Nueva Constitución y “Chilezuela”
Lo que busca garantizar la Constitución no es la caricatura de Chilezuela, es simplemente la implantación de un Estado Social y democrático de derecho, o simplemente un Estado de Bienestar que garantice derechos sociales que en la actualidad no son cubiertos de forma satisfactoria, es decir, avanzar hacia un equilibrio.
Señor director:
El clima político por los días que corren se ha tornado algo confuso. Esa confusión es en parte por las diatribas de la clase política –desde el Frente amplio hasta el Partido Republicano-, pero también en parte por algunos medios de comunicación masivos que a veces tienden a desinformar. Pero no es extraño encontrar por estos días en las redes sociales reflexiones que nos dan a entender que el proceso constituyente que se abre pronto significará una pugna en la que hay que optar por seguir siendo un país capitalista o mutar hacia un sistema socialista. Es decir, como si los últimos 30 años de la humanidad no hubiesen existido y estuviéramos todavía en el mundo bipolar propio de la guerra fría.
Lo claro, y evidente, es que una nueva Constitución no va a cambiar nuestra condición de país capitalista. Lo que se pretende reformular es el modelo neoliberal. A veces se confunden ambos términos, pero la verdad es que no todos los países capitalistas son neoliberales. Ni siquiera la mayoría. El neoliberalismo representa un extremo en sí, el cual busca reducir la injerencia del Estado en la economía a una mínima participación, con un gasto público reducido y un crecimiento que llegaría para todos a través de lo que coloquialmente se llamó “chorreo”. Es decir, la promesa de que creceríamos todos, independiente de que algunos crecieran muchísimo más. Esta promesa empezó a hacer grieta por varios lados hace mucho tiempo, pero la más visible fue nuestra tercera edad y sus pensiones indignas. Por eso y varias cosas más se empezó a pensar en una lógica de Estado solidario, pero no en un Estado socialista como señalan algunos ortodoxos de la derecha económica. Ni siquiera los partidos socialista o comunista han hablado de instaurar un Estado socialista, y no sólo por la falta de legitimidad de dichas instituciones, sino más bien porque existen una serie de matices entre una y otra forma de Estado que muchos parecieran olvidar. El liberalismo igualitario, el socialcristianismo, la socialdemocracia son sistemas que predominan en gran parte de las naciones con mayores índices de desarrollo, basados en un sistema de economía mixta, que además ha ido incorporando aspectos medioambientales en sus políticas de desarrollo.
Lo que busca garantizar la Constitución entonces no es la caricatura de “Chilezuela”, es simplemente la implantación de un Estado Social y democrático de derecho, o simplemente un Estado de Bienestar que garantice derechos sociales que en la actualidad no son cubiertos de forma satisfactoria. Es decir, avanzar hacia un equilibrio, ya que hoy nos encontramos en un extremo (“laissez-faire” para los privados). Eso me parece que es parte de un consenso generalizado, además de otras demandas que no son necesariamente de corte económico (reconocimiento de los pueblos originarios, descentralización territorial, desconcentración del poder, entre otras.). Por tanto, llamo a la ciudadanía a estar tranquila y a mirar con esperanza lo que se viene. Sin duda nos encontramos frente a una oportunidad, y lo mejor es que gran parte de la clase política, oportunista y desacreditada, no será parte de dicho proceso. Necesitamos avanzar hacia un equilibrio que nos permita por vez primera alcanzar el estatus de nación desarrollada, para que la prosperidad llegue a todos y no solo a los que concentran hoy la riqueza.