“Juventud, divino tesoro”
Boric podría ser el presidente más joven del último tiempo, los municipios de Ñuñoa, Santiago, Viña del Mar y Lo Espejo eligieron alcaldes cuyas edades no superan los 35 años. Además de lo anterior, es importante mencionar que la participación en el plebiscito los y las jóvenes menores de 29 años creció casi 20 puntos en razón a elecciones anteriores.
Rafael Pizarro es especialista en administración pública
Este año es un año electoral, qué duda cabe. Han sido elecciones de constituyentes, gobernadores, concejales, alcaldes y primarias presidenciales, todo un frenesí electoral. Las sorpresas han sido muchas; renovación de alcaldes, incorporación de nuevos referentes en los concejos municipales, gobernadores de movimientos sociales, el resultado de la constituyente y especialmente, de la Lista del Pueblo y, finalmente, los triunfos de Boric y Sichel. Ahora, una de las sorpresas que no nos hemos detenido a observar, es el cambio etario de los electores y la elección de los mismos, es decir, los y las jóvenes irrumpen a dirigir y participar.
Boric podría ser el presidente más joven del último tiempo, los municipios de Ñuñoa, Santiago, Viña del Mar y Lo Espejo eligieron alcaldes cuyas edades no superan los 35 años, así también, alcaldes como el de Valparaíso y Macul fueron reelectos.
Además de lo anterior, es importante mencionar que la participación en el plebiscito los y las jóvenes menores de 29 años creció casi 20 puntos en razón a elecciones anteriores, superando con creces el porcentaje de participación del padrón electoral general.
Esto es una buena noticia desde la perspectiva estratégica, pues permite proyectar al menos ciudadanos interesados y participantes en el futuro y evitar el envejecimiento de la participación electoral por razones de abstención. Esta buena noticia debiera aventurarnos a buscar explicaciones y, proponiendo posibles respuestas, podríamos mencionar las siguientes: una mayor competencia real en los procesos electorales, la ampliación de las ofertas políticas con mecanismos que facilitan la inscripción y financiamiento de nuevas coaliciones, el término del binominal, la ampliación de cargos a elegir, el financiamiento público de las campañas y límites a los gastos. En definitiva, los y las jóvenes participan más y postulan a dirigir, lo que habla al menos, de un buen síntoma en nuestra democracia.