana, entre Karina Oliva, fortalecida, no sólo por impacto de votación e impronta de nueva y activa lidereza, sino que adicionalmente por el impacto que logra el PC ante el sorprendente resultado con la candidata comunista como alcaldesa de la comuna/municipio de Santiago (Irací Hassler), coronando esta disputa con un pacto de primarias que la viene a fortalecer ordenadamente (PC y FA). Y, por otro lado, Claudio Orrego, político demócrata cristiano con una trayectoria políticamente consolidada y ajena, por lo menos en lo general, a fricciones negativas en su trayectoria. Fue concejal, alcalde, intendente y ministro y durante los años de la dictadura cívico – militar de Augusto Pinochet y parte de la derecha civil, integrante del Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo.

La búsqueda social de nuevos representantes públicos desarrolla una contradicción en toda su dimensión, a propósito de sacar a la vieja política. Reemplazando lo llamado viejo, pero sin garantía que exista lo nuevo. O lo nuevo, se comporta como los viejos, a los que critican. Entonces el elector, que busca y requiere opciones de futuro, (pues, eso es el momento electoral), se enfrenta a opciones que más bien recrean el pasado, sin mucho argumento por el futuro.

Esta disputa tendrá como observadores interesados a los adherentes de Pamela Jiles y Pablo Maltés y, a la derecha, en su más noble expresión. Cada sector se hará acompañar de sus mejores representante locales y antecedidos de un fallido acuerdo del 19 de mayo, que ubicará a otro grupo de observadores en posiciones que deberán gatillar el cumplimiento de compromisos públicos.

Hacia este encuentro concurrirán unidas o por separado Paula Narváez y Yasna Provoste, por un lado, más otras personalidades representando fuerzas políticas afines y, por el otro, Daniel Jadue y Gabriel Boric, junto con otras personalidades y sus fuerzas políticas afines. Estando en medio un proyecto de desarrollo regional inclusivo, sustentable, territorializado y constituyente del que poco se habla.

El resultado de esta disputa puede prefijar posiciones para los siguientes ciclos electorales. En lo concreto, un camino radicaliza a la derecha aumentando sus opciones de participación en una primaria ordenada donde Joaquín Lavín, Mario Desbordes, Ignacio Briones y Sebastián Sichel disputarán en legalidad una primaria que muy probablemente podría transformarse en competitiva y hasta convocante producto de su propia sangría político electoral, más el incentivo racional-simbólico que provoca la de la oposición, tras aquella noche del miércoles 19.

La otra opción, puede debilitar la primaria entre Daniel Jadue y Gabriel Boric que quedó “al debe”, pues dejan en evidencia la contradicción del período, dado que es “imprescindible abrir paso a la unidad de todos los afectados por este proyecto para conquistar una democracia real, nacional, popular y participativa”.

Así las cosas, asistiremos a una primaria legal que deja un “parcial cumplimiento”, pues abre un camino de incertidumbre, dado que se entendía (hasta antes de los vetos) que las primarias eran un espacio amplio para que todas las expresiones políticas se midieran y resolvieran unitariamente. En la actualidad, se ha roto uno de los requisitos simbólicos claves para la designación de candidaturas por estos días, como son las elecciones de primarias… las vigentes, auguran conocidos resultados de cada sector. Lo anterior podría dar paso a una primaria convencional durante agosto, donde compitan Paula Narváez, eventualmente Yasna Provoste por la DC, Carlos Maldonado por el PRSD y alguna otra personalidad que emerja de este sector. Ello, siempre que una de las candidaturas adelante su apoyo a las otras. Claramente, la candidata o candidato debe lograrse en primaria, aunque sea convencional. No hacerlo, es un despropósito. La ‘aclamación’ en cuanto mecanismo de selección de candidaturas no corresponde, por los tiempos que demandan transparencia y participación ciudadana.

Por ello, el desafío es interpretar la realidad y actuar en ella, pues la primera primaria estará en la Región Metropolitana, donde el proyecto país/región que representa Karina Oliva, su trayectoria y apoyos v/s Claudio Orrego, con su trayectoria y apoyos, permitirá una escalada de nuevos retos para quienes observan con atención el ejercicio del pluralismo ideológico y político, desencadenando un período donde la “voluntad de poder” para trabajar con diferentes fuerzas políticas que aspiran a un mejor país, a una mejor sociedad, llena de respeto y dignidad para sus trabajadores y trabajadoras, confluyan en un proyecto que tendrá su máxima electoral y política en la segunda vuelta presidencial. Espacio y tiempo donde ya no se podrá recurrir a excusas infantiles (tú si, tú no) y los candidatos o candidatas tendrán que apreciar y valorar a las distintas organizaciones partidarias, pues el interés superior del país pondrá una responsabilidad mayor.

Lo que se ordenará tras Oliva y Orrego, serán quienes compitan por un proyecto país en noviembre, y para ello se requiere, no solo abrazos de amistad, sino cumplir compromisos y actuar en consecuencia a las ideas que se han difundido. Ojalá que la soberbia expresada por estos días, de labios de prominentes constituyentes electos, solo sean la expresión farandulera de la política y no la nueva forma de entender el país.

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