Ataques antisemitas en Ámsterdam y la Noche de los Cristales Rotos
Hoy, en el año 2024, el horror no es un recuerdo: las imágenes que llegan de Ámsterdam, donde un grupo de musulmanes antisemitas se organizaron para emboscar y atacar a hinchas israelíes tras un partido de fútbol, no son ecos del pasado, sino una realidad alarmante.
Ariela Agosin y Daniel Hasson es presidenta de la Comunidad Judía de Chile y vicepresidente de la Comunidad Judía de Chile, respectivamente
Hoy, conmemoramos 86 años desde la Noche de los Cristales Rotos (Kristallnacht), un estallido de violencia antisemita que marcó el inicio del Holocausto. En esa noche de 1938, sinagogas, hogares y comercios judíos fueron destruidos, mientras el mundo miraba indiferente. Ese “hecho aislado”, como algunos lo calificaron en su momento, culminó en el genocidio de 6 millones de judíos.
Hoy, en el año 2024, el horror no es un recuerdo: las imágenes que llegan de Ámsterdam (Holanda), donde un grupo de musulmanes antisemitas se organizaron para emboscar y atacar a hinchas israelíes tras un partido de fútbol, no son ecos del pasado, sino una realidad alarmante.
En Ámsterdam, ciudad símbolo de libertad en otra época, observamos consternados cómo extremistas árabes atacan y aterran a judíos en las calles, grabando sus agresiones para sembrar el pánico. Seres humanos son apaleados en el suelo simplemente por ser judíos. Estos actos son la consecuencia de un año de propagación de discursos antisemitas que han sido avalados y, a veces, hasta alentados, sin la firme respuesta que se requiere.
En Chile, no estamos exentos. Hemos vivenciado cómo el antisemitismo ha encontrado eco en ciertos sectores, poniendo en riesgo el respeto por la diversidad que caracteriza a nuestra sociedad.
El Rey Willem-Alexander de los Países Bajos dijo: “Le fallamos a la comunidad judía de los Países Bajos durante la Segunda Guerra Mundial y, ahora, les fallamos de nuevo.” Esta reflexión subraya la necesidad urgente que los gobiernos asuman su responsabilidad de proteger a sus ciudadanos del odio. La historia nos ha enseñado las devastadoras consecuencias de la inacción e indiferencia. Recordar Kristallnacht no es solo un ejercicio de memoria, es un llamado a todas las autoridades a garantizar que esto no se repita. Nunca más, es ahora.