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Actualizado el 21 de Febrero de 2023

Ricardo Toro, ex director de la Onemi: “En un futuro cercano, las temperaturas no permitirán que los incendios forestales se apaguen fácilmente”

En conversación desde Asia, el ex encargado de la Oficina Nacional de Emergencias subraya la importancia de la planificación para evitar desastres como el que le tocó enfrentar en 2017 y la emergencia que actualmente asola el centro sur del país.

Por Carlos Saldivia
Ricardo Toro, el ex jefe de la Onemi.
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Como si hubiera sido una profecía, Ricardo Toro Tassara, el hombre que fue director y rostro de la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi) durante 12 años ininterrumpidos, advirtió de la necesidad de invertir en capacidades de prevención y respuesta de incendios forestales, en una entrevista con EL DÍNAMO, efectuada horas después de dejar su cargo, el 28 de noviembre pasado.

En aquella ocasión valoró y destacó las nuevas capacidades de coordinación, las nuevas herramientas y recursos de la entidad pública que reemplazó a la Onemi, el nuevo el Servicio Nacional de Prevención y Respuestas ante Desastres (Senapred). El cual todavía no tiene un director titular.

“Se requiere a futuro invertir en capacidades para la detección meteorológica, para el monitoreo de quebradas. También inversión en la gestión de paisaje, para evitar que se produzca confusión, con el objetivo de que cualquier descuido producto de un incendio forestal implique el empleo de muchos medios para poder detenerlo. Ese es el gran desafío que tiene Chile, que está calificado en el marco del cambio climático como altamente vulnerable, ya que cumple con siete de los nueve criterios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) para ser calificado como vulnerable”, afirmó en dicha entrevista respecto a los desafíos futuros de la ex Onemi o Senapred.

Ricardo Toro contó además que, al dejar la Onemi, quería tomarse un tiempo sabático, luego de estar 12 años prácticamente trabajando 24/7, más 38 años de servicios en el Ejército. Necesitaba “un buen descanso” y más tiempo para compartir con sus hijos y su pareja, que vive en el extranjero.

Por estos días, Ricardo Toro, desde una isla ubicada al sur de China, donde se encuentra con su pareja y algunos familiares, aún recuerda su conversación con EL DÍNAMO.

Para el ex jefe de la Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior, la necesidad de invertir en “gestión del paisaje” y las “consideraciones del cambio climático” son factores claves para enfrentar y prevenir incendios forestales como el que le tocó combatir en el verano de 2017, donde “no había diferencia entre el día y la noche y se hacía imposible poder detener el fuego, pedimos ayuda internacional porque estábamos sobrepasados”, según recuerda.

Ese verano, según Conaf, los incendios forestales se iniciaron el 14 de enero, con múltiples focos entre Coquimbo y Los Lagos, pero los núcleos de fuego más graves estaban en O’Higgins, Maule y Biobío, que en total superaron las 350.000 hectáreas quemadas. En esa ocasión, Ricardo Toro coordinó la ayuda internacional de 18 países, incluyendo la llegada del aún recordado avión ruso Ilyushin Il-76, que tenía una capacidad para cargar 43 toneladas de agua.

“Focalizarnos en la reducción del riesgo de desastres es uno de los mayores desafíos en los años que vienen”

En los últimos días, en algunas zonas del Biobío, alcaldes y afectados por los gigantescos incendios han preguntado por Toro. También lo han llamado para pedirle entrevistas de diversos medios de prensa, pero el ex director de la Onemi explica desde Asia que “prefiere no hablar de la contingencia actual”.

Sin embargo, consciente de su difícilmente equiparable experiencia en desastres naturales, entregó a EL DÍNAMO algunas “reflexiones sobre el futuro” de las amenazas y emergencias como los actuales incendios, el cambio climático y los desafíos del Estado ante los desastres naturales.

“Comprender la situación que enfrentamos y la importancia de focalizarnos en la reducción del riesgo de desastres es uno de los mayores desafíos en los años que vienen. Es prioritario abocarse con voluntad a ello, de una decidida acción coordinada y colaborativa entre las comunidades entre lo público y lo privado, dirigido principalmente a la prevención con el objeto de que ante un evento devastador no quede todo relegado a lo que se pueda lograr con la respuesta”, señala Ricardo Toro.

Y agrega: “Para lo que viene no se puede descansar sólo en capacidades para la respuesta. En un futuro cercano, las temperaturas extremas no permitirán que los incendios se apaguen (fácilmente) porque no habrá capacidades suficientes (para combatir los incendios forestales). La estrategia principal debe ser mitigar mediante la disminución del combustible a través de la gestión del paisaje”.

—¿ Cuáles diría usted que serían los desafíos del Estado en la disminución del riesgo de desastres?

Los desafíos prioritarios del Estado en el ámbito de reducción del riesgo de desastres están claramente tipificados en la Ley 21.364, que está en proceso de implementación, e involucran al nuevo Servicio Nacional de Prevención y Respuestas ante Desastres. Sus alcances obligan a reforzar seis sistemas cardinales. Ese es el corazón de las acciones a realizar.

— ¿Son los seis puntos que usted mencionó en una reciente columna en El Mercurio?

—Sí. Lo primero es llevar a cabo con determinación las iniciativas que permitan la adaptación al cambio climático. El segundo, priorizar las tareas de mitigación y preparación para reducir el riesgo de desastres y lograr resiliencia. El tercero, reforzar en las comunidades la comprensión del riesgo de desastres y entrenarlas para enfrentar adecuada y oportunamente los eventos a través de ejercicios de simulacro. Cuarto, asegurar la disponibilidad de recursos o capacidades en el nivel comunal y reforzar el liderazgo de la gestión de riesgo de los tomadores de decisiones mediante una acertada planificación y ejercicio de simulación.

— ¿Simulacros como los ejercicios de tsunami que hubo alguna vez?

— Así es. Es importante entender que hay que disminuir las vulnerabilidades. Un buen ejercicio es comparar a Chile con Turquía. ¿Qué habría pasado si no se hubiese creado la norma sismo resistente en los años 30 y solo se hubiese pensado en solucionar la afectación de ese momento? (…). El quinto punto, es ejecutar una gobernanza integrada, vinculando los objetivos de leyes y políticas públicas que apuntan al mismo proceso para fortalecer una eficiente conducción. El sexto, en clasificar la alianza público privada tanto en prevención como en la respuesta con un relacionamiento directo con las localidades de su entorno, las desvinculadas y las afectas a las zonas de riesgo. Para lograr esta mitigación, las alianzas público privadas son claves por el nivel de recursos que se requieren. Éstos son los desafíos prioritarios del Estado en el ámbito de reducción del riesgo de desastres, que están claramente tipificado en la ley 21.364”.

— ¿Es el segundo punto el más importante?

Son cardinales los seis, porque todos deben desarrollarse de manera integrada. No sirve potenciar uno más que el otro. No obstante, estos tienen un orden de desarrollo distinto, las capacidades son más inmediatas que la gobernanza integrada, por ejemplo. Mientras que la disminución de las vulnerabilidades territoriales es de mediano y largo plazo. En esto es relevante la implementación de la Ley 21.364, que creó el Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SINAPRED) y el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED) reconociendo los avances que hubo en el Sistema Nacional de Protección Civil y de Onemi, a los que reemplaza, y los institucionaliza, lo refuerza y lo estandariza centrado en la prevención y en la territorialidad. Es un cambio muy importante, porque ahí está tipificado todo lo que Chile necesita.

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