Día Mundial sin Tabaco
Es preocupante que el confinamiento en esta pandemia haya hecho más difícil que las personas puedan dejar de fumar o incluso haya aumentado su consumo debido al estrés social y económico. Esto está directamente relacionado al empeoramiento de la salud mental. Y por eso, se hace necesario mejorar las políticas de salud pública que permitan aumentar la cobertura en salud mental.
Pamela Cornejo es Directora Escuela de Tecnología Médica UDP
Hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora el Día Mundial Sin Tabaco. Su objetivo es mostrar los riesgos que involucran el consumo de tabaco para la salud y fomentar políticas que permitan disminuir éste. Ojalá se pudiera cumplir, por la salud de todas las personas, y que no solo fuera un día, sino que en un futuro nadie tuviera la necesidad de fumar.
El tabaquismo es la primera causa de enfermedad y muerte prevenible a nivel mundial. El tabaco provoca más de 8 millones de muertes cada año. Por otra parte, la evidencia ha demostrado que los fumadores tienen mayor probabilidad de desarrollar cuadros respiratorios graves asociados con COVID-19 que los no fumadores.
De acuerdo a los datos epidemiológicos del Minsal, la prevalencia de fumadores en la población de 15 y más años (2009-2010) era de un 40,6 %. A pesar de la disminución de la prevalencia en esta última década, sigue representando un importante problema de salud pública. El último “Informe sobre el control del tabaco en la región de las Américas 2018” de la organización Panamericana de Salud, muestra que Chile es el país con la prevalencia más alta de consumo de Tabaco (38,7%) de la región.
El tabaquismo tiene un alto impacto económico asociado, costos directos de atención médica acompañado de una disminución de la productividad, y un empobreciendo aún más de las personas de escasos recursos.
Es preocupante que el confinamiento en esta pandemia haya hecho más difícil que las personas puedan dejar de fumar o incluso haya aumentado su consumo debido al estrés social y económico. Esto está directamente relacionado al empeoramiento de la salud mental, lo que se ha visto en nuestro país como crítico, incluso antes de la pandemia. Sumado a esto, las condiciones de hacinamiento provocan una mayor exposición al humo del tabaco de quienes viven con un fumador o fumadora, afectando la salud de quienes lo rodean.
Se hace necesario mejorar las políticas de salud pública que permitan aumentar la cobertura en salud mental y optar por el acceso a las herramientas necesarias para que las personas que quieran dejar el tabaco lo puedan lograr. Los cigarrillos y el tabaco fueron incluidos como productos esenciales para la venta en períodos de cuarentena, lo que tal vez resulte difícil de entender para quien no depende de esto para aliviar el estrés, la ansiedad o la angustia.