Franco Parisi y guerra al interior del PDG: “Algunos nos traicionaron por un choripán y una cerveza Cristal”
De visita en Chile, el ex candidato presidencial y fundador del Partido de la Gente conversó con EL DÍNAMO y adelantó que será candidato presidencial, lo que lo traerá de vuelta al país, en forma definitiva, en 2025. Además, explicó el estado actual de sus causas judiciales por pensión de alimentos y sostiene, parafraseando una frase bíblica, que su círculo cercano lo puede traicionar.
Jueves 25 de abril de 2024, cerca del mediodía, en el Metropolitan Santiago Convention. Franco Parisi (PDG) escuchaba atento la exposición del ministro de Hacienda, Mario Marcel, en Enade 2024. Mientras el jefe de la billetera fiscal presentaba los cálculos para el crecimiento económico en 2024 ―que, en sus palabras, podría empinarse al 3%―, el ex candidato presidencial se preocupaba de sacar otras cuentas.
Este sábado 27 de abril, el ex vicedecano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile competirá en las elecciones internas del Partido de la Gente (PDG) ―que el mismo fundó en 2019― por la lista La Resistencia Pedegenina, y busca ser primer vicepresidente de la colectividad. Está optimista y tiene un objetivo claro: “tomar las riendas” y volver a “ordenar” al PDG que, a su juicio, se ha llenado de “traidores”.
En conversación con EL DÍNAMO, Franco Parisi ―de visita en Chile por una semana―, reconoce que duerme poco porque debe hacer calzar los tiempos entre su rol como líder ―en las sombras― de su colectividad política y su trabajo como asesor financiero, que ejerce de manera independiente en Estados Unidos y Chile. “Estos sacrificios políticos no son menores y hay que hacerlos, no como está ocurriendo ahora. Mucho político está lucrando con la política”, expresa.
“No puedo dar el nombre de mis clientes, porque distintos canales de televisión van a estar molestándolos y tengo que cuidar mi fuente laboral. Entrego informes de situaciones de mercado de Latinoamérica, lo que me tiene muy contento”, desliza.
Franco Parisi reconoce que está radicado en Alabama, Estados Unidos, “por razones económicas y de seguridad“. El ingeniero comercial relata que tras el estallido social “comenzaron los ataques amenazándome a mí y a mi familia, incluso con armas de fuego. En vez de ir a llorar a La Moneda, decidí tomar las maletas y partir a la casa que tengo en Alabama desde 2015“.
“Me habría encantado competir con Piñera en las presidenciales”
―¿En qué ha estado Franco Parisi últimamente?
―Tratando de ordenar el Partido de la Gente, pero a través de la democracia y no de forzar los mecanismos. Afortunadamente, ese proceso ya comenzó, tras echar del PDG a Gaspar Rivas. Estoy tratando de coordinar, además, la presentación de los distintos candidatos a gobernadores y alcaldes.
También estoy haciendo lazos con la oposición, para tratar de llevar en aquellas ciudades y capitales regionales un solo candidato de oposición, para que saquemos de una vez por todas al Frente Amplio y al Partido Comunista, que tanto mal le han hecho a la clase media emergente en Chile.
―¿Con quiénes ha tenido conversaciones? ¿Se ha reunido con partidos de Chile Vamos, Republicanos, Demócratas o Amarillos?
―Con los Amarillos no, pero con el resto sí. De hecho, se suponía que eran reuniones privadas, pero el senador Rodrigo Galilea (RN) lo hizo público. Él es un caballero, realmente un caballero. Fue una conversación muy amable, en su casa en Valparaíso, hace uno o dos meses, y llegamos a un buen entendimiento. También estuve con el senador Javier Macaya (UDI), en una propiedad privada suya. Estuvimos discutiendo lo mismo, y preocupados por el futuro. Tuve, además, conversaciones con la cúpula del Partido Republicano, el año pasado. Todos lo ven como necesario.
Pero mi preocupación de sacar al Frente Amplio y al Partido Comunista de las capitales y ciudades puerto viene de antes. Yo lo conversé del año pasado con el presidente [Sebastián] Piñera. Tuvimos una reunión de una hora y media, donde discutimos distintos aspectos del país y, en particular, los gobiernos comunales. Llegamos al entendimiento de la necesidad de estar coordinados. No una perfecta coordinación, pero sí estar muy coordinados.
―¿Y qué le dijo el ex presidente Piñera al respecto?
―Conversamos mucho rato, pero estaba completamente de acuerdo. Me dijo que él iba a hacer todo el esfuerzo para que llegáramos a un acuerdo. Ya lo estaba haciendo y, de hecho, la ex primera dama, Cecilia Morel, una persona encantadora, lo ratificó al mes del trágico accidente. Pero llegamos a varios acuerdos.
Fue muy simpática esa reunión. Yo le pregunté si quería ser candidato presidencial y me dijo que no lo tenía claro. Pero yo vi el brillo en sus ojos que me indicaba que sí quería ser candidato. Yo sentí que era un sí oculto. Me habría encantado competir con él en las presidenciales.
―¿Cómo ha resultado la elección de los candidatos para las municipales y regionales?
―Nosotros tenemos dos etapas en este proceso. Primero, a nivel regional, donde las directivas regionales de cada partido están hablando. Y después, a nivel nacional, tomé yo la batuta. Y hasta ahora, hemos avanzado muy pero muy bien, en aquellas ciudades donde más me preocupaba que así se logre, como Valparaíso, Santiago, Viña del Mar, Arica. Básicamente, donde está el Frente Amplio y el Partido Comunista.
La apuesta por salir de las sombras en el PDG
―¿Por qué quiere ser vicepresidente del PDG? ¿Cómo ve el escenario para eso?
―Yo creo que la lista va a ganar. Tenemos de presidente a Rodrigo Vattuone, un ex oficial de la Armada, un tipo extraordinario. Fue gobernador marítimo de Valparaíso, agregado naval en Panamá, edecán. Tiene mucho conocimiento y una conciencia social increíble. Está en el PDG hace mucho tiempo, y yo creo que lo va a hacer muy bien como presidente.
―¿Por qué quiere volver a liderar ―ahora institucionalmente― el PDG?
―Básicamente, porque lo que yo siempre planteé fue la necesidad de generar nuevos liderazgos, y no se dieron. No se dieron porque algunos fueron atacados y tentados con algunos beneficios por parte del Gobierno, como ocurrió con el señor Rivas y otros diputados. Por lo tanto, hay que encauzar.
Algunas personas estaban reflejando querer ser presidentes o vicepresidentes del PDG, pero eran mandados por diputados y ex diputados. Empleados de diputados y ex diputados del PDG en la directiva, yo no los permito. Ellos hicieron mucho daño a la esencia del partido al mandarse solos, siendo que ellos son meros empleados del partido, en términos de sus votantes y sus bases.
Pero también, esta decisión me acerca más a Chile. Este es un pasito más para el retorno definitivo a partir del próximo año. Lo más probable es que desde el próximo año me asiente en Chile.
―¿Cómo evalúa la trayectoria del PDG a tres años de su constitución oficial como partido?
―Tenemos muchas deficiencias en lo administrativo. Eso es verdad. Afortunadamente, el Servel, como ente regulador, nos ha entregado las directrices y vamos a salir adelante. Con respecto al ejercicio de control sobre las autoridades por parte de las bases ―me refiero a los diputados― nosotros tratamos de hacer lo mejor. Pero tuvimos traidores y traidoras, que no cumplieron lo que prometieron, que era la democracia digital. Si ellos hubiesen cumplido su palabra, hubiese sido un éxito rotundo.
Lamentablemente, algunas personas nos traicionaron casi por un choripán y una cerveza Cristal. Pero yo creo que, a largo plazo, el proyecto de democracia digital es lo que va a ganar. Esta democracia casi de feudos que hay en la política chilena tiene que cambiar sí o sí. Y va a ser reemplazada por la democracia participativa, a través de la democracia digital. Nosotros estamos en una senda correcta, y tenemos que reconstruir las confianzas que se han roto. Estamos seguros que lo vamos a lograr.
Lo más probable es que nosotros seamos Gobierno a partir de marzo de 2026, porque no creemos que el péndulo político pase de la extrema izquierda a la extrema derecha. Nosotros lo vemos más en el centro, más enfocado en el Partido de la Gente y en el poder de la gente.
―¿Qué responde usted ante las críticas que afirman que el Partido de la Gente es un partido sin ideología y que es populista?
―A mí me da mucha risa esto, porque cuando la UDI era la “UDI Popular” todos la aplaudían. Cuando (Gabriel) Boric sale con megáfono en mano a intervenir en las protestas, dicen que es el presidente que está con el pueblo y es un presidente popular. Todos lo aplaudieron. Pero a nosotros nos miraron mal. A mí me da lo mismo lo que diga la prensa. Nosotros sacamos un 13% con la prensa en contra.
¿Cuál es nuestra ideología? Simple: pregúntenle a la gente. La teoría de los grandes números, en términos estadísticos, siempre está en lo correcto. Nosotros queremos aplicar esa teoría para las decisiones cotidianas democráticas. La pregunta es: ¿hay que sacar los militares a la calle? Los políticos dicen que no. Pero nosotros le preguntamos a la gente, y mayoritariamente van a decir que sí […].
Lo mismo con el terrorismo en La Araucanía. Boric dice que no, nosotros decimos que sí. Si nosotros somos Gobierno, vamos a terminar con el terrorismo en La Araucanía. Por una bala que nos tiren los terroristas, nosotros vamos a autorizar a que las Fuerzas Armadas les tiren 20 o 30 también. Y no lo digo yo porque sí, sino porque hemos hecho las consultas a las bases del PDG.
―¿No cree que haya que preguntarle a los técnicos?
―Es que la mayoría de los técnicos están ideologizados. Si usted le pregunta a un economista de la Universidad de Santiago, que son la mayoría masones y de izquierda, le van a decir que aumente el gasto del Gobierno. Si quiere ir a preguntarle a la Universidad de los Andes, que son mayoritariamente de derecha ―los conozco, son buenos cabros―, te van a decir que desaparezca el Estado.
Pero eso no corresponde. Aquí tiene que haber un Estado protector, reducido, menor, que no ahogue a la clase media, permita el emprendimiento y atraiga la inversión extranjera. Entonces, a los técnicos los escuchamos completamente.
Pero, ¿cuáles son los técnicos? ¿La ONU? ¿La ONU que quiere regalarle Chile a Maduro? Yo a la ONU le doy cero, cero valor. Lo mismo a los del Instituto Nacional de Derechos Humanos, que son unos flojos de porquería. Lo único que hacen es cobrar sueldos millonarios y llorar en las protestas. ¿Esos son los técnicos? Yo digo que no. Creo más en la ley de los grandes números, en la gente y su opinión.
―A varios de los diputados del Partido de la Gente se les vio apoyando, por ejemplo, los retiros de fondos de pensiones, cuestión que tuvo efectos en la economía, y cambiando varias veces de postura. ¿Qué le pareció eso?
―Lo que tuvo más efectos en la economía fue el gasto fiscal. De eso no se habla. La pregunta es quién prefiere usted que gaste su plata. ¿El Estado contratando a los amigos de Giorgio Jackson o que la gente pueda no pagar IVA por los medicamentos? Yo prefiero que la gente no pague IVA por los medicamentos. Este Gobierno se ha endeudado, ha gastado mucha plata, y le dice a la gente que no hay plata… es una frescura. Sí, hay que hacer una reforma de pensiones. El 6%, ¿para quién? Para las cuentas individuales, no para Marcel ni Gabriel, para que gasten la plata en lo que quieran.
―A fines de enero, la diputada Karen Medina ―su última representante en el Congreso― ingresó una querella en contra del actual presidente del PDG, Luis Moreno. Entre otras cosas, lo acusó de falsificación de instrumento privado y obtención ilegal de subvenciones del fisco. ¿Cómo ve esa situación?
―Ojalá que Karen Medina se vaya del partido. Yo prefiero no tener diputados que tener a Karen Medina. Es su decisión retirarse, y ojalá que se vaya. Si el presidente del partido cometió alguna falta, que pague en el Servel y en tribunales. Yo no tengo que cuidar a nadie, lo único que tengo que cuidar es el PDG y sus bases. El resto, para mí, maní.
Esa causa ya está en tribunales. Lo peor es ser comentarista de causas. Las causas tienen su conducto regular. Yo he aprendido que cuando una causa entra en un proceso judicial, lo correcto es no opinar hasta que salga la resolución. El resto es un cahuineo que no corresponde.
“Gente de mi círculo cercano me va a traicionar”
―Hablaba antes sobre un retorno definitivo a Chile en 2025. ¿Es porque tiene, nuevamente, aspiraciones presidenciales?
―Claro. Lo que hicimos la vez pasada fue un hito gigantesco. Sacar un 13% sin estar en Chile, recordando que esto fue algo apresurado porque nosotros no éramos partido hasta 2021. Entonces, nada fue tan planificado. Ahora no. Ahora nosotros tenemos la planificación y los deseos de ser candidato, pero eso depende del partido y las bases. Por lo tanto, yo me tengo que instalar en Chile con mi familia a partir de cierto del próximo año, que ya está conversado internamente.
―En la elección presidencial pasada, usted fue cuestionado por tener procesos judiciales pendientes. Una de esas causas fue la deuda por pensión de alimentos. ¿Cree que puede volver a postularse con ese antecedente? ¿Cree que podrían volver a sacarle en cara su historial judicial no resuelto?
―¿Usted no cree que la política es así? Si yo pensara eso, mejor me quedo en Estados Unidos tranquilito. El candidato presidencial Donald Trump tiene 40 causas. 40. De todas las causas que me han imputado, siempre salgo inocente. En el asunto del edificio, los canales de televisión decían que el edificio era mío. Ojalá tuviera un edificio. Ojalá. Nunca lo tuve. Pero hay un nivel de ignorancia y manipulación de los medios que es tremendo.
Mire, si usted quiere estar en política y pensar que no va a ser arañado o golpeado en términos mediáticos, mejor no lo haga. Los únicos que logran eso son los regalones. Como la señora Bachelet, que le preguntaban qué color de auto le gustaba. O el presidente Boric, que fue regalón de los canales de televisión. Nunca le resaltaron que fue flojo y amenazó profesores en la universidad por su ideología política de izquierda.
―¿Y está preparado para eso?
―Me van a sacar cosas, obviamente. Obviamente. Tengo que tomar los resguardos, pero me van a atacar por todos lados. Hasta gente de mi círculo cercano me va a traicionar. Obviamente, porque eso es la política. La gente se olvida de que Matthei traicionó a Piñera, y Piñera a Matthei, y después la vimos llorando como la viuda política en el funeral. Así es la política, así hay que entenderla y así es el juego político.
―¿En qué estado están las causas judiciales ahora? Por ejemplo, la de la pensión de alimentos…
―Completamente cerrada y acordada. La causa del supuesto edificio mío, que ojalá hubiese sido mío, la gané en todas las instancias. Era mentira. Así de sencillo. Era mentira. Con la causa de los colegios, llegué a la Corte Suprema y dijeron que Franco Parisi no tenía nada que ver. Tuve que gastar una cantidad de plata con los abogados. Entonces, esa es la política. También mi estadía en Estados Unidos es para proteger a mi señora y a mi hijo.
―Entonces, ¿usted puede asegurar que no tiene causas judiciales pendientes?
―No hay ninguna. Ojalá se haga lo mismo con la candidata Matthei… si gana la oposición en Providencia, te aseguro que le van a sacar causas a ella. Te lo aseguro. Lo mismo a la señora Bachelet si es candidata. Ella también tuvo una demanda por pensión alimenticia, e inmediatamente todos ―especialmente los medios y algunos grupos económicos― salieron a protegerla. Entonces, también la prensa manipula cuando quiere manipular. Ese es el juego político, y no hay que sorprenderse.
Insisto. Donald Trump tiene 40 causas. 40 causas. Y ahora le acaba de salir una por la que tiene que estar todos los días en los tribunales defendiéndose. Una causa que es ridícula. Pero así es la política. Y recordemos que la justicia en Chile tiene un sesgo a la izquierda, igual que los periodistas.
―¿Y cree que lo de Trump es un buen ejemplo? ¿Puede ser candidato alguien con esos cargos judiciales?
―Es democracia. La gente lo elige. Yo soy residente de Estados Unidos, no soy nacionalizado y no puedo votar. Por tanto, yo respeto la decisión que tome la gente.
―Las veces que viene a Chile, todos los meses, ¿ve a algunos familiares?
―Me quedo en la casa de mi hermana, para no tener ningún tipo de problemas o comentarios innecesarios. Ando con mi hermana para todos lados para tener una situación cubierta en lo personal. Yo sé todas las cosas que se han hablado de mí, que me afectan en lo personal. Por eso quiero limitar ese problema, y ando con ella para todos lados, y me quedo en su casa.
―¿Y a sus hijos los ve?
―No puedo hablar de menores de mi familia.
“El presidente Boric le ha faltado el respeto a los chilenos”
―¿Cómo evalúa usted el desempeño del Gobierno que lidera el presidente Boric?
―Pésimo. Este Gobierno partió como un pato cojo y ahora ya es un pato que ni se mueve. Afortunadamente, todas las reformas merlucianas que han tratado de introducir el presidente Boric y el ministro Marcel han sido derrotadas por la opinión pública y la sociedad. Y también, afortunadamente, han sido derrotadas por el Senado.
El presidente Boric celebra que hay brotes verdes en la economía. ¿Gracias a quién? No ha sido gracias a él. Se olvidan de que el presidente Boric, y también Marcel, fueron a avalar el mamarracho de la primera Convención a Washington y Nueva York.
No saben cuántas reuniones tuve que tener con fondos de inversión para decirles que era mentira, que el presidente estaba equivocado. Afortunadamente, la paramos. También paramos la pésima reforma tributaria y la de pensiones, con presión de todos lados.
Si hubieran pasado su mamarracho y sus pésimas reformas, Chile estaría hundidísimo. Los pequeños brotes verdes son a pesar de las tonteras que proponen Boric y Marcel. Afortunadamente, cada día queda menos para que termine este Gobierno y se vaya de vacaciones, finalmente, a encerrar a un faro.
―¿Cree usted que llamar “merluzo” al presidente es correcto? ¿Siente que está bien? ¿Es el respeto que merece la figura del presidente?
―Él le ha faltado el respeto a los chilenos y a la clase media y clase media emergente. Nos llenó de inmigrantes. Él nos prometió que se iba a bajar el sueldo. ¿Y se lo bajó? No, no se lo bajó. Eso sí que es falta de respeto. Cuando él falta el respeto nadie le dice nada, porque es de izquierda. Pero ahora cuando uno dice merluciano, dicen pobrecito y lo salen a defender y a llorar.
Él tiene el descalabro en la economía, e incluso en las relaciones internacionales. Le faltó el respeto a Israel, porque quiso, cuando no recibió las cartas credenciales del embajador. La falta de respeto a la clase media y media emergente ha sido constante por parte de él. Ni siquiera se sabe vestir como corresponde… en el discurso de Enade, salió con las manos en los bolsillos, como un niño de cuarto medio. No se merece más respeto. El respeto se gana.