Cruz-Coke reinventa los Carnavales Culturales en medio de la polémica

No más “pasacalles” ni eventos nocturnos -al menos hasta la madrugada- en la Plaza Sotomayor y el Parque Italia. El Festival de las Artes 2011, celebración que reemplazará a los tradicionales Carnavales Culturales de Valparaíso -inaugurados en 2001-, optó por un concepto más elevado y menos popular.

 

El nuevo enfoque quedó claro en la inauguración de anoche: frente a Los Tribunales de Justicia, los tenores Tito Beltrán, José Azocar y Gonzalo Tomckowiack, junto a los 16 músicos de la Orquesta Clásica de Concepción, debutaron con la Gala Lírica.

 

Otro hito de la inauguración fue el espectáculo “Redondo ha de ser el ojo”, basado en textos e imágenes del pintor chileno Roberto Matta. Usando la misma técnica con que se “pintó” La Moneda para el Bicentenario, el mapping, la productora PLUG intervino con luces el edificio de la Armada de Chile.

 

Presente en la inauguración, el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, dijo que estaba “muy contento con la convocatoria de público, con la presentación de los tres tenores, con el show de luces en reconocimiento a la obra de Matta, la presencia de la viuda (Germana Matta) de este importante artista nacional, y el apoyo de la Municipalidad de Valparaíso junto a las más de 16 instituciones que han participado de este Festival”.

 

No hizo ninguna alusión a las críticas de esta nueva versión de los Carnavales Culturales, que termina con las ya clásicas batucadas, los zancos y los “pasacalles” que llenaban las principales avenidas de Valparaíso en las celebraciones anteriores. Ahora se podrán ver espectáculos de danza butoh -de mano de la compañía mexicana Gajuca- y teatro callejero de la  compañía francesa Generix Vapeur.

 

La otra misión del Festival de las Artes 2011 es, en palabras de las autoridades involucradas, usar al puerto no como un telón de fondo, sino como “un escenario natural”. Por eso se planearon también diversas manifestaciones artísticas en los ascensores, las escaleras, los balcones, los trolleys y las plazas de la ciudad. La mayoría de día, para evitar los desmanes por los que, en versiones anteriores, reclamaban los locales. En el último Carnaval de los Mil Tambores, celebrado en octubre del año pasado, los costos a la infraestructura alcanzaron los $ 20 millones y hubo 21 detenidos por diversos accidentes. 

 

Respecto al carácter más elitista y exclusivo de algunas de las actividades -como los tenores de la Gala Lírica-, Cruz-Coke había comentario anteriormente a la prensa que “Muy por el contrario, se ha buscado que (el festival) sea muy participativo. No es solamente actos en vivo. Incluso, este año la cantidad de instituciones locales que están participando es mucho mayor a los anteriores y son todas personas de la zona las que lo están organizando”.