Educación vespertina, acceso y desinformación

Actualmente, la matrícula de estudiantes adultos en Chile alcanza las 136.814 personas, distribuidas en 744 establecimientos que imparten esta modalidad. El 49% de las mencionadas instituciones funcionan con financiamiento particular subvencionado.

La mayoría de los alumnos que ingresa a estos establecimientos señala que busca terminar de forma más expedita la enseñanza media. Sin embargo, si analizamos en mayor profundidad y ahondamos en las expectativas, cabe preguntarse si todas las personas que estudian en horario vespertino lo hacen con el único fin de concluir este nivel de educación.

A diferencia de lo que se piensa comúnmente, la edad promedio de estos alumnos es de 28 años; por lo tanto, son jóvenes que podrían estudiar en la educación superior, pero que no están accediendo a ella. Existe la idea de que el objetivo de la modalidad vespertina es únicamente finalizar la educación secundaria, pero a partir del trabajo con estudiantes adultos, podemos concluir que eso dista bastante de la realidad.

Esta creencia está tan arraigada que incluso se refleja en nuestras políticas públicas. Por ejemplo, el Programa de Acceso a la Educación Superior (PACE) es una excelente política educativa, pero solo se imparte en establecimientos diurnos. Por lo tanto, la información sobre beneficios y acceso a la educación superior no llega a los estudiantes vespertinos.

Hemos trabajado con estos jóvenes y observamos que, debido a motivos personales, laborales y de distintos tipos, tuvieron que abandonar el sistema educativo diurno. Sin embargo, esto no significa que no deseen seguir estudiando y/o explorando sus intereses y competencias.

Si analizamos los datos de postulación al Formulario Único de Acreditación Socioeconómica (FUAS), observamos que el 74% de los alumnos vespertinos no realiza los trámites para continuar una carrera, en comparación con el 68% de los alumnos diurnos que sí lo hace. Además, las cifras indican que un 83% de los estudiantes adultos no se matricula en la educación superior.

Entendiendo que se trata de adultos que ya manifiestan interés por estudiar, debemos cuestionarnos cuánto influye el desconocimiento sobre becas y beneficios en la decisión de no continuar una carrera en las distintas instituciones de educación superior.

Es una realidad que observamos a diario. La falta de información influye tanto en la postulación a las entidades educativas como en la solicitud de beneficios. Los estudiantes vespertinos normalmente cuentan con escasa información sobre las instituciones de educación superior; desconocen qué carreras se imparten en ellas y desconocen las formas de acceder. Además, evidencian tener poca información sobre la Prueba de Acceso (PAES).

Esta problemática generada por el desconocimiento se vuelve aún más evidente cuando hablamos de beneficios estatales y privados. En innumerables ocasiones, nos encontramos con casos de estudiantes adultos que no postulan porque creen que su edad o el hecho de estar finalizando la enseñanza media en modalidad vespertina podría ser una causa para que no se les otorguen becas, e incluso la gratuidad.

Lo descrito anteriormente es una realidad alarmante. Debe ser motivo de preocupación que la información sobre el acceso a la educación superior y la solicitud de beneficios solo llegue a algunos estudiantes y no a la totalidad de ellos, ya que esto se traduce en una pérdida de oportunidades y en la fuga de talentos para el país, lo cual no podemos permitir.