Educación ciudadana, SIMCE y convivencia
Contrastar buenas prácticas ciudadanas con la realidad es un excelente ejercicio para ir formando en ciudadanía e ir desarrollando pensamiento crítico.
Marcelo Trivelli es presidente de Fundación Semilla
Recientemente se han dado a conocer los resultados del SIMCE (sistema nacional de evaluación de resultados de aprendizaje) del año 2022. Hay una baja en matemáticas y lectura comparado con el año 2018; no se aplicó el año 2020 por la pandemia de COVID-19.
Sin prueba de por medio, pero con observaciones al regreso a clases presenciales, se diagnostica también un deterioro en la convivencia y en la salud mental tanto de estudiantes como de profesores. Se interpretan estas observaciones como falta de socialización que provee el compartir con otras personas en el ámbito escolar.
No hay prueba ni observación que nos dé luces sobre cómo se comportan los valores y conductas ciudadanas antes y después de la pandemia, pero al igual que en los dos ámbitos anteriores hay un deterioro que viene arrastrándose desde hace muchos años atrás.
Harto se ha dicho y escrito sobre SIMCE y convivencia, pero poco o nada sobre formación ciudadana, aun cuando vivir de acuerdo con valores y conductas ciudadanas contribuye de manera significativa en la calidad de la convivencia.
La educación ciudadana trasciende del sistema educacional. La escuela puede y debe sistematizar y poner en práctica los valores y conductas ciudadanas, pero no tiene cómo hacer de contrapeso al mal ejemplo de líderes de opinión y autoridades que no logran dimensionar el impacto que generan en niñas, niños y jóvenes.
En los últimos días, los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales han estado cargadas con la noticia de un “Honorable” diputado de la República que grabó sin autorización una conversación con el presidente Boric y la entregó a periodistas ávidos de un golpe noticioso.
La Justicia determinará si este hecho es constitutivo de delito, pero en el ámbito ético, es claramente una trasgresión a valores y conductas ciudadanas; no se hace pública una conversación a no ser que ambas partes estén de acuerdo.
Contrastar buenas prácticas ciudadanas con la realidad es un excelente ejercicio para ir formando en ciudadanía e ir desarrollando pensamiento crítico. Es una metodología eficiente y entretenida que mantiene el interés del estudiantado y les permite, además, aplicarla en la vida diaria que está plagada de noticias falsas, agresiones y violencias.
Es muy esperanzador el interés demostrado por jóvenes estudiantes de las regiones Metropolitana de Santiago y del Maule en formación ciudadana y prevención de violencias. Gracias al apoyo de las respectivas gobernaciones y consejos regionales y la ejecución de Fundación Semilla, este mes culminan su formación como líderes y lideresas por la no violencia, 460 y 320 estudiantes en cada una de estas regiones respectivamente.
La escuela y el sistema educacional tienen como objetivo formar a niñas, niños y jóvenes de manera integral y esto significa dar igual importancia al aprendizaje de lectura, matemáticas y otras materias tanto como a convivencia y ciudadanía, entendiendo que no son dos ámbitos contrapuestos, sino complementarios, posibles de imbricar y potenciar entre sí.