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Actualizado el 29 de Noviembre de 2023

Los desafíos del financiamiento de la educación superior y la desinformación

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Valentina Gran

Valentina Gran es directora ejecutiva de Fundación por una Carrera.

Un total de 287.599 estudiantes rindieron esta semana la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) para la admisión 2024. Según los datos oficiales entregados por el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (DEMRE) son 12.386 personas inscritas más que el año pasado, es decir, un aumento del 4,5%.

Anualmente, tras la conclusión de este proceso, los jóvenes que participaron en esta dinámica manifiestan incertidumbres acerca de la financiación de la educación superior. Sus principales inquietudes se centran en la posibilidad de acceder a becas y créditos que les permitan dar continuidad a estudios posteriores a la educación media o técnico-profesional.

En la actualidad, existen cientos de beneficios a los que se puede acceder; sin embargo, una proporción significativa de estudiantes se encuentra desinformada respecto a su existencia o manifiesta dudas en relación con sus mecanismos operativos, los procedimientos de postulación y los requisitos esenciales asociados. Este es un escenario que se arrastra hace años y que debe ser abordado como una de nuestras prioridades país.

Según cifras del Ministerio de Educación para el período 2022, un 40,2% de los estudiantes de cuarto medio no postuló a los beneficios para acceder a la educación superior. Observamos anualmente cómo un número significativo de estudiantes cree erróneamente que para obtener gratuidad es necesario contar con promedios sobresalientes, lo cual no es el caso. Además, aquellos jóvenes que llegan a postular al Formulario Único de Acreditación Socioeconómica no se informan acerca de las instituciones que están adscritas a la gratuidad. En consecuencia, se matriculan en otras instituciones y pierden el beneficio.

Las estadísticas oficiales disponibles indican que más de 10.000 jóvenes financian sus estudios universitarios mediante la combinación estratégica de becas y créditos estatales. Asimismo, se encuentran numerosos beneficios proporcionados por entidades privadas que posibilitan la conformación de “packs” con los recursos públicos, destinados a financiar la educación superior, mitigando así el riesgo de exclusión por insuficiencia de recursos.

En medio del trabajo que realiza Fundación por una Carrera, notamos que la mayoría de los jóvenes tiende a solicitar solo una beca, o limitarse a las becas estatales. Por esta razón, la sugerencia es postular a la mayor cantidad de becas posible, centrándose especialmente en aquellas que puedan complementarse entre sí.

Es en ese punto específico donde las becas privadas se convierten en un respaldo para miles de jóvenes que inician su educación superior, ya que posibilitan complementar las becas otorgadas por el Estado. Además, al presentar requisitos distintos a las becas estatales, representan una excelente alternativa para aquellos que no califican para la gratuidad o las becas del ministerio. Es más, hay diversos tipos de respaldos que facilitan el financiamiento de la carrera y los gastos vinculados al proceso de estudio. Esto incluye aspectos como el alojamiento, transporte, alimentación e incluso los materiales a menudo necesarios para ciertos cursos en determinadas carreras.

Comprendiendo las necesidades presentes en Chile, no podemos tolerar que estudiantes posterguen o abandonen la educación superior debido a la falta de financiamiento, especialmente cuando existen numerosas opciones disponibles. La ampliación o establecimiento de beneficios, tanto públicos como privados, sigue una política acertada; sin embargo, puede resultar completamente ineficaz si no logramos comunicar esta información de manera efectiva a aquellos que necesitan estos recursos.

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