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2 de Diciembre de 2010

"El paro como costumbre", por María Elena Dressel

La historia de los paros en noviembre parece ser de nunca acabar… No hablo del paro de los choferes del Metro, ni del de los trabajadores de las Farmacias Ahumadas. El paro de actividades que ya se ha hecho verdadera costumbre en nuestro país es el de la ANEF.

 

Por Redacción
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La historia de los paros en noviembre parece ser de nunca acabar… No hablo del paro de los choferes del Metro, ni del de los trabajadores de las Farmacias Ahumadas. El paro de actividades que ya se ha hecho verdadera costumbre en nuestro país es el de la ANEF.

 

Si miramos algunos años atrás veremos que cada vez que se lleva a cabo la negociación por el reajuste salarial de los empleados públicos, el llamado es a suspender labores. O sea, una moneda de cambio, un sistema de presión y una forma de llamar la atención de los medios para llegar con pie de plomo a la negociación. ¿Legítimo?

 

Puede ser. Los empleados públicos trabajan muchas veces en condiciones extremas, con exigencias estandarizadas y con la obligación de “solucionar” los problemas de la sociedad.  

 

Sin embargo, es un hecho que junto a la huelga los intentos por llegar a un acuerdo en materia salarial se vuelven cada vez más engorrosos. Echemos un vistazo a la historia reciente. En noviembre del 2009, la Cámara de Diputados aprobó un reajuste salarial del 4,5% y Raúl de la Puente, presidente de la ANEF, lo consideraba insuficiente y una verdadera afrenta política amenazando con pasar la cuenta en las próximas elecciones.

 

El 17de Noviembre del 2008, el entonces Ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, declaraba: “El paro de la ANEF en rechazo al reajuste salarial del 2,5% ofrecido no tiene ninguna razón de ser”. Y a eso el vocero, Francisco Vidal agregaba: “Para el Gobierno éste es un paro que no es justo porque el debate entre los gremios y el Gobierno lo están pagando los chilenos”… Claro, porque sin funcionarios en salud, educación y municipios, entre tantos otros, esta “pataleta” anual le cuesta caro no sólo al Gobierno de turno, sino que a cada uno de nosotros.

 

Personas comunes y corrientes que nos vemos afectadas de una u otra manera. Personas comunes con sueldos comunes que, por cierto, se reajustan con suerte al IPC de cada año.

 

Negociar una mejora en los salarios, exigir el fin de los despidos injustificados y generar un plan de incentivo al retiro en la carrera funcionaria, son peticiones genuinas de Raúl de la Puente en este 2010. Probablemente, tras superar el reciente impasse en el Congreso y acordar un reajuste intermedio, ambas partes seguirán trabajando tranquilas 12 meses más. Mientras tanto, yo como chilena común esperaré atenta la llegada de noviembre del 2011, porque con o sin reajuste esto ya parece el cuento del huevo o la gallina.

 

 

SOBFRE LA AUTORA: María Elena Dressel es periodista busquilla hasta el cansancio. Capaz de vibrar con la machista pasión del fútbol  y descubrirle siempre un cara y sello a la vida.

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