Brecha digital en las empresas: un desafío en desarrollo
La buena noticia es que el mundo privado está tomando conciencia de la necesidad y la importancia de ponerse al día, contrastando antiguos modos de operar que aún siguen vigentes con los positivos cambios que se producen aplicando tecnología.
Alfonso Bawarshi es Ingeniero comercial
Brecha digital es casi siempre un concepto que se asocia a las personas en lo referente al desigual acceso y uso de nuevas tecnologías. La meta será siempre acortar esta brecha, porque un país homogéneamente adaptado a los últimos avances tecnológicos será uno donde existan mayores oportunidades, inclusión y conectividad.
Este mismo concepto de brecha digital puede aplicarse también a las empresas chilenas, entendido como las diferencias que existen en el mundo privado en relación a la utilización de tecnologías de información y comunicación durante su operatividad diaria.
Es necesario, sin embargo, aclarar algunos matices: para las empresas la brecha digital no se limita solo al acceso tecnológico. Este punto es cada vez menos decisivo en el análisis general, ya que existen muchas compañías que en los últimos años han destinado presupuesto para esta área y si no lo hacían antes, la pandemia las obligó a hacerlo.
Hoy, el principal tope en la incorporación de nuevas tecnologías y el cambio en la forma de trabajar es el grado de capacitación y preparación que tienen los equipos al interior de esas empresas. No sirve de mucho tener el mejor software con la última solución del mercado si solo una parte de los trabajadores sabe cómo utilizarlo para mejorar la productividad y el resto no tiene idea de su existencia ni sus ventajas. Si los trabajadores no saben cómo aprovechar las soluciones tecnológicas que está implementando la compañía, la productividad de la empresa no podrá alcanzar nunca su verdadero potencial.
Los beneficios generales son relevantes: según el estudio Fast-track to future ready performance realizado por la consultora Accenture con entrevistas a más de 1.000 empresas en 11 países, entre 2017 y 2020 las organizaciones que se encontraban más preparadas para las futuras tendencias demostraron ser un 7,6% más eficientes, además obtuvieron un impulso de 2,1 veces en la eficiencia operativa y de 4,1 veces en la rentabilidad, en comparación con sus pares que obtuvieron ganancias más moderadas.
La buena noticia es que el mundo privado está tomando conciencia de la necesidad y la importancia de ponerse al día, contrastando antiguos modos de operar que aún siguen vigentes con los positivos cambios que se producen aplicando tecnología. Desde el área de la Gestión de Personas hemos visto cómo las grandes empresas -que hasta hace no tan pocos años seguían haciendo muchos de sus procedimientos en papel-, hoy trabajan con métodos más innovadores. La brecha ha sido especialmente notoria en el uso de nuevas plataformas, donde las personas no contaban con el conocimiento ni la confianza suficientes para buscar la información en un portal online. Gracias a una labor de asesoría y acompañamiento específico, esta fase ha pasado del desconocimiento a un aporte en la eficiencia y manejo de datos de forma sencilla y sin burocracia.
El deseo de tecnologizarse y hacer las cosas de una manera distinta ya es un buen punto de partida. El siguiente paso será traspasar los nuevos conocimientos a todas las capas de la empresa, para que todos puedan manejar los conceptos de la era digital y se concrete el interés por mejorar la calidad de experiencia de usuario de todos los colaboradores de la compañía, especialmente en aquellos sectores donde la brecha se hace más evidente.