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Actualizado el 16 de Septiembre de 2023

Patria querida

Nuestro Chile no es perfecto y es consecuencia de los claroscuros del devenir que nos arroja al presente; desde lo que nos confronta o nos convoca celebramos y hacemos esta pausa para soñar una patria desde la cual existir y trascender.

AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Enrique Morales Mery

Enrique Morales Mery es cientista político

Hay una patria que emerge de los desencuentros, de los enfrentamientos y los profundos desacuerdos. Es una patria que ha respirado guerras civiles, intervenciones de las fuerzas armadas, muertes, torturas y exilios; una patria que ha ido pateando piedras y sobreviviendo a las polvaredas de la historia. A veces encuentra discursos sensatos y otras tantas se enciende envuelta en palabras de odio y fanatismo. Se le escucha unida tras un himno entonado en campos deportivos o jornadas de solidaridad y al mismo tiempo se le escucha desunida en medio de las protestas, estallidos y gritos de euforia.

El sufrimiento de las tragedias naturales y no tan naturales toca cada cierto tiempo a su puerta y la patria se resiste a dialogar con sus demonios, con sus luces y con sus carencias de buen juicio. Acude a sus imaginarios, a sus sueños de unidad, a sus resabios de paz e intenta continuar una y otra vez. Aparecen los bailes, los trajes típicos, las ganas de triunfo, los paisajes idílicos y a la par nos volvemos a preguntar si nuestra pertenencia, nuestro futuro común y el cómo construir la casa, nos cobijan a todos y todas.

La reflexión personal es un buen ejercicio en estas fechas, en estos recodos, muy necesaria para no caer en la indiferencia, en el sinsentido o en la recurrente sensación de que todo lo que acontece está fuera de mi influencia o simplemente no me concierne. Ocurra lo que ocurra hay que seguir trabajando se escucha decir… mientras la vida cotidiana sigue forjándose cerca o lejos de los engranajes de la sociedad más amplia. Nuestro Chile no es perfecto y es consecuencia de los claroscuros del devenir que nos arroja al presente; desde lo que nos confronta o nos convoca celebramos y hacemos esta pausa para soñar una patria desde la cual existir y trascender. Aquí vivo y aquí quiero seguir viviendo, aquí sueño y desde aquí quiero seguir soñando; quiero un país fraterno, que mire hacia el futuro y a la vez recoja la memoria del dolor, de los errores y horrores para forjar lo que no conoce y que sin embargo nos hace bien.

Chile hoy es más diverso que nunca, más consciente de la inclusión, un país heterogéneo, conviviendo con sus rabias, sus arcoíris, sus ídolos, sus héroes y sus propios fantasmas. Ese país lleva tiempo jugando al blanco y negro, al ganas tú para perder yo, a idas y vueltas que consagran buenas intenciones con finales inacabados. Patria querida, me resuena de fondo Fernando Ubiergo, aquí quiero volver a oír el discurso de los demócratas incansables, de los poetas que encumbran las posibilidades, de los deportistas que saben que nada es imposible, volver a tocar lo épico y edificante.

Es la hora de izar la humildad cívica, la probidad, la reciprocidad, de enarbolar la deliberación como base del diálogo profundo. Es la hora de no indultar lo que desune y muy por el contrario valorar al Chile responsable, trabajador, a ese país reconciliado hace mucho tiempo y que se levanta día tras día para no retroceder jamás. La bandera de la gobernabilidad, de la productividad, de la integración social y el respeto mutuo debe ondear a plenitud. Todo esto no como un panfleto, no como un discurso plagado de retórica barata, no como el premio de vencedores sobre vencidos. Nada de eso nos ha reconciliado, nada de eso ha posibilitado los acuerdos. Es hora del Chile que no conocemos, uno que se asienta en cada uno de nosotros y que aspira a la casa común, a ese regalo de escribir la historia desde una patria democrática. Una historia distante del patrioterismo, distante del populismo y de los extremistas de izquierdas y derechas que han eternizado nuestras peores jornadas. Patria querida en ti queremos vivir, soñar y trascender.

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