5 picadas de crudo en Santiago
Este es un plato más bien extraño. Un poco cavernícola y al borde de la carroña, lo que lo hace excelente. Me imagino que en el futuro, cuando el reino de lo “liviano en calorías” y el imperio de lo natural nos derrote, será recordado como el plato emblema del subdesarrollo alimenticio del ser humano. Por eso me encanta: es carne en su estado puro.
Este es un plato más bien extraño. Un poco cavernícola y al borde de la carroña, lo que lo hace excelente. Me imagino que en el futuro, cuando el reino de lo “liviano en calorías” y el imperio de lo natural nos derrote, será recordado como el plato emblema del subdesarrollo alimenticio del ser humano. Por eso me encanta: es carne en su estado puro.
Su versión “tártaro” es el salvajismo con corona de huevo. Me gusta en todas sus formas y con todos los aliños posibles. Lo he comido con pepinillos, mostaza, nueces… y no falla. Para los restaurantes debe ser un placer, seamos francos: hasta un niño de 5 años bien educado en carne lo puede preparar (los que se libran de padres “naturistas”). Hidalgamente prometo que mi hijo apenas hable le enseño a preparar un crudo, así me alimenta mientras prendo la parrilla. Y los invito a todos a su primera preparación.
En mi obsesión por los rankings reconozco haber comido muchos crudos. Y la gran diferencia está en la calidad y volumen de la carne, no mucho más. Y las cervezas y los amigos que te acompañan a comerlo. Dejo mi homenaje a mi amiga pelolais que me utiliza para probarlos, ya que con sus amigas debe aparentar comer lechuga. Así son los crudos, ricos, simples y rudos…un orgullo para algunos, placer culpable para otros. Acá les dejo algunos datos:
1. El del Tip y Tap: maestro… voluminoso, buena calidad de carne. Te traen abundante ají, cilantro y cebolla. Lo acompañan de pepinillos y una buena porción de tostadas. Y lo mejor, te traen una mayonesa de los mil demonios. Yo mezclo todo y dejo una pasta roja que es un elixir.
2. Bar Nacional: en cualquiera de sus locales. Yo prefiero el de huérfanos. Lo traen ya mezclado…es tan grande que hasta lo venden en media porción, pero uno se la puede toda. Cargado al limón, buena textura. Es de posta negra, lo que le da un buen sabor cargado a la carne.
3. El Parrón: Acá la carne la pican más grandecita, te llevan alcaparras, limón, ajo, cebolla, cilantro y pimentón. La porción no es muy grande, así que sirve de entrada. Pero es un buen inicio para cerrar con una buena porción de carne. Está su versión tártara con la consabida yema de huevo encima.
4. Tante Marlene: Confieso que en este local me caen muy bien. Te atienden con cariño y tienen el mejor pernil de Santiago. Y su crudo al estilo alemán, de Alsacia me explicó su dueño, hace que tenga un gusto más rudo que los tradicionales. Le ponen mostaza, pimienta, alcaparrones, pepinillos dulzones y ciboullete. Es de verdad grande y te deja feliz. Tienen gran variedad de cervezas para acompañar.
5. La Fuente Suiza: Lo bueno es que tiene una versión de 500 grs INCREÍBLE. Con eso vale la pena. Hay una versión más chica. Acá te traen merquen para acompañarlo y los ingredientes tradicionales. Hay que tener valor para comerlo.
Menciones especiales:
Los crudos pelolais, pero respetuosos: El Bar Barcelona tiene una buena versión, al igual que el Baco y el Km 0.
Los otros que merecen mención: ElKika, La Chimenea, y el Lomit´s…todos dan lo mejor de sí
El que no me gusta: el de filete…es un error, queda con gusto a nada, mejor pida una lechuga.
Sebastián Iglesias Sichel, abogado, 33 años, padre de Pedro. Ex muchas cosas. Casi casi otras tantas. Vinculado a la política por vocación, a los asados para ver a los amigos y a la música para acompañar la vida. A veces medio obseso, otras tantas emprendedor. Mis obsesiones del momento: renovar la política y hacernos cargo de la modernidad. Tratando de que nos renovemos hasta nosotros mismos y que nos hagamos corresponsables de nuestro futuro.