“Capital humano”, por Débora Calderón
Hay veces en la vida en las que uno tiene que hacerse parte, tomar un lado y tener una opinión, a pesar de que la historia de cada uno es innegable y no podemos deshacernos de ella para mantener la imparcialidad.
Quiero hablar de Mario Kreutzberger, gran amigo. Compañero de los mejores y los más difíciles momentos de mi vida. Ver lo duros que han sido estos días, me impide quedarme sentada sin hacerlo.
Hay veces en la vida en las que uno tiene que hacerse parte, tomar un lado y tener una opinión, a pesar de que la historia de cada uno es innegable y no podemos deshacernos de ella para mantener la imparcialidad.
Quiero hablar de Mario Kreutzberger, gran amigo. Compañero de los mejores y los más difíciles momentos de mi vida. Ver lo duros que han sido estos días, me impide quedarme sentada sin hacerlo.
Mario enfrentó, como cualquier ciudadano, el deber de someterse a una prueba de ADN porque así fue requerido por la justicia. Hoy, porque se trata de un personaje público como él y porque esta aldea global tiene de dulce y de agraz, todo Chile sabe que los resultados del test fueron negativos.
Con esto terminan semanas de especulaciones, rumores y comentarios sin fundamento. Me asombró ver el nivel de escepticismo en las redes que desde un comienzo no dudaron en que los resultados serían positivos y buscaban relaciones odiosas y vacías de contenido.
Ayer Twitter ardía en bromas sobre la paternidad, pero no me tocó leer ningún mensaje de apoyo a esta situación o alguna reivindicación cuando los resultados salieron a la luz. ¿Así somos ahora? ¿Tiramos la piedra y escondemos la mano?
Eso es por un lado. Otra cosa es que un hombre como él, probablemente el único capaz de movilizar causas tan nobles como ir en ayuda de los discapacitados, a través de la Teletón, o sumar a todo Chile en momentos de catástrofe, como lo fue en los pasados terremotos, ponga en jaque su reputación con un hecho tan bajo como un soborno.
Un hombre inteligente, que ha sabido manejar su carrera internacional a punta de esfuerzo, ¿arriesgaría el valor de su imagen y lo que representa por algo tan burdo como un soborno a un funcionario público? Francamente no creo. Como maniobra es torpe, extraña, e impensable en una figura que tiene asesores y amigos que pueden aconsejarlo sabiamente.
Sus declaraciones fueron claras y concisas. Reiterar que no tiene nada que ver con esos hechos y decir que es un hombre correcto. Ahora deberá asumir lo que le toca con responsabilidad. Y estoy segura de que así será.
Con el tremendo capital humano que ha acumulado en sus años de trayectoria, seguramente la verdad irá por delante y de estos hechos sólo quede un infame recuerdo. Tal como lo ha hecho otras veces, Mario supo ponerse de pie, dio siempre la cara y salió con la frente en alto. Así lo hacen los hombres buenos.
Hoy me siento más que nunca parte de los suyos. Esta ola que reventó fuerte, dejará una huella, pero sé que Mario y quienes están con él, empezando por su familia, podrán capearla y salir adelante. Una vez más.
Débora Calderón Kohon estudió periodismo en la Universidad Católica. La vida la llevó temprano al mundo de los negocios y el retail, pero las ganas de escribir nunca desaparecieron. Hoy es columnista estable de la Revista Poder y Negocios y Mosso, y una activa participante en redes sociales. |