Aprendizajes: prioridad y urgencia
Los desafíos educativos han cambiado. Antes, la meta era alcanzar la cobertura universal en educación básica y media, y expandir el acceso a la educación superior, logros que hoy están prácticamente consolidados. Actualmente, la prioridad es mejorar la calidad de la educación escolar.
La OCDE publicó recientemente los resultados de su Programa para la Evaluación Internacional de Competencias de Adultos (PIAAC), que mide los conocimientos de personas entre 16 y 65 años. Chile, lamentablemente, destaca por ocupar el último lugar en esta medición. La diferencia con el resto de los países de la OCDE es tan grande que pareciera que tuvieron que extender el gráfico de resultados para poder incluirnos.
Sin embargo, es importante analizar estos datos con perspectiva. Chile es el país de menores ingresos entre los que participan en este estudio, ya que no están presentes otros países con los que habitualmente nos comparamos, como Costa Rica, Colombia, México y Turquía. Además, estos resultados reflejan en gran medida nuestro sistema educacional del pasado, ya que se está midiendo el conocimiento de personas adultas. A pesar de que hubo avances significativos en las décadas de los 90 y 2000, ese progreso se estancó en la última década, como lo demuestran los resultados de las pruebas internacionales PISA y TIMSS.
Los desafíos educativos han cambiado. Antes, la meta era alcanzar la cobertura universal en educación básica y media, y expandir el acceso a la educación superior, logros que hoy están prácticamente consolidados. Actualmente, la prioridad es mejorar la calidad de la educación escolar. El PIAAC revela que los adultos de nuestro país que completaron la educación superior tienen un desempeño comparable al de quienes solo completaron la educación media en otros países de la OCDE, mientras que quienes tienen educación media en Chile se asemejan a aquellos con educación básica en esos países.
Es urgente enfrentar los problemas coyunturales que afectan la educación escolar, como la baja asistencia, que se profundizó tras la pandemia, y el aumento de la violencia escolar. Lamentablemente, estamos lejos de alcanzar la modesta meta de volver a los niveles que teníamos el 2019; la asistencia se ha recuperado muy lentamente y las denuncias escolares rompen récords cada año que pasa.
Aún más importante es resolver el problema de fondo: aumentar la oferta de educación de calidad gratuita. Por un lado, es fundamental recuperar el nivel de los liceos de excelencia, que fueron un símbolo de movilidad social en Chile. El hecho de que solo dos establecimientos públicos figuran entre los 100 mejores resultados de la PAES es un reflejo de su triste estado actual. Además, es necesario flexibilizar las regulaciones que limitan la competencia por calidad entre los colegios, permitiendo que aquellos establecimientos gratuitos con mejores resultados académicos puedan expandir su matrícula, independientemente de si son públicos o privados.
Si queremos acercarnos a los resultados de la OCDE durante la próxima década, hay que comenzar ahora.