Bárbara Figueroa, secretaria general del PC: “Es preocupante que haya fuerzas políticas cuyo único objetivo es unirse para derrotar a un adversario”
En entrevista con EL DÍNAMO, la secretaria general del Partido Comunista afirma que "hay una tendencia a exacerbar cada vez que el PC emite una opinión". Además, releva la unidad lograda por el oficialismo de cara a las elecciones de octubre, lo que contrasta con los "conflictos" que observa en la oposición.
Un junio agitado ha vivido el Partido Comunista (PC). El mes comenzó con la formalización del alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC), quien el 3 de junio terminó en prisión preventiva mientras la Fiscalía lo investiga por cinco delitos. El hecho movilizó a cientos de militantes y líderes comunistas, quienes acompañaron al jefe comunal con manifestaciones en la explanada del Centro de Justicia.
A la mañana siguiente, los simpatizantes del PC volvieron a verse las caras durante la conmemoración de los 112 años del partido. La primera semana de junio culminó con la obtención de cinco de las 18 candidaturas comunistas propuestas para las elecciones primarias municipales.
Luego, con el reciente viaje del presidente Gabriel Boric a Europa, el Partido Comunista volvió a captar la atención. Una serie de parlamentarios, e incluso la mesa de la colectividad, cuestionaron las palabras del mandatario sobre las “deterioradas” instituciones venezolanas y el acuerdo por la paz en Ucrania.
En entrevista con EL DÍNAMO, la secretaria general del PC, Bárbara Figueroa, descarta que existan tensiones con el Ejecutivo y remarca el respeto al rol presidencial en la política exterior. Además, desde su oficina en Vicuña Mackenna —a pocos pasos de Plaza Baquedano— se refiere a la situación del alcalde Jadue —a quien visitó recientemente en el anexo Capitán Yáber—, y remarca la unidad que logró el oficialismo de cara a las elecciones municipales y regionales.
Bárbara Figueroa: “Hay una tendencia a exacerbar cada vez que el Partido Comunista emite una opinión”
—¿Qué le parece el flanco que se abrió con el Gobierno tras las críticas del presidente Gabriel Boric al régimen venezolano? Por el caso de Ronald Ojeda, pero también por la forma de gobierno de ese país.
—Yo no hablaría de que hay un flanco abierto con el Gobierno en materia de política internacional. Porque la política internacional se aborda como Estado, es una política que trasciende a los gobiernos, y en ese sentido, uno podría decir que dentro de nuestra coalición tenemos miradas diversas respecto de cómo enfrentar o abordar el debate de la política internacional en algunos aspectos. Hablar de flancos es como abrir un naipe muy grande sobre una materia donde, en estricto rigor y en la gran mayoría de los aspectos, no tenemos ni hemos tenido tensiones ni diferencias sustantivas con el Ejecutivo.
Uno podría decir, en el caso de Venezuela, no ha tenido que ver particularmente con diferencias en cómo el Gobierno ha enfrentado el caso Ojeda, ni mucho menos. Hemos tenido diferencias respecto de otros ámbitos.
—¿Respecto a ámbitos políticos, entonces?
—Pero que no tienen que ver con este caso en particular. En general las opiniones, tanto del presidente del partido, como las que he emitido yo en mi calidad de secretaria general, no han tenido que ver con una manera de enfrentar distinto el desafío del Estado para buscar verdad y justicia [en el caso Ojeda]. De hecho, lo que más hemos enfatizado es que en este caso lo primero y lo principal es que tenemos que buscar justicia. Y eso significa que tendrán que hacerse todos los caminos y todas las gestiones que se requieran, y eso implica acciones diplomáticas también, porque estamos hablando de la relación entre Estados. Entonces, no diría que en eso hay una diferencia.
Por eso, tiendo a no compartir que se hable de flancos en una materia donde en realidad lo que hemos tenido son particulares diferencias en torno a algunas materias. Yo diría que particularmente en este caso no hay una diferencia sustantiva.
—Entonces, ¿sí hay diferencias en materias políticas?
—Eso ya ha sido evidente. Nosotros hemos sacado una declaración pública ahora, conocida por todo el mundo, no hemos escondido nunca nuestra posición respecto de la participación de nuestro presidente en el marco de la Cumbre por la Paz que se convocó en Suiza, pero esa es una mirada. Por eso, yo separo mucho este debate de la estrategia que han tratado de instalar algunos sectores de que aquí tenemos una diferencia. Por ejemplo, en si queremos o no que haya verdad y justicia en el caso de Ronald Ojeda.
—¿No tiene nada que ver, dice usted?
—No. Tenemos la urgencia y la necesidad de que haya verdad y justicia. Lo que no queremos es que este caso se instrumentalice, y en eso hemos sido muy claros. Ahora, distinto es nuestra posición como partido respecto de la relación que tenemos que tener con otros países en la región, de cuál es el rol que tiene que jugar nuestro país en un debate internacional donde es importante tener una mirada regional, donde es importante tener alianzas entre países. Ahí sí uno podría decir tenemos matices, y que son no de hoy. Son una posición que el Partido Comunista ha tenido históricamente. No es una cuestión de que hoy día el Partido Comunista tiene una posición distinta. No, hemos tenido una posición histórica.
—¿Cómo mira el Partido Comunista al régimen venezolano actualmente? ¿Cuál es la posición del Partido Comunista?
—Yo creo que hoy día el debate, no sé si está en que nosotros tengamos que estar hablando respecto al régimen venezolano, cuando están hoy en pleno proceso electoral. Me parece que en realidad si nosotros tuviéramos que hablar en materias internacionales, tiene que ver con el desafío de cómo América Latina, siendo un territorio de paz, puede ser influyente, contribuyente y aportar en un debate mundial respecto del tema de la paz, por ejemplo, o cómo se restituyen ciertos valores del ejercicio de la democracia. Creo que si uno quisiera poner en la altura de mira que el debate debiera hacer ese.
Ahora, respecto de la relación con los países en la región, hemos sido muy claros en señalar que el debate no tiene que ver con los juicios que nosotros podemos hacer. El Partido Comunista ha defendido siempre en el debate sobre la soberanía de los pueblos y cómo ello determina no solamente sus autoridades, sino también su forma del ejercicio de la democracia.
Pero yo diría que quizás el punto más sensible ha sido el debate respecto de cómo enfrentar temáticas que son globales y que, a nivel regional, sí tienen necesidad de un diálogo interseccional, entre distintos actores de la institucionalidad. Por ejemplo, el debate sobre el crimen organizado. Eso trasciende por lejos las fronteras de cualquier país. Y, por lo tanto, requiere una mirada que sea un poquito más amplia, o por lo menos más amplia que sólo el debate que tú puedes dar a nivel de fortalecimiento institucional local. Y, por lo tanto, ahí sí puede haber un diálogo.
En ese marco, no creo que el debate hoy día sea qué opinamos más o menos sobre un régimen o la opinión que tengamos sobre los gobiernos o los estados con los que tengamos que relacionarnos. Entonces, me parece que en ese sentido hay temas de altura que nos convocan a hacer un debate, que trascienden con creces a una valoración más política que se pudiera hacer sobre ciertos países.
—El partido también cuestionó, a través de una declaración, la participación del presidente Boric en la Cumbre por la Paz en Ucrania. La llamaron “actividad solidaria”. ¿Comparten la manera en que el Gobierno del presidente Boric ha enfrentado la crisis en Ucrania?
—El primer punto de esa declaración parte señalando que nosotros reconocemos, en primer lugar, la potestad que le corresponde de manera constitucional al presidente de la República en materia de la política internacional. Nosotros tendemos a mirarla como una política de Estado, porque si uno mira, ha tenido cierta continuidad, coherencia, consistencia. Se ha profundizado por minutos, hay algunos énfasis más o énfasis menos, pero en general es una política de Estado que la encabeza el presidente o presidenta de la República.
Todavía no conocemos el texto que emanó de esta cumbre, donde además hay abstención de algunos países de la región y de otras latitudes. Por lo tanto, nadie podría sorprenderse y pensar que el Partido Comunista es el único en el mundo que está hablando de esto.
Pero para poder tener acciones contribuyentes al desafío de lograr la paz en el conflicto Rusia-Ucrania, es importante que cualquier esfuerzo que se haga de estas características involucre a todas las partes como un elemento base y esencial. Es como cuando ocurría, hasta un tiempo atrás, que se hablaba de Venezuela sin sentar a Venezuela. Entonces todo el mundo decía que teníamos muchos problemas por Venezuela, pero nadie se sentaba con Venezuela. Pero esto no pone en tela de juicio lo que nosotros entendemos que es una atribución propia del Gobierno, llevar las relaciones internacionales y los énfasis que le parezcan a la autoridad.
—¿Qué explica, según usted, que una declaración como la del Partido Comunista genere estas respuestas o esta tensión? ¿Ve un afán de generar polémicas artificiales?
—Creo que hay una cierta tendencia a exacerbar cada vez que el Partido Comunista emite una opinión, ya sea sobre materias que tienen que ver con el debate de la política nacional, como con nuestro planteamiento en torno a materias internacionales. Yo no voy a hacer juicio respecto de cuál es la intencionalidad detrás de aquello.
Pero es evidente que a nadie le llama la atención que otros países no hayan firmado el acuerdo por la paz, o no se hayan sentado en esa mesa, y sin embargo hay una exacerbada crítica a la opinión del Partido Comunista. Opinión que, dicho sea de paso, no es que pretenda ni busque influir, porque fue una declaración ex post. Por lo tanto, no tiene ningún indicio siquiera de pretender algún tipo de injerencia en la posición del Gobierno. Pero que para algunos es, a mi juicio, extremadamente exacerbada, y además yo diría que, incluso, al menos limitada, porque no se hace cargo muchas veces de lo que el texto de la declaración señala. Entonces, se supone una oposición del Partido Comunista sobre algo que no necesariamente está así expresado. Entonces, que eso al menos llame la atención, yo no podría sino señalarlo.
Bárbara Figueroa tras visitar a Daniel Jadue: “Nadie que esté preso puede decir que está bien, pero tiene temple y tranquilidad”
—La semana pasada, la Corte de Apelaciones ratificó la prisión preventiva decretada para el alcalde Daniel Jadue. ¿Cómo se tomaron esa medida?
—Era una posibilidad, evidentemente. Entonces, nadie podría decir mira, nos sorprendimos con el pronunciamiento que hubo por parte de la Corte de Apelaciones, porque era una de las posibilidades. Nosotros hubiésemos esperado un resultado distinto. No obstante aquello, el proceso y la investigación continúa, y será parte de los antecedentes a tener a la vista. Me imagino que esto será un elemento que, sin duda, la defensa tendrá que ponderar muy bien también en el proceso que viene, que es la investigación en los próximos 120 días. Y, posteriormente, y eventualmente constituirse el proceso judicial, el juicio ya propiamente tal.
—¿Ha podido visitar al alcalde Daniel Jadue? ¿Cómo lo ha visto?
—Estuve con él la semana pasada. Probablemente voy a ir más de una oportunidad a visitarlo. Hubiésemos deseado que las próximas visitas hubiesen sido en otro espacio, pero bueno. Es el escenario que nos toca y evidentemente que vamos a seguir acompañándolo. Nosotros lo hemos expresado desde el día uno como partido.
Nadie podría decir que está conforme por estar tras las rejas, evidentemente. Nadie que esté preso puede decir que está bien. Pero es un compañero que sabe que este es un proceso complejo y, en ese sentido, tiene temple, tiene tranquilidad. Creo que la mayor tranquilidad que tiene está dada porque hay una convicción compartida de su inocencia.
—¿Compartida por quiénes?
—Una convicción compartida como partido, como dirección del partido, de que aquí no hay un usufructo, de que no ha habido mal uso de los recursos. Aquí se ha tratado de buscar el bienestar de la población y, por lo tanto, hay esa tranquilidad. Pero, evidentemente, el escenario no es el escenario más anhelado por ninguno de nosotros.
—¿Cree que el alcalde Jadue es un perseguido político, como han esbozado militantes comunistas?
—Nosotros, con el presidente del partido, no hemos querido entrar en ese debate. No por falta de coraje, sino más bien porque hemos entendido que eso se ha utilizado como un argumento para hacer una suerte de victimización de nuestra posición. Nosotros creemos que lo que hay es un proceso en pleno desarrollo. Hemos sido claros en señalar que consideramos que la medida cautelar más gravosa es desproporcionada. No obstante aquello, este es un proceso que está en desarrollo y, por lo tanto, no nos parece que sea juicioso ni sano para un proceso de investigación que nosotros hagamos de aquello un juicio político. Ahora, eso no significa que, como partido, como dirección, nosotros no vamos a seguir acompañando a Daniel Jadue con la convicción que tenemos de su inocencia.
—Lo pregunto de otra manera. ¿Cree que detrás de la dureza de la medida, del timing, de cuándo fue la formalización, entre otras cosas, algún atisbo de una motivación electoral?
—Es que, insisto, creo que eso sería contaminar un proceso que está en desarrollo. Nosotros tenemos la convicción, con los antecedentes que se han puesto sobre la mesa y los que ha presentado la defensa, de que hay argumentos más que suficientes y contundentes para demostrar la inocencia de Daniel Jadue, pero eso es parte de un proceso. Que nosotros emitamos o hagamos otro tipo de juicios, ya sea por acción u omisión, podría potencialmente afectar este proceso, y no queremos afectar con nada que no sea los datos a la vista, los antecedentes, la contundencia de la argumentación, que es parte del proceso que tendría que llevar la defensa.
—Entonces, ¿cree que los militantes del Partido Comunista que acusaron lawfare y persecución política se precipitaron con sus palabras?
—Así como nosotros no vamos a hacer juicio de las opiniones que han tenido otros respecto de la posición de solidaridad que ha expresado el Partido Comunista, y que ha sido criticada por otros sectores en torno al Partido Comunista, mucho menos vamos a hacer ningún tipo de reproche respecto de las opiniones que han emitido compañeros nuestros.
No obstante, como dirección del partido hemos sido claros y hemos dicho que lo que esperamos es que el proceso de investigación sea el que hable, y todas las acciones que tengamos que hacer en el proceso de acompañamiento y en las gestiones de acompañamiento, tanto de Daniel como las propias que haga la defensa.
Porque aquí también hay que entender que el proceso judicial lo encabeza y lo lleva la defensa. Y nosotros no somos los abogados de Daniel, somos compañeros del partido, somos la dirección del partido y en ese sentido acompañamos a Daniel. Por lo tanto, no vamos a hacer opinología de lo que digan otros sobre nuestra posición, pero mucho menos de lo que hagan nuestros propios compañeros y compañeras.
—El PC ha insistido en la convicción de la inocencia de Daniel Jadue y lo ha apoyado. ¿Qué pasaría si el alcalde fuera declarado culpable de los cinco delitos que se le imputan? ¿Perdería el apoyo del partido? ¿Perdería su militancia?
—Ese es un proceso que está en pleno desarrollo, insisto. No podemos hacer juicios sobre lo que vaya a pasar porque esto está en investigación. Hay que dejar que este proceso avance. Nosotros en eso somos muy respetuosos, muy criteriosos. Hemos tratado de ser muy prudentes y, por lo tanto, habrá que esperar a que esto avance. Antes de ello no vamos a hacer ninguna opinión sobre escenarios futuros.
—El presidente del PC hablaba de un boomerang electoral. ¿A qué se refería con esa expresión?
—A mí no me corresponde hablar por el presidente del partido, porque no requiere ni demanda una interpretación de la secretaria general. Él habla por sí y ante sí, y es muy claro en sus opiniones y en la intervención que hizo en el marco de nuestro 112 aniversario, en la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). El presidente fue muy claro en señalar que quienes pudieran pretender que esta situación afectase al partido, eventualmente podría esto transformarse en un boomerang para ellos. Pero bueno, es parte de las opiniones que uno da y de los juicios que se hacen en el marco de la intervención en el acto del partido.
Yo no le daría más que la connotación que tuvo en ese contexto. Pero no me parece que no sea nada más allá de lo que cualquiera pudiera pretender. Y es que mientras algunos esperarían que esto afectase mucho al partido, a lo mejor esos anhelos quizás no se cumplen tal como algunos esperarían.
Elecciones municipales y regionales: “Contigo Chile Mejor es la fuerza que le da mayor capacidad de gobernabilidad a este país”
—Mirando el escenario de las próximas elecciones municipales y regionales, ¿cree que, dada la situación del alcalde Jadue, el PC podrá mantener la comuna de Recoleta?
—Estamos trabajando por eso y es parte de lo que tendrá que ocurrir en el marco de la elección. Hoy nosotros tenemos un acuerdo. Hay que darle un tremendo valor a que somos 11 fuerzas políticas que han logrado avanzar en lista unitaria a la alcaldía en prácticamente todo el país. Esa fortaleza, esa capacidad de ponernos de acuerdo en función de los intereses de la ciudadanía, puede tener un positivo respaldo. Pero esa va a ser parte del trabajo. No creo que tenga que ver con las particularidades de los partidos.
Creo que hoy día, como pacto Contigo Chile Mejor, somos la fuerza que le da mayor capacidad de gobernabilidad a este país, teniendo estas 11 fuerzas políticas sentadas en la mesa, además del respaldo a independientes que estamos haciendo. Tenemos un proyecto compartido con fuerzas políticas e independientes. Y, habiendo logrado esta máxima unidad, uno pudiera decir que hoy somos el bloque que da mayores condiciones de gobernabilidad a Chile.
Y eso, a nivel territorial, tiene un tremendo valor. Porque no es lo mismo cuando tú estás enfrentado a concejos municipales o a gobiernos locales en disputa, que cuando tú tienes alianzas amplias que permitan poner en el centro las necesidades de los territorios. Y por lo tanto, las agendas sobre seguridad, recuperación de espacios públicos, mayor cantidad de luminarias, recuperación de espacios deportivos, todo lo que tiene que ver con la posibilidad de generación de polos productivos, creación de empleo, el desafío del sistema nacional de cuidados llevado a los territorios, entre otros, transporte, vivienda, etcétera. Cuando tú logras tener amplia gobernabilidad, finalmente es esta agenda la que logra ponerse a la luz. Y creo que eso es un elemento que probablemente puede transformar nuestro pacto no solo en el más competitivo, sino que también en una fuerza que lleve certidumbre a los territorios.
—Pero yo le preguntaba más específicamente por Recoleta…
—Recoleta no es ajeno a este pacto. Estamos en un pacto donde está Recoleta, Santiago, Puente Alto, entre otros. Es decir, es un acuerdo nacional. Y vivimos primarias hace poquito y ya cerramos, insisto, la planilla. Y, por lo tanto, yo no hablaría de proyectos particulares. Hay desafíos, evidentemente.
—¿Entre esos desafíos para el partido y para el pacto está la campaña en Recoleta? Sobre todo, porque el candidato Fares Jadue (PC) comparte el apellido con el actual jefe comunal…
—Claro, pero eso es un dato de la causa. Insisto. Acá estamos frente a un pacto, donde no hay candidaturas de un partido. Son las candidaturas de todo el bloque. Por lo tanto, si bien para el Partido Comunista es un gran desafío mantener las representaciones en las cinco comunas en que hoy tiene alcaldes y alcaldesas en ejercicio, sería limitar en exceso o transformar esto en una disputa de partidos, lo que precisamente hemos logrado superar por la vía de conformar este pacto unitario.
Entonces, por eso digo, es un desafío Recoleta, sí, pero como lo es Santiago, producto de lo que implica, como capital regional, como lo es Antofagasta, como lo es Punta Arenas. O sea, es el mapa completo. Si entramos en las particularidades, nos hacemos trampa entre nosotros. Y por eso, en ese sentido, hemos sido bien respetuosos y hemos puesto muy en el centro el valor de este pacto.
—Santiago, como usted dice, es otra comuna clave en la disputa municipal para su partido. ¿Usted ve a Irací Hassler como una candidata sólida y competitiva?
—La alcaldesa Irací Hassler ha demostrado en los hechos, y sobre todo en el último periodo, que por lejos es la más competitiva y la mejor candidata para el pacto en la comuna de Santiago. Y es la candidata que puede competir con cualquiera del pacto de Chile Vamos y de Republicanos, por lejos. Y puede ganarle. Creo que hoy día estamos en una pelea difícil, no es una pelea fácil, pero creo que ella es, por lejos, la candidata mejor aspectada.
—¿A pesar de los diversos cuestionamientos por el caso de Sierra Bella y la relación con los funcionarios municipales?
—Yo no sé si existen alcaldes hoy día que no tengan algún cuestionamiento. Todos los alcaldes tienen un cuestionamiento. Es que la pregunta que nos hicimos como partido, cuando nos fuimos a sentar en una mesa con 10 fuerzas políticas más y pensando en respaldar también a independientes, era cuáles son los mejores candidatos y candidatas para enfrentar este proceso, garantizar la gobernabilidad en los territorios y poner las agendas ciudadanas en el centro. Y en el caso de Santiago, no cabe ninguna duda que la mejor candidata, por lejos, es la actual alcaldesa. Ella es quien mejor puede representar ese proyecto, no sólo de continuidad, sino de profundización.
—Hubo varios dimes y diretes por las candidaturas del Partido Comunista para la Gobernación Regional Metropolitana. ¿En qué quedó esa negociación?
—No hemos profundizado el debate sobre el tema de las gobernaciones regionales. Compartimos la necesidad de avanzar en un esfuerzo unitario, tal como lo logramos hacer a nivel municipal, por el valor que eso tiene, por la importancia que eso representa para poder llevar cierta certeza a los territorios, tranquilidad de que aquí no vamos a estar en un debate descarnado, sino que ya tenemos una planilla de candidatos y candidatas para la elección de octubre, listas de concejales, etcétera. Y nosotros aspiramos a que eso se pueda concretar también en el caso de los gobiernos regionales. Ahora, eso mucho tiene que ver con cómo vamos dando el debate y cómo logramos que haya una equilibrada representación de todas las fuerzas políticas en ese debate. Y dentro de eso está la Región Metropolitana, sí, pero es parte del debate, del mapa de las 16 regiones.
—En el caso de que el pacto Contigo Chile Mejor no presente un candidato —cuestión que puede ocurrir—, ¿el PC estaría dispuesto a apoyar la repostulación de Claudio Orrego?
—Es que eso es un debate que está… Hay un debate en el sector. Pero todavía no nos hemos sentado a discutir en concreto. Entonces, malamente nosotros podemos estar entregando apoyo o respaldo como preconcebidos. Ningún partido puede hacer eso. Sería irresponsable, con tu responsabilidad política, hacer eso si tu problema no es sólo de representación, es de proyecto.
Entonces, el debate tiene que ser sobre el proyecto que le ofrecemos a la metropolitana, el que le ofrecemos a Arica o a Iquique. Ese es el debate. El debate no es si es que vamos a apoyar o no a un candidato. Porque eso sería mucho más fácil de resolver si el debate fuera de nombres. Como el debate no es de nombres, sino de proyectos, que es lo que vivimos en el debate municipal, tenemos que tratar de ver cómo ese debate de objetivos comunes, de proyectos compartidos, se logra aquilatar y logramos resolver las distintas posiciones que tengamos los partidos.
—En el caso de Claudio Orrego, por su condición de independiente, su proyecto no es necesariamente el de Contigo Chile Mejor. Es un proyecto suyo…
—Yo no voy a hablar por Claudio, porque no me corresponde, ni mucho menos voy a suponer que es un llanero solitario. Creo que tiene que haber el debate, pero yo no voy a hacer juicios en ese tono, porque me parece que sería poco respetuoso, además, con el debate que tenemos que dar en la mesa y con el propio gobernador en ejercicio. Pero insisto, nosotros tanto en el debate municipal como ahora hemos insistido mucho en que esto no es un problema sólo de nombres, es un debate sobre proyectos y eso es lo que queremos poner sobre la mesa. En ese marco está nuestra propuesta sobre el carácter de qué significa hablar del buen vivir y las propuestas que hemos hecho a nivel municipal, y también tendrá ese sello cuando hablamos del debate de gobernación.
—¿Es posible para el PC, actualmente, llegar a un proyecto común con actores como la Democracia Cristiana?
—Yo creo que absolutamente lo logramos hacer para el debate municipal. ¿Por qué no vamos a poder hacerlo a nivel de gobiernos regionales?
—¿Hay un proyecto colectivo, ha primado el pragmatismo o han confluido las dos cosas?
—Hay un proyecto compartido, yo creo que sí, evidentemente. Si no, no lo hubiésemos logrado, insisto. Pero, ¿pragmatismo respecto de qué?
—Respecto de unirse para quedarse con los territorios y no entregárselos a los adversarios…
—Claro, pero eso lo determina la ciudadanía. Eso no lo podemos determinar nosotros. Nosotros hacemos una propuesta a Chile. Y la propuesta que le hacemos a Chile es que hay un pacto que reúne a 11 fuerzas políticas desde el PC hasta la DC, que además respalda a proyectos independientes en los que confluimos en objetivos. Evidentemente, Renca no es lo mismo que Pudahuel, pero no obstante ello, nos estamos respaldando. ¿Por qué? Porque tenemos objetivos comunes con partidos y ese proyecto se lo ofrecemos a Chile. Ahora, ¿quién va a determinar si eso es o no es suficiente, o si le hace o no le hace sentido? Bueno, va a ser la ciudadanía el 27 de octubre, entonces no nos podemos adelantar a ese día.
—Si se juntan 11 fuerzas, hay más probabilidades de ganar al adversario. A eso me refiero con el pragmatismo…
—Probablemente. Insisto, no sé si son tonalidades tan distintas, pero creo que el énfasis no es el tema del pragmatismo, porque si fuera por eso, cualquiera podría decir no, mira, me conviene más, qué sé yo, no sé, ir solo. No, no lo mediría así.
—¿Cómo evalúa la estrategia de la oposición para estas elecciones? Parte del discurso de la centroderecha y la derecha ha sido una especie de “todos contra la izquierda” o ” juntémonos todos a derrotar al Frente Amplio y al Partido Comunista”. ¿Le parece que está ofreciendo un proyecto la derecha?
—Yo creo que es una estrategia equivocada, y es preocupante para el país. Yo puedo considerar que es una buena o mala estrategia —creo que es una estrategia equivocada—, pero lo más delicado es que es preocupante para el país que haya fuerzas políticas en Chile que su único objetivo es unirse para poder derrotar a un adversario. Que eso sea lo que los une, que el objetivo de ir a disputar una comuna sea ir a cerrar las farmacias populares, porque consideran que es una mala política implementada por el partido X, ni siquiera el PC, me parece que es muy preocupante para Chile. Porque eso sí que es estar muy lejos de pensar en las personas.
Probablemente, la gran crisis que tiene nuestro país es que hay un sistema político que dialoga poco y que la ciudadanía siente que se ve poco reflejada en sus necesidades. Entonces, si la sensación de la ciudadanía no es que lo que estamos poniendo en el centro son sus problemas o sus requerimientos, si no está en el centro la persona, entonces tenemos un lío. Y ese no es un problema de un partido, es un problema de todo el sistema. Y cuando eso hace crisis, finalmente se pone en tela de juicio todo el ejercicio de la democracia.
Entonces, cuando el objetivo principal de sectores políticos como Chile Vamos y Republicanos es ver cómo atacan al adversario, hacen caricaturas, entregan argumentos que muchas veces no dan con la solidez de un proyecto, sino más bien con la crítica descarnada al otro porque lo tienen que sacar del mapa, eso daña a todo el sistema y, finalmente, a toda la política. Lo que hace es que desafecta más a la ciudadanía. Y eso es muy preocupante.
—¿Qué le parece que Chile Vamos y los partidos de oposición hayan terminado negociando incluso por la prensa, muchas veces enfrentándose y emplazándose frente a los medios?
—Eso es parte de los conflictos que enfrenta un sector que no tiene un propósito común, y entonces se tensionan. Pero insisto, no me gusta hablar de los otros, y creo que hay un mayor valor en lo que hemos logrado acá en esta vereda y hay que ponerle valor a aquello que poco se le pone valor. Si hay algo en lo que nosotros podemos decir que hay un valor es que, en el marco de esta unidad que hemos construido, lo que ofrecemos al debate público es menos peleas, a pesar de las legítimas diferencias que tenemos.
Nosotros logramos unidad porque somos distintos y, teniendo diferencias, nos ponemos de acuerdo para que el centro sea la persona, el trabajador, la trabajadora, que es el sujeto de interés. ¿A quién le habla usted? Sí, a la persona. ¿Pero a qué persona? A la que hace que Chile se mueva, que Chile crezca, que está preocupada por el empleo, por la seguridad, al que la salud no le llega a tiempo, o la educación. A ese sujeto es al que le estamos hablando, a ese clivaje. Pero desconozco a quién le habla a la derecha, francamente. Porque para ser popular hoy día hablar de la clase media, pero tampoco caracterizan a esa clase media y las respuestas que les dan son sólo respuestas que ponen sobre los hombros de las personas el desafío para salir adelante. Entonces uno se pregunta qué tipo de proyecto le ofrecemos a aquel que decimos proteger, cuando recae sobre sus hombros todo el peso de la prueba.
Entonces, nosotros tenemos la capacidad y la coherencia de poder preguntarnos a quién le hablamos. Nosotros le hablamos a este sujeto que se esfuerza, y al que le queremos ofrecer un Estado que sea realmente de bienestar o un Estado que sea realmente protector, que se haga cargo de sus necesidades sin que sea paternalista.
“Nunca ha sido una contradicción ser parte del Gobierno y estar en el mundo social”
—El Partido Comunista está viviendo su XXVII Congreso Nacional. ¿Cómo han vivido ese proceso? ¿En qué va esa instancia y cuál es la expectativa de la mesa del PC?
—Nuestra expectativa es que sea un proceso muy formador. Un proceso que no sólo contribuya en términos del proyecto que le vamos a ofrecer a Chile, cómo vamos a fortalecer y profundizar nuestras propuestas en torno a modelos de desarrollo o planes de Gobierno, sino que también sea un proceso que permita fortalecer el ejercicio de la militancia y, por lo tanto, fortalecer el ejercicio de lo colectivo como una contribución al país, fortalecer la democracia. Cuando uno dice que la democracia requiere partidos políticos fuertes, también implica hacerse un cuestionamiento de qué estoy haciendo yo como partido político y qué estoy ofreciendo como partido.
Creo que ese ejercicio es parte de los desafíos que tenemos, es decir, que esto sea retroalimentación permanente en el debate congresal. Y en ese sentido, puede ser un minuto muy significativo para la vida de nuestro partido, en esta historia centenaria.
—Usted decía que el partido vive este congreso siendo parte del Gobierno. A fines de mayo, tres militantes históricos enviaron una carta abierta llamando a “presionar al Parlamento” y relevando la importancia de tener un “pueblo movilizado”. ¿Es compatible ser parte de la coalición oficialista y llamar a la movilización social o a presionar a un poder del Estado?
—No hay, en absoluto, ninguna contradicción. Si nosotros miramos los procesos sociales que ha ido viviendo Chile, en un horizonte más inmediato, desde la revuelta popular hasta ahora, uno podría decir que hay demandas y expectativas no cumplidas.
—¿Con este Gobierno en concreto?
—No, me refiero como proceso social. Hay demandas no cumplidas. Ahora, ¿eso implica que entonces tú tienes que optar por la calle o por la disputa del poder? No. Tú lo que tienes que hacer es ver de qué manera logro construir una correlación de fuerzas que me permita llegar a esa expectativa por cumplir y que me permita actuar desde la política para que logremos las transformaciones que la ciudadanía demanda. Esta correlación de fuerzas requiere, sin duda, partidos políticos, y ojalá que estén cada vez más fortalecidos, más robustos, más legitimados. Esto requiere una institucionalidad política fortalecida y legitimada, pero también requiere al movimiento social.
Esto es unidad social y política, no es una unidad sólo política, porque no somos suficientes. Ni aunque sumáramos todos los militantes de los partidos vamos a ser suficientes para lo que se requiere, que es poder avanzar en garantías, que son vitales muchas veces para la población. Entonces, en ese proceso no es un y, es un con. Es la política —y los partidos también podemos ser parte de gobiernos— y es el mundo social señalando no sólo la presión social, sino también sus propuestas.
Para el Partido Comunista, nunca ha sido una contradicción ser parte del Gobierno, ser parte del parlamento, estar en los espacios institucionales y, además, estar en el mundo social, donde nunca hemos renegado de lo que somos […]. Nos necesitamos, por algo muy concreto. Necesitamos correlaciones de mayoría para que se puedan concretar cambios profundos […]. No es suficiente con nuestra pura disposición o voluntad, ni con la voluntad del Ejecutivo. Se requiere que todos los actores estemos en una sintonía que permita, por ejemplo, que hoy día avancemos en pensiones dignas. Si no, vamos a seguir cargando con esa sensación de falta permanente.
—¿Usted cree que el Gobierno ha escuchado suficientemente a los actores sociales? O al revés, ¿cree que los movimientos sociales han presionado lo suficiente por sus demandas?
—Nosotros, como partido, siempre hemos sido claros en señalar al Ejecutivo la importancia de que el diálogo con los actores sociales sea siempre muy fluido, a todo nivel. Cuando digo eso, no solamente estoy pensando en que la ministra del Trabajo o el de Hacienda se sienten con la CUT a negociar el salario mínimo. O las organizaciones de salud con el ministerio respectivo, o los estudiantes con el Ministerio de Educación. Estoy pensando, también, en las estructuras regionales, las seremías, los gabinetes regionales […]. Eso lo hemos planteado persistentemente al Ejecutivo […].
Es muy importante siempre tener un diálogo muy fluido, porque eso le da mucho más sentido de pertenencia a las políticas que vas construyendo. Cuando las políticas que desarrollas, han sido dialogadas, tienen legitimidad social, tienen un peso específico mayor […].
—Pero a pesar de la voluntad, las reformas estructurales no han logrado materializarse, salvo —quizás— la Ley de 40 Horas…
—Es que es evidente que no depende sólo del Ejecutivo. Si dependiera sólo del Gobierno, hubiéramos logrado la reforma de pensiones y tendríamos una reforma tributaria. Pero no es así. Hay una evidente tensión en el Parlamento y, por lo tanto, esto no es un problema sólo de voluntades. Porque si dependiera sólo del Ejecutivo, a mí no me cabe duda que hubiésemos avanzado ya en esta materia.
—Entonces, ¿a eso se alude la carta cuando habla de “presionar al Parlamento” o de buscar nuevas formas de mayoría?
—Cuando uno habla de correlaciones de fuerza, habla de lograr convencer. Nosotros escuchamos gente que, sometidos a presión y probablemente sin una convicción férrea, estaban disponibles a muchas cosas, pero con el paso del tiempo ya no lo están. Siempre es posible que uno cambie de opinión. Y si para eso se requiere tener estrategias múltiples, hay que tenerlas. Lo que es evidente es que mientras más mayoritario sea un planteamiento, mayor posibilidad tiene de hacer sentido en quienes no compartan esa mirada. Y poder entonces, ya sea por convicción o casi que en algunos casos obligación, terminar diciendo, “bueno, sí, en realidad tenemos que…”. Es por ejemplo lo que ocurre con algunos senadores de Chile Vamos. Ellos mismos reconocen que hay que avanzar en el tema de pensiones, contraviniendo a sus propios pares.
—¿Han encontrado resistencias, también, en sus socios del Socialismo Democrático? ¿Cree que ellos han ido cambiando de opinión también?
—Yo no podría decir que han cambiado de opinión. No sé si podría decir que han mutado de posición tampoco. Pero lo cierto es que ellos, cuando se incorporaron al Gobierno, lo hicieron sabiendo con quién se estaba relacionando. Y en ese sentido, el poder avanzar da cuenta de que cada uno también ha ido jugando su rol, sin ningún reparo respecto al rol de otros.
—¿Cómo definen ustedes la relación que han tenido con el Gobierno? ¿Cómo la han podido ver en estos dos años y medio de mandato?
—En esto recojo las palabras del presidente de nuestro partido. Nosotros somos y seremos siempre leales con un proyecto, pero eso no significa ser obsecuentes. Y creo que nosotros lo hemos logrado equilibrar muy bien, y hemos planteado nuestros puntos de vista. No suponemos que eso lo tengan que compartir todos, ni pretendemos con ello generar golpes de timón. Tenemos opiniones, las hemos expresado en los espacios correspondientes, de manera pública. Pero somos parte de este Gobierno y en eso hemos tenido un compromiso irrestricto. Nadie podría dudarlo.
—Pero el proyecto, el programa, al cual se comprometió el Gobierno —y también el Partido Comunista— ha ido cambiando. Materias como la seguridad y la economía han retrasado las reformas estructurales. ¿mantienen el respaldo a lo que se ha hecho en ese sentido? ¿O creen que es el momento ya de avanzar con las reformas que habían prometido?
—Es evidente que, si se ha logrado avanzar, es porque hemos estado disponibles. La agenda de seguridad ha requerido los votos de nuestros parlamentarios, y los votos han estado. Nadie podría decir que nosotros hemos sido un obstáculo para que avance la agenda del Ejecutivo. Hemos planteado nuestros puntos, y en eso creo que hemos sido absolutamente claros y francos […]. Pero más allá de eso, si uno mira la última Cuenta Pública del del 1 de junio, es muy nítida respecto a dónde se quiere avanzar. Y nosotros ahí nos sentimos plenamente convocados […]. Entonces creo que aquí se han construido falsos dilemas, tensiones o fantasmas de un Partido Comunista que está prácticamente en una trinchera, cuando en realidad nosotros lo único que estamos haciendo es hacer política, como la hacen todos. Lo que pasa es que parece que cuando el Partido Comunista hace política, a otros les incomoda. No estamos haciendo nada que no haga ningún otro partido, que es hacer política […].
Somos un partido que tiene una raigambre. Nuestra raigambre es la clase trabajadora. Desde ahí hablamos, nos paramos, construimos programas y hacemos plataformas. Somos parte de este Gobierno, nos comprometimos con este Gobierno, jugamos un rol en el Parlamento con nuestra bancada. Y, además, estamos insertos en el mundo social con muchos otros actores y también con el mundo independiente […]. Yo no comparto cuando se trata de poner esto de que hay una tensión excesiva con el Partido Comunista. Nosotros no nos obnubilamos con ese tipo de relato. Nosotros aportamos humildemente lo que tenemos que aportar, sin negar que somos una parte importante en en este proyecto. No negamos aquello, pero lo hacemos desde la humildad, haciendo política.