Pollo Fuentes recordó duros traumas de su infancia: “Empecé a tener miedo de estar en la casa”
Momento de gran emotividad alcanzó la conversación que sostuvo el conductor del De Tú a Tú, Martín Cárcamo, con el cantante nacional José Alfredo Fuentes, el popular Pollo Fuentes, en el capítulo de este domingo del estelar de Canal 13.
El Pollo estuvo abierto al diálogo y con Martín hablaron de su exitosa carrera como cantante, pero también de cuando incursionó con gran éxito en la pantalla chica.
Sin embargo, la sincera conversación derivó hacia episodios desconocidos y muy dolorosos en la vida del también locutor radial.
Según relató José Alfredo Fuentes, su vida tuvo un brusco cambio cuando apenas tenía 8 años de edad y su padre falleció a raíz de un cáncer de páncreas.
Pero lo peor vendría después, cuando su mamá se volvió a casar con un hombre que comenzó a abusar de ella.
“Yo sentía cachetadas. Entonces me levantaba de mi pieza y partía a la de mi mamá, en calzoncillos, a enfrentarme con nueve años a este caballero“, revivió José Alfredo Fuentes esos terribles momentos.
El cantante le contó a Martín Cárcamo que “a mí nunca él me tocó ni me retó, pero para mí era horrible que a mi mamá la tocaran, era espantoso. Empecé a tener miedo de estar en la casa“, recordó.
Celos
Dijo también que “me puse protector de mi mamá, porque me sentía causante de este problema. Sentía que había celos (hacia mí) y me empecé a culpar yo”, reconoció.
Incluso, José Alfredo Fuentes reconoció que toda esa situación “me trajo trastornos físicos y sicológicos. Un día amanecí con una pierna encogida y no la podía estirar. Era que mi cuerpo quería llamar la atención por algún lado“, planteó.
La relación entre él y su padrastro no solo no mejoró, sino que se fue empeorando con el paso del tiempo, hasta que el Pollo tomó la decisión de irse de su casa para vivir con unos tíos.
“La tía Liliana y el tío Renato eran un matrimonio espectacular. Eran todo lo que yo hubiera querido ver, llenos de amor y de ternura. Y mis primos me querían mucho”, rememoró.
Por último, sostuvo que “no sentía la desesperación de no estar con mi vieja, porque me daban todo”.