Grau descarta huida de capitales por reforma tributaria: “No tenemos ese susto”
El ministro de Economía aseguró que la propuesta del Gobierno se mueve al promedio de la OCDE, por lo que no estaría creando una situación excepcional.
El ministro de Economía, Nicolás Grau, descartó que la reforma tributaria que está preparando el Gobierno incida en una eventual huida de capitales en el país, enfatizando que la propuesta va en línea con los reglamentos de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El secretario de Estado valoró que el organismo internacional haya calificado la iniciativa como “ambiciosa, pero factible”, precisando que con las modificaciones se pretende gravar las grandes riquezas del país.
“Valoramos mucho el informe porque nos permite tener mirada fresca y sin prejuicio de las cosas que se están haciendo en el país, con la reforma es optimista, pero hay otros ámbitos en el que se observan más desafíos, tenemos agradecimiento por ambas cosas”, comentó la autoridad a la agencia EFE.
Grau aseguró que la reforma tributaria pone al país “en línea con lo que sucede en el resto del mundo” y pretende acercar la política “del resto de países de la OCDE” donde “los ingresos personales tienen mayor tributación que lo que tienen en Chile”.
En ese sentido, el ministro descartó que la reforma tributaria provoque una fuga de las grandes riquezas del país.
“No tenemos ese susto de huida porque estamos moviéndonos al promedio de la OCDE, no creemos que estemos creando una situación excepcional sino una normalización de nuestro esquema tributario que en el mediano y largo plazo va a permitir abordar los desafíos que tenemos como país”, complementó.
Lo que dijo la OCDE por la fuga de capitales
En el informe Economic Survey, que se entregó durante la semana pasada, la OCDE mencionó el tema, específicamente en sus observaciones por el llamado “impuesto a los súper ricos”.
El documento analizó el impuesto al patrimonio (sobre quienes posean US$ 5 millones), señalando que “si bien la motivación de corregir las debilidades al gravar adecuadamente los ingresos del capital y del trabajo en el pasado puede tener algún mérito, las dificultades en la valoración de los activos y el riesgo de fuga de capitales pueden limitar los ingresos potenciales de un impuesto sobre el patrimonio”.