Guacamaya: el grupo que hackeó al Estado Mayor Conjunto y ataca a quienes “saquean” la tierra
Los hackers operan principalmente atacando mineras, petroleras y las fuerzas del orden, a quienes llaman represoras. También han hecho suya la causa de los pueblos indígenas.
“¡No somos defensoras de la naturaleza, somos la naturaleza!”. Así comienza el manifiesto de Guacamaya, el grupo de hacktivistas que filtró los correos del Estado Mayor Conjunto, el ente asesor del Ministerio de Defensa y que agrupa a las fuerzas armadas.
Son cerca de 350 gigabites de información que obtuvieron de un servidor de correos en que se almacenaba la información del Estado Mayor. David Alfaro, gerente general de Arkavia, una compañía de ciberseguridad, explica que esto se debió a que el software (es decir, el programa que almacenaba los datos) tenía una vulnerabilidad que no fue parchada a tiempo, lo cual fue el punto de acceso de Guacamaya.
“El resultado lo vamos conociendo, pero lo que ha ocurrido es algo bastante común en el mundo de la ciberseguridad. Esto ha sonado harto en la prensa, pero a nivel de empresas y otras entidades suele ocurrir más frecuentemente de lo que la gente se imagina. Y esto ocurre porque se ha explotado un defecto residente en un servidor que no había sido parchado o que no había sido remediado en el tiempo que debía haberse hecho”, explica Alfaro.
Según él, uno de los principales defectos de la ciberseguridad en Chile es que hay muy pocos recursos y no se le toma la importancia que debería. “Así como se gasta en defensa o armamento terrestre, marino y aéreo, se deben destinar más recursos al mundo digital. Profesionales capacitados y mejores programas, porque estos ataques son más comunes de lo que se piensa”, explica, y agrega que, aunque se hagan los mejores esfuerzos, no existen programas que no tengan vulnerabilidades que un hacker experimentado no pueda explotar. “No existen softwares 100% seguros”, afirma.
Por lo mismo, Alfaro espera que el Estado Mayor Conjunto no haya utilizado los correos para transmitir información de vital importancia o de alto nivel de confidencialidad, puesto que existen canales más seguros para hacerlo. “Sobre el contenido, dudo que Guacamaya lea todos los correos, que son cerca de 400 mil. Ellos simplemente minan todo esto y luego lo sueltan para que la prensa o particulares los busquen y vean el contenido”, explica.
Para hacer un panorama, una película de 90 minutos en buena calidad ocupa alrededor de 4 gigabites de información. Lo sustraído del servidor son 350 gigabites. Y la información total filtrada por Guacamaya es cerca de 2 terabites de información, que, considerando que los bites se miden de forma exponencial, es miles de veces más. Esto porque los hackers no solo atacaron a Chile, sino a varios países del continente.
Ecoterrorismo digital
Este grupo de hackers se define como “Guacamaya somos todas. Del norte al sur de nuestra tierra de la sangre vital. Estamos en los colegios, en universidades, en las casas, en los montes, en las selvas”. Ellos han tomado como suya la lucha por la preservación de la naturaleza y los recursos naturales, atacando principalmente a mineras y petroleras extranjeras que operan en Latinoamérica. Pero también toman parte de las causas indigenistas y atacan “a las fuerzas represivas”.
Su objetivo es proteger y vengar a Abya Yala, que es el nombre indígena más antiguo, en idioma kuna, que se conoce para el territorio americano, de las empresas y gobiernos que la han saqueado. El nombre literalmente significaría “tierra en plena madurez o tierra de sangre vital”. Por lo mismo, la insignia de este grupo es un guacamayo rojo.
“Por nuestros muertos, por nuestras ancestras, por el territorio, por la vida, por la tierra, ¡reparación y justicia! Entramos en sus sistemas tecnológicos y hackeamos. Nos infiltramos en sus entrañas. De esta manera buscamos reparación a sabiendas que el daño causado a la tierra, a sus hij@s y a la dignidad de las personas es irreparable, pero sepan que ahí estaremos para exigir cuentas. Servirá para honrar a nuestra Pachamama y nuestras ancestras, aportar una luz para los que vienen y seguir en resistencia defendiendo la vida. ¡Ya basta de tanta impunidad!”, se lee en el manifiesto que publicaron antes de filtrar los datos, advirtiendo que este ataque es uno de muchos que seguirán.
Para Alfaro, uno de los grandes problemas para detener este tipo de redes radica en el anonimato en que ellas mismas operan. Usando sistemas encriptados de comunicación, que no revela ni el destinatario ni quien lo envía, pueden comunicarse de forma anónima. Además, usan programas que esconden su dirección IP, que es la huella digital de cada equipo e indica desde dónde están conectados, lo que hace extremadamente difícil desbaratar una red completa de este tipo de criminales.
Se les llama “hacktivistas” porque son hackers con una causa. Ellos se abanderan por ciertos motivos y luego actúan en contra de las fuerzas que consideran se les oponen. “Es como una protesta virtual”, explica el gerente general de Arkadia.