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2 de Junio de 2022

La hora más dura de Bachelet en la ONU: la acusan de negligente y complaciente con la dictadura china

Tras visitar a Xinjiang, China, e inspeccionar una cárcel donde se denunciaron campos de concentración y tortura de etnia uigur, los expertos pidieron su renuncia y criticaron que usara la palabra “terrorismo” que emplea la dictadura comunista. 

Por Carlos Saldivia
El Ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, tras cita con la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
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El primer reclamo vino del secretario del Departamento de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, quien expresó el sábado su preocupación por las medidas “de China para ejercer y manipular su visita”, y aseguró que Michelle Bachelet no pudo acceder a las personas que formaban parte de los programas de trabajos forzados de Xinjiang. 

Hoy académicos en materias de genocidio y defensores de los derechos humanos fueron un paso más allá: pidieron la renuncia la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, después de que su visita a Xinjiang, la semana pasada, no efectuara un rechazo por la persecución de la minoría uigur, en la región de Xinjiang, donde el gobierno chino mantiene una serie de denuncias sobre un genocidio en curso.

La institución del Alto Comisionado para los Derechos Humanos quedó “gravemente comprometida”, dijo Frederick John Packer, profesor de derecho en la Universidad de Ottawa. Y agregó: “El mundo no puede permitirse esto. Bachelet debe renunciar junto con aquellos que aconsejaron este horrible curso. Yo todavía estoy en estado de shock por cómo había resultado la visita”.
 

Frederick John Packer participó en el comité de redacción en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de 1993, donde se crea el Alto Comisionado para los Derechos Humanos . 

“Beijing ha hecho de este viaje un gran éxito y una reafirmación de sus políticas. Está desacreditando a toda la ONU”, dijo Azeem Ibrahim, director del Instituto de Estrategia y Política Newlines con sede en Washington DC, que publicó recientemente un informe sobre el genocidio en Xinjiang.
 

Quiénes son los uigures

Los uigures son un grupo étnico que vive en las regiones del noroeste de la China. Human Rights Watch (HRW) y Amnistía internacional han informado desde hace 15 años que sufren de un “estado policial de pleno derecho” con controles y restricciones extensas en su vida religiosa musulmana, cultural y social.  Y agregan que la dictadura china ha ampliado la vigilancia policial para detectar el “extremismo religioso”. 

Según indican, un millón de uigures está preso en campos de detención masiva, denominados “campos de reeducación”. Ello junto con esterilización y trabajos forzados, encarcelamiento masivo, separación familiar, tortura y vigilancia.

“En gran medida, este es el tipo de lavado de cara que la comunidad de derechos humanos temía que ocurriera cuando se anunció la noticia de su visita. Los comentarios de la Alta Comisionada fueron demasiado inespecíficos y débiles para la gravedad de la situación”, dijo William Nee, de la organización para Defensores de los Derechos Humanos de los Chinos, con sede en DC.

“In her visit, Bachelet had the opportunity to confront this Orwellian police state. Instead, she repeated talking points from China itself, offering soft words that do not match the thousands of testimonies of survivors and families in the diaspora”https://t.co/vlLfuTbwtH pic.twitter.com/Km1XfjCMeh— William Nee (@williamnee) June 1, 2022 

 

 
 
 

El “contraterrorismo” chino, según Bachelet

En una conferencia de prensa el 28 de mayo en Beijing, informaron agencias, Bachelet en una conversación “enmarcó” en sus comentarios sobre Xinjiang, “presentando las políticas allí como una forma de contraterrorismo” destinada a combatir “actos violentos de extremismo”. También se refirió a los centros de detención masiva como “centros de formación profesional y educativa”, eufemismo del gobierno para los campos.
 

“Comparto las preocupaciones de varios mecanismos de derechos humanos de la ONU sobre leyes y políticas para contrarrestar el terrorismo y el radicalismo y su aplicación”, dijo Bachelet y agregó: “Actos violentos de extremismo tienen un impacto terrible en la vida de las víctimas (..)Pero es fundamental que las respuestas antiterroristas no den lugar a violaciones de DD.HH.”, agregó. 
 

Sin embargo, dijo que se reunió con el secretario del Partido Comunista Chino de Uigur en Xinjiang  y “visité la prisión de Kashgar y la Escuela Experimental de Kashgar, un antiguo Centro de Formación y Educación Profesional (VETC)”,  que es considerado campo de concentración.
 

Según académicos de Estados Unidos, Bachelet no denunció el genocidio ni exigió que el gobierno chino pusiera fin a la represión de los uigures y otros grupos étnicos de la región. De hecho, sólo elogió los logros del gobierno chino.
 

“Si la única institución que se suponía que debía apoyarnos terminó ayudando a la propia narrativa del gobierno chino, ¿qué más podríamos hacer para cambiar la vida de las víctimas?”, dijo Rayhan Asat, un abogado de derechos humanos y becario de derecho de Yale cuyo hermano está detenido en Xinjiang, llamando a esto la “última traición”.

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