Salud y nueva Constitución ¿La solución a todos los problemas?
La salud de las personas no es un juego, debe ser tomada con la seriedad y el amor que merece, porque las personas de la sociedad chilena dependen de ello.
Isidora Baquedano es directora de Pensando Chile, Fundación Chile Siempre.
En Chile hay alrededor de 20 millones de personas, las cuales son atendidas de servicios de salud público o privado día a día. La salud es un aspecto fundamental a lo largo de la vida. Si una persona presenta una enfermedad, ésta afecta directamente a su familia, amigos, cercanos, a los establecimientos sanitarios y, por consiguiente, a una sociedad completa. Es por esto que la salud es un derecho que debe estar estipulado en la constitución. Pero con eso ¿será suficiente? El proyecto de nueva constitución, que podría convertirse en la próxima carta magna oficial, dependiendo de las votaciones del 17 de diciembre, tiene aspectos que impactan positivamente en salud, y que es importante recalcar y considerar al momento de votar.
En primer lugar, se protege la salud como un derecho fundamental, en el que el Estado debe velar por la promoción, prevención, recuperación y cuidado de la salud y la rehabilitación de las personas, teniendo un enfoque integral y considerando los determinantes sociales de la salud. Esto implica que la atención que se realice debe proteger las condiciones físicas, psicológicas y sociales de las personas, teniendo en cuenta aspectos relevantes como el estilo de vida y condiciones en las que se encuentra cada individuo, sus redes de apoyo, actividades que realiza a diario, como se desenvuelve en su entorno, como también aspectos más estructurales como son el buen uso de las políticas públicas y sociales en salud y los valores que como sociedad se quieren impartir.
Por otro lado, el proyecto de nueva constitución establece también una red de establecimientos de salud con estándares básicos y uniformes de calidad, manteniendo la composición de instituciones estatales y privadas. Este punto es crucial para que se siga trabajando en una salud libre, donde las personas puedan elegir donde atenderse. Además, esta alianza pública privada permite el apoyo mutuo de prestaciones y servicios a medida que el paciente lo requiera, lo que potencia positivamente la atención y ayuda a que sea oportuna y eficiente.
Si bien estos puntos son claves para tener una base en materia de salud, ¿con el texto mejoraremos por completo la salud del país? Por supuesto que no. El proyecto de nueva constitución contiene elementos que merecen ser valorados para mejorar a mediano y largo plazo, ya que sirve como guía para mejorar las políticas públicas orientadas a este ámbito. Sin embargo, es importante considerar que el desafío de mejorar la salud chilena no termina solo con un proyecto de nueva constitución. Aún existen problemáticas que tienen un sentido de urgencia en la sociedad y que el gobierno, las instituciones y la sociedad civil cumplen un rol fundamental en visibilizarlas.
Sigue latente la saturación en centros de salud, con más de 2 millones de personas en listas de espera y que necesitan atención, además de unos 70 mil casos en los que se están incumpliendo las garantías explicitas en salud (GES). La salud se ve afectada por la crisis de financiamiento de las ISAPRES y la falta de eficiencia del gasto público en materia de salud por parte del gobierno, generando desempleo, malas atenciones por falta de personal, tiempo de atención e insumos, además de un descontento de profesionales y pacientes. El Estado debe ser capaz de responder y actuar para hacer frente a estas problemáticas y, de esta manera, velar por el bien común y bienestar de la sociedad chilena.
La salud de las personas no es un juego, debe ser tomada con la seriedad y el amor que merece, porque las personas de la sociedad chilena dependen de ello. Es por eso que el derecho a la salud con un enfoque integral, centrado en la persona, en la familia y la comunidad, que ayude biopsicosocialmente a los chilenos desde la concepción hasta la muerte natural mediante el apoyo de instituciones públicas y privadas, es el pie para mejorar la salud en Chile. El resto, depende de un adecuado equilibrio entre la iniciativa de las personas, la sociedad civil y la eficiencia del Estado.