Alimentación: un problema en la educación
El programa solo contempla al 60% más vulnerable y aquella proporción no es la misma que en el 2019. El Gobierno debe explicar cómo va a cubrir ese aumento de beneficiarios, cuánto va a ser el costo de aquello y cómo prevenir que muchos deban renunciar a su comida por no cumplir con los requisitos del Estado.
Hace unos meses, en marzo de este año, hubo una ola de denuncias en diferentes localidades del país por la falta de alimentos en los establecimientos educacionales. En Los Ríos, Maule, Santiago y también en la Región de O’Higgins, se denunció una mala distribución por parte de los proveedores, dejando a miles de niños sin sus comidas en pleno año del retorno a la presencialidad.
Las cifras y mediciones de la Junaeb viven literalmente otra realidad. La cantidad de raciones que reciben los colegios y liceos del país, es la misma con la que se finalizó el año 2019, antes de la pandemia y el estallido. Los 3 millones de estudiantes que actualmente el Programa de Alimentación Escolar dice abarcar, ha dejado de lado a una gran cantidad de niños y adolescentes que dependen de este servicio para alimentarse a diario.
El programa solo contempla al 60% más vulnerable y aquella proporción no es la misma que en el 2019. El Gobierno debe explicar cómo va a cubrir ese aumento de beneficiarios, cuánto va a ser el costo de aquello y cómo prevenir que muchos deban renunciar a su comida por no cumplir con los requisitos del Estado.
He visto como en mi distrito, estudiantes que recibían el desayuno, el almuerzo, la colación y la cena en el colegio, hoy deben elegir entre un pan con mantequilla, mermelada o tener la suerte de uno con vienesa para el almuerzo.
Al parecer, las preocupaciones se han desenfocado de las necesidades esenciales de los estudiantes. Debemos tener este problema como una prioridad, para regularizar esta carencia de raciones que se ha podido observar en todo el país.
Hemos oficiado, a través del Congreso Nacional, al Ministerio de Educación para que tome acción rápida en el problema, porque la deserción escolar no es un lujo que podamos permitir en tiempos de violencia y crisis económica.
Carla Morales,
diputada RN, distrito 16.