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Actualizado el 17 de Enero de 2023

Sobre el sufragio femenino en Chile

Pese a estas situaciones históricas, debieron pasar varios años para que las mujeres llegaran a tener puestos protagónicos en nuestra política.

Por Gabriela Vásquez Leyton
No obstante, a todo el camino recorrido, nuestros derechos y deberes ciudadanos siguen siendo diversos y desafiantes, donde la búsqueda de la igualdad sigue siendo una constante histórica.
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Gabriela Vásquez Leyton

Gabriela Vásquez Leyton es Académica de la Escuela de Educación de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales, UNAB, sede Viña del Mar.

El sufragio femenino en Chile es una consecución histórica, que debemos revalorar permanentemente. La lucha por esta conquista fue muy diferente a la que se dio en contextos europeos y norteamericanos, pues las chilenas no salieron a la calle a protestar o marchar, sino más bien se organizaron en clubes y asociaciones para debatir y difundir sus ideas, editaron periódicos que les permitieron difundir sus pensamientos en medio de la clase política tradicional y machista, que no siempre fue solidaria con sus aspiraciones.

Por ello, cuando en 1934 se aprobó el voto femenino para las elecciones municipales, no fue un hecho coyuntural o aislado sino más bien fue producto de un proceso que puso en una constante distintas dinámicas y devenires sociales, políticas y culturales. Así la proclamación de ley Nº 9.292 del 14 de Enero del 1949 marca la participación femenina en política para elecciones presidenciales como parlamentarias en nuestro país, cuando bajo el gobierno de Gabriel González Videla, y tras largos años de discusión en el Congreso, se instaura el voto universal para las mujeres, participando por primera vez en la elección presidencial de 1952, en donde fue electo Carlos Ibáñez de Campo. Gracias a este hecho nos convertimos en ciudadanas activas con poder de decisión a la hora de definir los destinos políticos de la nación.

Sin embargo, Chile fue el décimo país latinoamericano en conceder este beneficio, antes se había logrado en países como Ecuador (1929), Brasil, Uruguay y Cuba (1934), República Dominicana (1942), Guatemala (1945), Panamá (1946), Argentina y Venezuela (1947). Tras la promulgación de la Ley se comenzó a evidenciar como las mujeres fueron ganando terreno y ocupando cargos de relevancia en el Parlamento, así Inés Enríquez Frödden en marzo de 1951 fue elegida Diputada por la provincia de Concepción en una elección complementaria y María de la Cruz Toledo en 1953 asumió como la primera Senadora de la República.

Pese a estas situaciones históricas, debieron pasar varios años para que las mujeres llegaran a tener puestos protagónicos en nuestra política. Sin embargo, el punto más importante en este sentido fue cuando un 15 de enero del año 2006, Michelle Bachelet Jeria se proclamara victoriosa de la disputa electoral con un sorprendente 53,49% de los votos, respaldo popular que le permitiría comandar la primera magistratura de la nación. De esta forma, por primera vez, Chile tuvo una Presidenta de la República, elegida democráticamente.

No obstante, a todo el camino recorrido, nuestros derechos y deberes ciudadanos siguen siendo diversos y desafiantes, donde la búsqueda de la igualdad sigue siendo una constante histórica.

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