Estimado Gabriel
Presidente Boric: le pido que eche un vistazo a nuestro mundo. Estamos viviendo en uno donde la comunicación y por lo tanto la información es tan avanzada que ya apenas ocurra algo, nos enteramos inmediatamente.
Mientras el país está dividiéndose cada vez más por las exageradas propagandas del En Contra y A Favor – no exentas de mentiras y populismo – nuestro juvenil presidente se las pasa en la Antártida, acompañando al secretario general dela ONU en su campaña de pegarle un frenazo al calentamiento global. Total, somos un país rico, con muchos excedentes de plata para permitir un gastito más y pagar una comitiva presidencial, con tres ministros y solo Dios sabe cuántos acompañantes indispensables en la magna tarea. Tranquilas y tranquilos: Boric y Gutierres salvarán el planeta. Como siempre, nuestro mandatario cumple con su palabra y reciente promesa que basta de viajes, me voy a dedicar a gobernar y enderezar al país. Al fin y al cabo, una parte del continente blanco la declaramos como nuestra (nadie lo reconoció..), así que el Presi está en casa.
Además, no se puede dejar solito al de la ONU – jefe de uno de los domicilios de la izquierda mundial, como la Internacional Socialista, el Foro de Sao Paulo y otros – a ver si se nos pierde en algún iceberg, desprendido a consecuencia del calentamiento. De paso, visita su amada tierra natal para anunciar pomposa- y personalmente lo que esa recibirá del presupuesto – léase: nuestro bolsillo – para a lo mejor acarrear algún que otro simpatizante de la Región que menos lo quiere.
Veremos por qué medio viajará a Buenos Aires para presenciar la asunción del recién elegido Milei como presidente de nuestro más importante vecino. También, qué cortejo llevará. Ojalá sea en LATAM, aunque sea en primera clase y aunque no se pueda hacer la travesía en pijama. Siempre será un ahorro y del costo algo retornará a Chile. De paso reconozco que me equivoqué fierro al pronosticar que el candidato peronista ganará el balotaje. Ha pasado algo parecido de lo de Chile con la Constitución: la centroderecha facilita la llegada de la extrema. Parece ser el destino latinoamericano; el centro como que no existe y los extremos nos arrastran una y otra vez más: siempre hacia abajo.
Ya sé que no arriesgo que mis críticas sean rebotadas por Camila: no soy tan importante. Pero escribo, porque cada letra es un granito de arena en la aparentemente estéril pelea por el cambio de mentalidad de nuestro Presidente. Boric podría terminar su mandato en cierto equilibro en vez de bochorno si decidiera promover una política que atraiga la inversión; hasta el legislativo le ayudaría a pesar de no contar con mayoría en sus filas. Es evidente que también debería hacer unos cuántos cambios en el Gabinete: no porque lo pida la oposición, sino por el desgaste de varios de sus miembros, chamuscados por errores, metidas de pata, salpicados de – si no envueltos en – corrupción y clientelismo. Los proyectos originales del PC y FA que lo llevaron a la presidencia, eran de por sí no solo incumplibles sino viciados de retóricas ideológicas, sin base real de realismo y siguen arrastrando al país a una crisis más profunda al insistir en el igualitarismo. Igualitarismo = socialismo = emprendimiento reprimido = apatía = pobreza generalizada y dependencia del individuo del Estado. Y finalmente, casi siempre, dictadura.
La torpeza – no quiero insinuar intención – en el des-manejo en la seguridad pública, principal problema del momento, me hace recordar las palabras de Ronald Rivera: ”La subversión debe hacerse con delincuentes…” La frase trae malos recuerdos al Presidente, pues torcieron las circunstancias en las que la citó; pero hoy está pasando exactamente esto en Chile: los delincuentes, el crimen organizado importado y local, el narco están subvirtiendo a nuestro país, transformándolo en una nueva Colombia, México u Honduras. La delincuencia es tan destructiva como el terrorismo: siembra miedo, secuestros, robos, asesinatos hasta en las calle a pleno días. Hoy la gente ya no solo teme salir de su casa sino a que la asalten en ella. Despojarnos a la fuerza de lo que tú y yo tenemos gracias a nuestro esfuerzo, lastimándonos – o incluso liquidándonos – para que un criminal lo disfrute, es igual a una revolución que nos lleva a la pobreza y la tiranía. Nuestro país, antaño modelo de honestidad, está cayendo en manos de malhechores de guante tanto negro como blanco. Nos acercamos a un punto de corrupción y criminalidad sin retorno que impide el desarrollo, espanta la inversión, retrasa y de a poco liquida el acceso a la educación, salud y progreso.
Presidente Boric: le pido que eche un vistazo a nuestro mundo. Estamos viviendo en uno donde la comunicación y por lo tanto la información es tan avanzada que ya apenas ocurra algo, nos enteramos inmediatamente. Tenemos un mundo EVIDENTE. Un solo vistazo basta que evidenciemos quien, qué país, qué régimen y sociedad está mal, o está bien. Mientras unos están construyendo generadores eólicos de 250 metros de altura en alta mar para proveer de energía limpia y barata a su población, otros están rogando de rodillas que UNESCO entregue un sobre de alimento a sus niños desnudos que mueren de hambre. Y, en el medio, países como el nuestro. Así está nuestro mundo en que solo se necesita echar un vistazo y buena voluntad para decidir a cuál de los sistemas queremos pertenecer. Es tan sencillo y tan evidente. Fíjese en el nivel de vida, en la seguridad, en la educación, la protección de salud, la cultura de unos y otros. ¿En serio cree que siguiendo su doctrina llegaremos a donde los países a imitar llegaron? ¿Quién protege más a sus ciudadanos: Dinamarca o Venezuela, Nueva Zelanda o Congo, Finlandia o Rusia. Australia o Cuba? ¿Cuál es entonces la EVIDENTE la inequívoca elección? ¿Se da cuenta, Presidente? ¿Quiere pasar a la Historia como el hombre que encaminó a Chile al desarrollo y bienestar, o quiere que su nombre solo aparezca en alguna página de nuestras efemérides que es mejor olvidar?
Usted tiene la elección y, ojalá, inteligencia y comprensión suficientes. Falta la voluntad nomás. Yo ya ni disfrutaré ni sufriré lo que dependa de su decisión; solo pienso en las nuevas generaciones, que incluyen a Usted.