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16 de Marzo de 2011

Investigación en las Ursulinas: Not In My Backyard

El inicio de la reunión fue puntual. El éxodo a la salida, también. Salvo algunos goteos, los padres y apoderados del colegio Santa Úrsula llegaron ayer a las 19:00 al establecimiento de Vitacura 4190. Y llegaron nerviosos por  la ola de rumores respecto a la investigación que la Iglesia inició sobre a la Congregación Santa Úrsula en Chile, particularmente sobre las actuaciones de la ahora ex superiora de la orden, Madre Paula Lagos, que fue alejada de su cargo la semana pasada.

Por Redacción
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El inicio de la reunión fue puntual. El éxodo a la salida, también. Salvo algunos goteos, los padres y apoderados del colegio Santa Úrsula llegaron ayer a las 19:00 al establecimiento de Vitacura 4190. Y llegaron nerviosos por  la ola de rumores respecto a la investigación que la Iglesia inició sobre a la Congregación Santa Úrsula en Chile, particularmente sobre las actuaciones de la ahora ex superiora de la orden, Madre Paula Lagos, que fue alejada de su cargo la semana pasada.

 

Obediente, una primera línea de 4×4 estacionados justo frente a la entrada vigilaba el ingreso único de apoderados y ex alumnas, todos en distintos grises y plateados. También se veían seis motos estacionadas en un espacio improvisado y exclusivo para ellas: Honda, Suzuki y claro, BMW, eran las marcas que resaltaban en ese lote.

 

 

Así como algunos llegaron tarde, otros pocos se retiraron antes de lo previsto. La mayoría con la misma impresión. Y con la fe y la confianza inalteradas. “Nos dieron una explicación muy clara -dijo Sergio Covacevich, uno de los primeros apoderados en salir, a las 20:10-. La investigación es sólo sobre un tema económico, por problemas administrativos. Todos estamos muy tranquilos”.

 

 

En efecto, en una de las salas del Colegio se leyó un comunicado del Arzobispado que explica las razones de la visita que la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica está realizando a la Orden de Santa Úrsula en Chile. En el texto se aseguraba que, si bien el Arzobispado de Santiago no tiene tutela jurídica sobre la Orden de Santa Úrsula en Chile, se vio en la necesidad de involucrarse en consideración a “la situación interna de la Orden religiosa en especial con el ilegítimo ejercicio como superiora religiosa de la Hermana Paula Lagos, el que se ha extendido más allá de lo establecido por sus Constituciones, y con eventuales conductas reñidas con las normas de la Orden”.

 

 

A diferencia de un par de mujeres rubias y lisas que salieron antes que él, Covacevich se veía con el ánimo tranquilo mientras se subía a su auto. Respecto al “ilegitimo ejercicio” del que se informó por parte de Madre Paula, el apoderado aclaró que “no hay un tema de delito, eso es lo que nos tranquiliza”.

 

 
Sin la misma tranquilidad de la que hablaba -y que manifestaba- Covacevich, una mujer de nombre Isabel salió poco después que él, declarando enfática que “no hay nada de lo que están pensando, nada de lo que se dice. Esto nos da la pena más negra a los que somos creyentes de la Iglesia católica”.

 

 
Atribuyendo a la prensa la invención de eventuales causales para la marginación de la Madre Paula, insistió en que  “con respecto a un tema sexual, lo que se está hablando, no hay”. Pero al recordarle  que la orden de investigación vino directamente del Arzobispado y no de los medios, prefirió concentrarse en mirar para ambos lados antes de cruzar la calle.

 

Respecto al clima dentro de la reunión -en la que estuvieron presentes varias ex alumnas, la dirección del colegio y las hermanas Sor Josefina, Sor Ángela y Sor Isabel-, la apoderada dijo que se percibía un total apoyo a la religiosa y a la institución. “No hubo cuestionamientos. Un apoderado lo que hizo fue rescatar la copucha”, explicó Isabel. Pero, según ella, la mayoría había asistido “por hacer presencia a la madre, como apoyo más que para pedir una explicación”.

 

 
De a poco, se sucedieron otros 10 hombres y mujeres reticentes a dar declaraciones, pero evidenciando un aparente consenso: “no hay ningún problema con el Colegio. Es una visita apostólica, un tema normal que no dice relación con el colegio”, dijo a la salida otro asistente a la reunión.

 

El presidente del Centro de Padres, Ricardo Gebauer, salió a las 20:27 del colegio. Inteligentemente, improvisó un punto de prensa al costado de la entrada, desviando la atención hacia él y permitiendo que la masa pudiera salir en relativa calma del lugar. Cohesionada y hermética.

 

Gebauer, en tanto, leyó el comunicado que, minutos antes, había repartido a la prensa otra apoderada, donde se daba cuenta de la información entregada por el ARzobispado y que dejaron  tan tranquilos a los asistentes. Sí, había un problema. Sí, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica está realizando una visita apostólica a la Orden de Santa Úrsula en Chile, pero el problema no era con ellos. No era en el colegio. “Not In My Backyard”, como dice la expresión anglosajona, o “Sí, Pero Aquí No”, en su versión castellanizada.

 

 

A pesar de que en el documento sí se acusa a la Madre Superiora de “ilegítimo ejercicio” en ese cargo, por haberse “extendido más allá de lo establecido por sus Constituciones, y con eventuales conductas reñidas con las normas de la Orden”, Gebauer insistió en que “estamos tranquilos respecto de la integridad de nuestras alumnas. Porque en la carta se nos informa que esta visita corresponde al monasterio”. Tanto las niñas como las finanzas del Colegio, como lo secundó el vicepresidente del centro de padres, Gonzalo Vargas, estarían a salvo. 

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