Salud Mental: Experto USS recomienda pedir ayuda y no esperar a que se presenten síntomas limitantes
Según Tomás Cano, psicólogo del CEAPSI de la Universidad San Sebastián, existen problemas psicológicos que se pueden prevenir, para no llegar a síndromes como insomnio, aislamiento, peleas constantes, entre otros, y que no dependen solamente del acceso a terapia o a fármacos.
Según el último estudio “Termómetro de la Salud Mental en Chile” un 21,1% de los encuestados declaró tener sospechas o presencia de malestares psicológicos, una reducción de 13 puntos con respecto a los primeros meses de la pandemia. A su vez, un 16,4% indicó exhibir síntomas de depresión moderados o severos, lo que en julio de 2020 correspondía al 12,8%.
Efectivamente estamos observando un mayor movimiento de la población hacia los servicios de ayuda en salud mental, evidenciado en un aumento de la demanda por atención en el sistema de salud.
A juicio de Tomás Cano, psicólogo de la Clínica del Centro de Estudios y Atención Psicológica (CEAPSI), y académico del Diplomado en Prevención y Abordaje de los Procesos Suicidas en Jóvenes y Adolescentes de la Universidad San Sebastián (USS), esto se debe a que hay un cambio generacional, donde los jóvenes no tienen tantos prejuicios ni estigmatizan la importancia de la salud mental y la necesidad de buscar los medios para conseguirla, demandándola de manera urgente. “Creo que está asociado a una nueva cultura que considera la salud mental como un derecho más que como un privilegio”, declaró.
A su vez, mencionó que la terapia y los medicamentos son un complemento de gran ayuda, pero que debieran ser la última etapa de intervención. Es decir, “cuando ya nos encontramos frente a una problemática compleja y que no pudimos abordarla de manera preventiva. Por cierto, que existen eventos impredecibles como duelos, episodios traumáticos, accidentes, ente otros, que generan respuestas patológicas. Sin embargo, hay una gran cantidad de problemas de salud mental que se podrían prevenir, y ello no depende solamente del acceso a terapia o a fármacos”, manifestó.
Una de las formas de prevención que indicó el psicólogo es identificar situaciones que afectan el diario vivir y que pudieran agravarse con el tiempo. “Seguido a eso, es relevante enfatizar en normalizar la búsqueda de ayuda y no esperar a que se presenten síntomas limitantes, los que muchas veces se pasan por alto; como el insomnio, desórdenes en la conducta alimentaria, sentimientos profundos de tristeza y aislamiento, peleas constantes con personas significativas, entre otros”, indicó.
Etapa estudiantil
Una de las situaciones que pueden generar ansiedad, depresión u otros trastornos psicológicos en algunos adolescentes y jóvenes es la preocupación por los estudios. Etapa de la vida que esta generación vio afectada por la pandemia obligándolos a tener clases online. “Les costó mucho trabajo aprender a adaptarse al encierro y a las medidas restrictivas y ahora tienen que redoblar los esfuerzos para poder desenvolverse en la presencialidad”, dijo Cano.
En el caso de los estudiantes secundarios hay que agregarle los desafíos propios de la etapa adolescente, que, según el especialista, no debieran ser necesariamente motivo de problemas psicológicos, pero “dado el contexto actual de incertidumbre y desconexión con el entorno, se generan las condiciones para que aquello que debiera ser un tránsito normativo, se convierta en un período donde se pudieran enfermar”, detalló.
Por otro lado, los estudiantes universitarios “tienen que lidiar en la mayoría de los casos con mallas curriculares que siguen siendo muy exigentes, orientadas a los resultados, que invitan poco al despliegue de la creatividad y la conexión con los otros. Se suma a esto también una cierta inhibición por parte de los jóvenes y adolescentes para conectar con los demás e integrarse en espacios donde puedan desplegar sus habilidades que van más allá de sus competencias académicas”, expresó.
En palabras del docente, “para ambos grupos se observa el aislamiento, la soledad y en particular el individualismo, como un componente cultural que entrega un mensaje muy tramposo, ya que vende la idea de hacerse a uno mismo en la vida, pero no muestra el otro lado, donde la vida la navegamos necesariamente con otros, y ese es un elemento fundamental en términos de prevención en salud mental”, comentó.
Para poder ayudar a los jóvenes y adolescentes, Tomás Cano explicó que “primero hay que entender que la salud mental no es una pura cosa que está alojada en el cerebro. Tienen que haber condicionantes sociales que permitan garantizar una buena salud mental. Eso implica cambios a nivel macro, como poner la salud mental como eje principal en las acciones que realicemos tanto en los establecimientos educacionales como universitarios”.
En esa misma línea, invitó a acercarse a los Centros de Atención Psicológica Universitarios, que sin buscarlo se han transformado en un receptor de mucha de la demanda de salud mental que no ha podido cubrir el sistema público. Además de, quienes han pasado por terapias compartan aquellas experiencias o herramientas que les han ayudado a enfrentar sus problemas, “de esa manera podemos mirar los recursos que también podemos rescatar en nosotros y en nuestro entorno”, concluyó.