El Indopacífico y la India
India no será un socio incondicional de Estados Unidos o de cualquiera otra potencia del Indo Pacífico. Como lo ha demostrado este país, su orientación ha sido eminentemente pragmática, de acuerdo con sus intereses inmediatos y de largo plazo.
Juan Pablo Glasinovic Vernon es abogado
Sabido es que las palabras pueden constituir una realidad, más aún si hay un sustento objetivo. Por razones políticas relacionadas con la pugna entre China y Estados Unidos, desde hace unos años en este último país y sus aliados, se viene hablando del Indo Pacífico en vez de la acepción original del Asia Pacífico, con el evidente propósito de hacer parte a la India de esta dinámica y estratégica región (como contrapeso a China), en la cual se sitúan el mayor dinamismo económico, la innovación y tecnología, pero también importantes riesgos en materia de seguridad con países que cuentan con grandes y sofisticadas capacidades militares.
La construcción del discurso ha sido acompañada por una creciente presencia india en esta región, acicateada por la necesidad, pero también por las oportunidades.
Por el lado de la necesidad, la tensa relación fronteriza con China, con algunos enfrentamientos y muertes en escaramuzas en los años recientes, y la continua dinámica en curso de asegurar territorio ocupándolo, especialmente por parte de China (la extensa frontera entre ambos países no está delimitada con reclamaciones mutuas de territorios) en torno a lo que se denomina la “línea de control”, ha impulsado a la India a fortalecer su seguridad profundizando los lazos con sus aliados, así como buscando nuevas alianzas.
Entre las nuevas alianzas se cuenta el Quad, esquema básicamente de seguridad frente a China, conformado por Australia, Estados Unidos, Japón e India.
Junto con lo anterior, el gobierno indio ha implementado una activa estrategia de acercamiento y posicionamiento regional con énfasis en ASEAN, Japón y Australia. Esto es reciente, pero ya se están viendo cambios importantes.
En noviembre pasado, con motivo de la cumbre ASEAN-India en Camboya, las partes suscribieron la declaración conjunta “Asociación Estratégica Integral ASEAN-India” en la cual establecen una amplia cooperación en una multiplicidad de temas con el propósito de elevar la relación a un nivel estratégico. Destacan, en el contenido, el reiterado uso del término “Indo Pacífico” (donde antes se utilizaba “Asia Pacífico”). También resalta la incorporación de la dimensión de seguridad, con la expresa mención de la seguridad marítima y la libertad de navegación en lo que constituye un mensaje directo a China y sus pretensiones en el Mar del Sur de la China que considera como aguas territoriales, lo que afecta directamente a varios de los miembros de ASEAN.
Para ASEAN sin duda que el interés de la India por la región y su protagonismo es una muy buena noticia, porque abre al bloque la posibilidad de romper la lógica bipolar (China-Estados Unidos) que se está instalando en la zona y que sería fatal para la proyección y desarrollo de estos países, que pueden prosperar manteniendo una autonomía importante siempre que logren conservar cierta distancia con las potencias china y estadounidense.
Esta potente declaración ha sido acompañada de gestos y acciones relevantes. En febrero recién pasado, el submarino indio INS Sindhukesari se convirtió en el primer sumergible de este país en anclar en un puerto de Indonesia, proyectando al poderío naval indio desde su tradicional zona de influencia en el océano Índico.
Adicionalmente y en el mismo mes, la India culminó el primer entrenamiento de un contingente militar filipino en la operación y mantención del sistema de misiles antibuque BrahMos con base en tierra, que se entregarán a este país durante el 2023, proporcionándole una capacidad de defensa marítima relativamente barata y efectiva (debemos recordar que Filipinas ha tenido varias escaramuzas con buques chinos). La India también está en conversaciones con otros países de la región, como Indonesia, Vietnam, Malasia, Tailandia y Myanmar, para la venta del BrahMos y otros sistemas de defensa, en un momento en que el país del sur de Asia está ampliando su industria armamentística autóctona.
Otras acciones indias destacables son haber proporcionado a Myanmar su primer submarino y poner en marcha la línea de crédito de defensa de 100 millones de dólares con Vietnam. También impulsar la cooperación entre los ejércitos con Tailandia y ampliar el alcance de la cooperación en materia de defensa con Malasia e Indonesia. Nueva Delhi ha ido consolidando de forma proactiva su papel como socio de confianza en materia de seguridad y creador de capacidades en el Sudeste Asiático.
Por último, durante el primer semestre de este año se celebrará el primer ejercicio marítimo ASEAN-India.
En la visión estratégica india, esta proyección hacia el Pacífico es la forma más efectiva de romper con el cerco que percibe que China está tejiendo a su alrededor (y de obligar a este país a dividir sus fuerzas), con la estrecha alianza con Pakistán y el permanente coqueteo con otros estados como Sri Lanka, Bangladesh y Myanmar para sumarlos en esa dinámica.
A la ofensiva diplomática india con foco en ASEAN, se suman unas re-energizadas relaciones con Japón y Australia que entre otras cosas se han traducido en esquemas trilaterales con países de ASEAN como el eje Australia-Indonesia-India y Japón-Viernam-India, para abordar más concretamente asuntos de interés común.
La pregunta natural que ronda ansiosamente en la región del Indo Pacífico y especialmente en ASEAN, es si este acercamiento se mantendrá en el tiempo, más allá del gobierno de Modi, gestor e impulsor de esta nueva dinámica. Aunque no hay certezas, si nos atenemos al historial anterior de los vínculos regionales, es poco probable que India se retire, tanto por razones de seguridad como por las oportunidades económicas y de cooperación que se abren con varios países y especialmente con la misma ASEAN.
Lo anterior no significa que la India será un socio incondicional de Estados Unidos o de cualquiera otra potencia del Indo Pacífico. Como lo ha demostrado este país, su orientación ha sido eminentemente pragmática, de acuerdo con sus intereses inmediatos y de largo plazo. Ello queda en evidencia por ejemplo en la mantención de los vínculos con Rusia, lo que se explica en parte por su dependencia del armamento ruso, pero que le ha permitido también comprar petróleo más barato de ese país y asegurar el suministro de fertilizantes esenciales para su agricultura y su inmensa población.
El rol de la India en esta región está dándole un sentido real y material al concepto del Indo Pacífico y este país está muy consciente de que es un socio demandado. Si sabe responder a esa demanda sin duda que cosechará grandes beneficios, al mismo tiempo que ayudará a difuminar el eje China-Estados Unidos y sus riesgos de conflagración (según la teoría del balance del poder en las relaciones internacionales). Pero esto último le exigirá a la política exterior india un fino manejo para fortalecer alianzas sin casarse y sin permitir que la dinámica con China sea el exclusivo estímulo de sus estrategia y acciones. Porque, de ocurrir aquello, en vez de prevenir la posibilidad de un gran conflicto, acentuará las probabilidades de su ocurrencia.
Está claro que la región del Indo Pacífico incrementa aún más su importancia, incluyendo por supuesto para nuestro país. En adelante la India no puede desvincularse de nuestra política hacia esa zona.