Violencia escolar: Especialistas de la USS señalan sus posibles causas y herramientas para enfrentarla
Desde el inicio del año escolar, el retorno a las clases presenciales ha estado marcado por graves jornadas de violencia, lo que ha preocupado a autoridades, docentes y padres.
Este año han sido recurrentes los episodios de violencia escolar que hemos presenciado en la prensa. Según una encuesta realizada por la Asociación de Municipalidades de Chile (AMUCH) en abril de 2022, donde se tomó la opinión de padres, madres y/o apoderados, el 51% de ellos señaló que el estudiante del cual son responsables ha presenciado actos de violencia escolar, de forma presencial u online.
Peleas entre estudiantes, amenazas a docentes y otros acontecimientos dan cuenta de un fenómeno al alza que hace preguntarse si la pandemia y los casi dos años sin clases presenciales son un factor causante.
Para Carmen Birke, directora del Diplomado en Gestión de la Convivencia Escolar de la Universidad San Sebastián (USS) Sede de la Patagonia, la violencia escolar tiene causas multifactoriales.
“Desde una mirada más macro, a nivel de sociedad hemos visto que los hechos de violencia son más frecuentes. A esto se suma el tiempo que los estudiantes estuvieron confinados y con menos oportunidades de sociabilizar, en una etapa que para muchos fue justo en la transición de la niñez a la adolescencia”, explicó la especialista.
Agregó que en la adolescencia son muy importantes los grupos de pares porque son un referente social con el cual se contrastan y sacan modelos. A esto sumó que los programas formativos no se pudieron desarrollar efectivamente dada a las clases online que tenían objetivos priorizados en lo más fundamental y no había cabida para otros elementos importantes del currículum como los valores.
“Todos esos son aspectos que han ido influyendo en la salud mental de los estudiantes. Por lo que es relevante que los colegios retomen los procesos formativos y a la vez darles un mayor énfasis a los valores como empatía, solidaridad y amistad, a la vez que se trabaja la convivencia”, indicó Carmen Birke.
Este es un diagnostico que comparte Macarena Estrada, Magíster en Dirección y gestión escolar y Máster en Intervención educativa y psicológica de Universidad de Navarra, además de académica de la Facultad de Educación de la USS.
“La violencia escolar que hoy estamos viendo no se debe a un solo factor. Por supuesto que la pandemia afectó. Probablemente durante el periodo de cuarentena, esas familias trabajaban de forma presencial u online o no tuvieron trabajo. Entonces era un ambiente estresante. Y ahora con las clases presenciales recibimos a esos niños y los adultos que trabajamos en el sistema escolar los recibimos de la misma forma como hace dos años atrás, ahí tenemos el primer choque. Las escuelas debiésemos haber preparado el regreso a la escuela con gran énfasis en lo socioemocional sobre todo los primeros meses, y luego gradualmente ir incorporando los contenidos”, detalló Macarena Estrada.
Ante esto último, la docente señaló que es necesario escuchar a los estudiantes y profesores respecto a sus necesidades, generar un espacio de dialogo para consultar cómo vuelven después de la pandemia y qué esperan del regreso a las salas.
“Entender que esto lo formamos entre todos y no que es solamente ‘unos dicen y otros acatan’ porque hoy los jóvenes tampoco funcionan así. Si seguimos aplicando las herramientas de antes, vamos a seguir encontrándonos con situaciones de violencia”, dijo Estrada.
¿Cómo actuar ante hechos de violencia escolar?
Ambas especialistas coinciden en que por ningún motivo se debe dar cabida al silencio o dejar pasar las situaciones de violencia escolar, ya que está comprobada la relación entre convivencia y aprendizaje. Mientras exista un ambiente hostil en la educación de los niños, los resultados académicos son menores e influyen en el desarrollo de la personalidad de los menores.
Por lo que recomendaron que tanto profesores como apoderados y estudiantes tomen muy en serio el tema y no pasarlo por desapercibido, pues esto hace que la situación continué e incluso aumente.
“Primero, debe haber una aplicación correcta del reglamento de convivencia, pero bajo una mirada de la disciplina positiva y no punitiva porque cuando es castigador la verdad que no tiene un efecto tan a largo plazo”, mencionó Birke.
Tanto para los docentes como los apoderados el llamado es a “darles confianza a los estudiantes de que hay una mano que los puede ayudar en cualquier situación de violencia física o psicológica” dijo la directora del Diplomado en Gestión de la Convivencia Escolar USS.
A nivel de establecimiento la recomendación es a tener una cultura de que cuando pasa una situación de violencia, los estudiantes sepan que se aplicará un protocolo de acción, pero no para sancionar sino para ayudar, mejorar y formar.
“Cuando se detecta un problema de violencia o de acoso se debe trabajar con todos los involucrados y también con el grupo de curso, porque el mismo curso ayuda a regular esto. Los compañeros pueden ser un agente muy importante para detener una situación de violencia”, afirmó Carmen Birke.
A lo que Macarena Estrada recalcó la importancia de esto porque “la violencia siempre va a afectar a todo el que sea parte de ella, ya sea como autor, receptor u observante. Es imposible que alguien que vive en un contexto así no le afecte de un modo u otro. Les afectan de formas distintas, pero les afecta porque le estás quitando esa tranquilidad, paz y seguridad que necesita para poder aprender en un espacio que debiese haber sido seguro”, concluyó.