Reciclaje de residuos municipales
El manejo adecuado de residuos es un tema sanitario relevante y es ahí donde entra en juego el rol del Estado, quien debe desarrollar una adecuada fiscalización ambiental, facilitar el desarrollo de políticas públicas y realizar regulaciones eficientes.
Carmen Gloria González es Directora Escuela de Biotecnología y Medio Ambiente de la UDLA
Según cifras del Ministerio del Medio Ambiente, en Chile se generan en promedio 1,19 kilos de residuos municipales al día por habitante. Entonces, surge la pregunta: ¿Dónde van a parar estos residuos? Un porcentaje importante (79%) se deposita en rellenos sanitarios. Sin embargo, aún existe disposición en vertederos y basurales que conlleva impactos negativos para el medio ambiente y la salud de las personas. Entre estos, se destaca la contaminación del suelo y de aguas subterráneas por efecto de líquidos lixiviados, presencia de vectores sanitarios y la generación de diferentes gases que pueden dar origen a molestias en las comunidades cercanas e, incluso, en determinadas condiciones, producir incendios.
Por lo mismo, el manejo adecuado de residuos es un tema sanitario relevante y es ahí donde entra en juego el rol del Estado, quien debe desarrollar una adecuada fiscalización ambiental, facilitar el desarrollo de políticas públicas y realizar regulaciones eficientes.
Asimismo, se hace imprescindible crear modelos de producción y consumo sustentable que permitan equilibrar el crecimiento poblacional y nuestras demandas de bienes y servicios; esta es la única forma de lograr hacer un uso más eficiente de los recursos naturales, junto con minimizar la generación de residuos. En este sentido, la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) representa un gran avance, pues permite desarrollar un sistema de gestión de residuos eficiente que prioriza la valorización por sobre la eliminación.
Finalmente, es importante mencionar que el reciclaje es fundamental, pero evitar la basura es aún mejor, por eso se recomienda, primero, analizar lo que compramos y privilegiar, en lo posible, la adquisición de productos que generen menos residuos. A esto se suma el disminuir la compra de envases desechables, adquiriendo aquellos de mayor volumen, y también avanzar en comprender que hay que reemplazar las cosas cuando realmente se requiera y darles la mayor utilidad posible antes de que llegue la hora de deshacernos de estas.