Evitar el acoso sexual en colegios: una tarea de todos
Los centros educativos son una de las instituciones con mayor relevancia en la detección del abuso sexual infantil, así como en la protección de las víctimas, ya que permiten una intervención planificada y sistemática. Esta es una tarea que no sólo le compete a las autoridades, sino que a toda la sociedad.
La prensa ha llenado páginas con denuncias de abuso y/o acoso sexual en establecimientos educacionales. Cabe entonces hacernos muchas preguntas: ¿por qué a solo semanas del reingreso hay tantos casos de connotación nacional? ¿Es debido al extenso encierro? ¿Qué nivel de daños en su salud mental han sufrido niños, niñas y adolescentes durante la pandemia? ¿Estamos realmente preparados para afrontarlo a nivel social y de manera estructural? ¿Era previsible una situación como esta? ¿Seguirá ocurriendo o es solo parte de un proceso momentáneo de, quizás, una brusca readaptación a la cotidianidad?
Como organización especializada en atender situaciones que vulneren la integridad de niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ), vemos complejo responder estas preguntas. No solo repudiamos y condenamos categóricamente estos hechos, sino que también creemos necesario enfatizar que el abuso sexual a niños y niñas es una grave forma de maltrato infantil que vulnera el derecho de NNAJ a su integridad física y dignidad humana, impidiéndoles un desarrollo pleno.
Ante escenarios como este, es necesario desde ya que los establecimientos inviertan cada vez más en recursos humanos y económicos orientados a la promoción de factores de protección y reducción de elementos de riesgo, estableciendo en el más corto plazo protocolos de buena convivencia escolar actualizados y aplicables, así como también el integrar en dichos protocolos el abordaje a temas tan difíciles como importantes respecto al abuso sexual infantil.
En esa línea, resulta clave la participación de toda la comunidad escolar en favor de la sana convivencia y el respeto por los demás, no sólo de los estudiantes. Se ha de involucrar a apoderados, docentes, asistentes de la educación, estudiantes, vecinos de la escuela, personal administrativo y equipo directivo con el objetivo de informar y tomar medidas tendientes a prevenir la ocurrencia de acciones que vulneren los derechos de niños, niñas y adolescentes.
Las familias, desde el rol de entorno más próximo en términos educativos y valóricos, especialmente en estos años de encierro, son fundamentales también a la hora de preguntarnos el trasfondo del porqué adolescentes llegan a cometer acciones injustificables en todo orden y contexto.
Los centros educativos son una de las instituciones con mayor relevancia en la detección del abuso sexual infantil, así como en la protección de las víctimas, ya que permiten una intervención planificada y sistemática. Esta es una tarea que no sólo le compete a las autoridades, sino que toda la sociedad puede (y debe) aportar para evitar que los casos denunciados se sigan multiplicando.
Harry Grayde,
director ejecutivo de World Vision