Lo que dejó el Mapocho: reducir las bolsas plásticas
Si bien en Chile, hemos aprendido como sociedad sobre la disminución del uso de las bolsas plásticas, siendo el primer país de Latinoamérica en prohibirlas en el comercio, es necesario que no sólo los consumidores nos responsabilicemos de esto, sino que también los productores.
Pero también urge que los gobiernos ordenen normativas y medidas de fiscalización ambiental en este plano, concretas y efectivas, para que no dependamos solamente de la voluntad del sector empresarial y los consumidores. AGENCIA UNO/ARCHIVO
Matías Asun es director nacional de Greenpeace
Luego de las inundaciones producto de las lluvias de la semana del 21 de junio pasado se visibilizó una imagen que nutrió la prensa nacional. Más de 250 toneladas de basura fueron recopiladas en el cauce del río Mapocho. Un afluente de desperdicios domésticos, artefactos en desuso y a la vista de todos y todas, toneladas de plástico y en espacial bolsas a destajo.
Hoy se celebra el Día Internacional libre de bolsas de plástico, con un objetivo claro: reducir las de un solo uso y fomentar su consumo responsable. En Chile contamos con una legislación ambiental para la regulación del uso de las bolsas plásticas, sin embargo el problema pareciera avanzar a pasos agigantados, en un conflicto que arrastramos hace casi un siglo. Claramente no ha sido suficiente.
Las bolsas de plástico en su proceso de degradación en el ambiente se convierten en microplásticos que luego son ingeridos por diferentes especies marinas y animales; estos, a su vez, acumulan este material en su interior ocupando espacio que debería ser usado en la absorción de su respectiva alimentación.
En el caso de los humanos, no hay mayor diferencia. Diversos estudios corroboran que actualmente el ser humano ingiere de alguna u otra forma, por inhalación o ingesta, micro plásticos -entre otros residuos de bolsas plásticas- acumulándose en distintos órganos del cuerpo. Un problema de salud pública.
La responsabilidad principal de la basura que generan las bolsas plásticas es de quienes las emiten, es decir, de las empresas. La Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), en este sentido, va en el camino correcto: establece que quienes generan residuos deben hacerse cargo de gestionarlo, de internalizar los costos y externalidades negativas del proceso de manejo de estos. Al año 2030-36 existe una meta clara, que a través de los productos como embalajes y envases se buscan que se reduzcan y se valoricen el 60% de estos productos.
Si bien en Chile, hemos aprendido como sociedad sobre la disminución del uso de las bolsas plásticas, siendo el primer país de Latinoamérica en prohibirlas en el comercio, es necesario que no sólo los consumidores nos responsabilicemos de esto, sino que también los productores.
Con esta evidencia de lo que todos fuimos testigos, el camino que proponemos exige reducir de forma efectiva el consumo de bolsas plásticas y optar por un consumo responsable. Pero también urge que los gobiernos ordenen normativas y medidas de fiscalización ambiental en este plano, concretas y efectivas, para que no dependamos solamente de la voluntad del sector empresarial y los consumidores.
