El árbitro que hizo poco para pasar desapercibido
Es cierto que visto en la televisión es mucho más fácil. Pero eso no justifica la mala tarde que tuvo ayer Enrique Osses dirigiendo el partido entre Universidad Católica y Universidad de Chile. Para peor, el arbitraje había sido tema durante toda la semana pasada, ya que ambos equipos aseguraban que serían perjudicados. Y ambos lo fueron.
Es cierto que visto en la televisión es mucho más fácil. Pero eso no justifica la mala tarde que tuvo ayer Enrique Osses dirigiendo el partido entre Universidad Católica y Universidad de Chile. Para peor, el arbitraje había sido tema durante toda la semana pasada, ya que ambos equipos aseguraban que serían perjudicados. Y ambos lo fueron.
Vamos repasando. A los 19′, Darío Bottinelli abrió el marcador gracias a un golazo de tiro libre en el arco sur del Estadio Nacional. En esa galería está ubicada la barra “Los de Abajo”, por lo que el argentino, al salir corriendo a celebrar, queda de frente a los seguidores azules. Acto seguido, recibe un proyectil en la cabeza.
Luego de ser vendado, Bottinelli vuelve a la cancha, en donde Osses lo espera con tarjeta amarilla por “provocar”: el volante nunca salió de la cancha, no hizo ningún gesto extraño y tiene derecho a correr hacia donde quiera.
Ya en el segundo tiempo, vino la jugada más polémica de todas. Matías Rodríguez corta un contragolpe de Católica estirando el brazo de manera burda, pero Osses sólo le muestra amarilla. Era para echarlo cuatro veces.
Con el partido igualado 2-2, Hans Martínez forcejea en el área con Carlos Bueno, el uruguayo cae y se cobra penal. A primera vista, además de ver que ambos se están tomando y que la pelota todavía viene muy lejos, se ve que el central cruzado lleva el codo a la cara del atacante azul. ¿Se puede considerar agresión? Sí, pero de haber sido esa la decisión arbitral, Martínez debió ser expulsado.
Diego Rivarola falla el penal, y minutos después Osses señala otro tiro desde los doce pasos, esta vez para la UC. Esperando un centro, Roberto Gutiérrez tironea del brazo a Juan González, quien no encuentra nada mejor que pegarle al delantero en la cara. “Guti” cae y le muestra al árbitro la sangre en su boca; roja para el central. Con eso, queda claro que hubo un golpe, pero antes había falta del goleador: se debió cobrar el foul en ataque y no el penal, pero González no tenía cómo salvarse de la expulsión.
En la fecha en que debutaban los modernos comunicadores entre el árbitro y sus asistentes, Católica hizo mucho más que la “U” para ganar el partido, y, con el 4-2 final, todo esto quedará sólo para el recuerdo.