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28 de Julio de 2023

Educación inicial: recuperar el norte

La educación inicial juega un papel fundamental en el desarrollo neurológico de los niños y genera mayores retornos a la sociedad que cualquier otra etapa educativa. Existe evidencia, para el caso de Chile, de que asistir al jardín infantil disminuye las probabilidades de repitencia y deserción escolar.

Al excluir a los niños y niñas de la educación durante esta etapa, se limita, en la práctica, su potencial aprendizaje futuro y sus oportunidades de participación en el sistema educativo. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Manuel Villaseca Vial director de Estudios Acción Educar, y Agustín Foxley Bolocco, investigador Acción Educar

La encuesta CASEN 2022 reveló un preocupante panorama para la educación de párvulos. Al analizar los datos entre los años 2017 y 2022, observamos que no solo disminuyó la cobertura de la educación para los niños entre 3 y 5 años, sino que, además, ha empeorado la percepción de los apoderados sobre la necesidad de la educación inicial. En específico, el porcentaje de niños y niñas que asisten a la educación formal en dicho tramo etario cayó, desde 79% en 2017 a 75% en 2022. Un 10,8% de los apoderados de los individuos que no asisten pensaban, en 2017, que ello no era necesario por su edad. En 2022, dicho porcentaje creció a 15,8%.

La educación inicial juega un papel fundamental en el desarrollo neurológico de los niños y genera mayores retornos a la sociedad que cualquier otra etapa educativa. Existe evidencia, para el caso de Chile, de que asistir al jardín infantil disminuye las probabilidades de repitencia y deserción escolar (Cortázar et al., 2019). Sabemos, además, que los beneficios de la educación preescolar permanecen en el tiempo. Al excluir a los niños y niñas de la educación durante esta etapa, se limita, en la práctica, su potencial aprendizaje futuro y sus oportunidades de participación en el sistema educativo.

La baja en la cobertura y en la valoración de la educación parvularia interactuó perjudicialmente con la crisis educacional pandémica. Un estudio realizado por el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica (CEEL UC) halló que, a fines de 2020, ya se evidenciaba un deterioro significativo en las habilidades de los niños de entre 3 y 4 años para distinguir, identificar y nombrar imágenes en comparación al año 2017. Este año se realizará nuevamente la encuesta que permitirá actualizar esta información (Encuesta Longitudinal de Primera Infancia, o ELPI). Los datos que entregue la ELPI 2023 podrían optimizar la política pública de primera infancia.

El deterioro de la educación inicial tendrá efectos de corto, mediano y largo plazo. Amenaza con convertir la crisis educativa actual en una grieta gigantesca y definitiva en nuestro sistema educativo y en nuestra sociedad: menores habilidades y conocimientos, mayores índices de comportamiento antisocial y peor salud, arrastrándose por décadas en el futuro. Las medidas gubernamentales para la reactivación educativa, en el caso de la educación inicial, han sido manifiestamente insuficientes (e.g. orientaciones para la promoción de la asistencia y el denominado Maletín Socioemocional). Se necesitan acciones efectivas, focalizadas y duraderas para mejorar la valoración por la educación inicial, que den cuenta de sus probados beneficios y de las consecuencias que traerá no asistir.

La urgencia de este problema es máxima, por las razones expuestas hasta ahora. La renuncia a considerar la educación inicial como una prioridad en las políticas públicas es y será un costo enorme, no sólo para los niños y niñas afectados, sino para toda la sociedad chilena, futura y presente. Actuar ahora es perentorio. Esperamos las autoridades educativas lo tengan en cuenta.

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