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19 de Mayo de 2011

Los cinco pasos que debe dar la UC para meterse en semifinales

Si nos fijamos sólo en la Copa Libertadores, el encuentro entre Universidad Católica y Peñarol (19.00 en San Carlos de Apoquindo) es el partido más importante para los cruzados en los últimos 14 años.

Fue en 1997 cuando la UC disputó por última vez los cuartos de final del torneo más importante del continente, quedando esa vez en el camino en manos de Colo Colo.

De ahí en más, fueron muchos los fracasos, y aunque un par de veces logró meterse en octavos, nunca estuvo tan cerca de "la tierra derecha".

Por José Antonio Giordano
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Si nos fijamos sólo en la Copa Libertadores, el encuentro entre Universidad Católica y Peñarol (19.00 en San Carlos de Apoquindo) es el partido más importante para los cruzados en los últimos 14 años.

Fue en 1997 cuando la UC disputó por última vez los cuartos de final del torneo más importante del continente, quedando esa vez en el camino en manos de Colo Colo.

De ahí en más, fueron muchos los fracasos, y aunque un par de veces logró meterse en octavos, nunca estuvo tan cerca de “la tierra derecha”.

Pero el panorama no es para nada bueno. Católica viajó la semana pasada hasta Montevideo para jugar el partido de ida, y se volvió a Santiago con un 2-0 en contra. Si bien el resultado no es un fiel reflejo de lo que pasó en el Estadio Centenario, esos dos goles pueden ser más que suficientes para poner la serie a favor del “Manya”.

Con todos estos condimentos, el partido de hoy es uno de esos que no se ven muy seguidos por estos lados. Y si Católica quiere dar vuelta el marcador, necesitará de muchas cosas, pero hay cinco pequeños pasos que tiene que dar para poder dar el paso gigante, hasta donde estarán los cuatro mejores de la Copa.

A cambiar el libreto: A lo largo de la Copa Libertadores, Universidad Católica ha mostrado que le viene muy bien esperar al rival. Sabe manejar los partidos, hace rotar la pelota como si el tiempo no pasara y si hay algo de lo que no peca es de apurarse más de lo necesario.

Sin embargo, el panorama de hoy es absolutamente distinto: tendrán que salir a atacar desde el primer minuto, buscando los dos goles que por lo menos los metan en los penales. Y si Peñarol hace un gol, tienen que hacer cuatro…

Por eso, los cruzados deberán sacar a relucir una chapa que quizás no se les ve mucho, porque no la han necesitado, pero que hoy será fundamental: tendrán que demostrar que, fuera de su libreto, también pueden conseguir resultados.

Un ambiente hostil: Aclaramos de entrada que no estamos llamando a la violencia ni nada por el estilo. Pero en un partido como el de hoy, que lo más probable tenga más nervio y fricción que buen fútbol, el público juega.

Lo debe haber notado la Católica, cuando fue hace unos días hasta el Centenario y se encontró con 50.000 mil hinchas en contra. Es cierto que quienes repletarán San Carlos no estarán ni cerca de ese número, pero de todas tienen que hacerse notar.

Claro, quizás a los urugayos no les afecte demasiado que los pifien o los presionen desde afuera, pero a la hora de apoyar sí puede ser útil para los dirigidos de Juan Antonio Pizzi.

La cabeza de Garcés: Aclaramos otra vez, no estamos pidiendo la cabeza del portero. Pero la tranquilidad y personalidad que demuestre en la cancha va a ser clave para los cruzados.

El golero tuvo una noche para el olvido en Uruguay, y fue responsable de los dos goles que recibió la UC, por lo que todas las miradas van a estar puestas en él.

Garcés no es el mejor arquero del mundo, pero tampoco es el peor. Eso sí, va a necesitar recuperar la confianza en la cancha. Cualquier duda, por pequeña que sea, va a afectarle sicológicamente, y va a lograr que los jugadores de Peñarol se pongan a pegarle al arco desde donde sea.

Las marcas: Suena medio obvio, pero quizás no lo es tanto. Muchas veces que te hagan un gol no es tan grave. El otro equipo también juega, te desconcentras un segundo el y delantero rival ya está celebrando.

Pero hoy Católica no tiene ese panorama: un gol de Peñarol significan cuatro goles para poder pensar en avanzar. Por eso, la UC tendrá que cuidarse más que nunca, y sobre todo corregir la que es la peor falencia del equipo de Pizzi, defenderse del juego aéreo. Y si el centro viene frontal, más cuidado todavía… sobre todo con José Manuel Olivera, uno que ya sabe cómo marcarles.

Además, lo más probable es que, en el afán de ir a buscar los goles, Católica deje muchos espacios en defensa. Ahí, el negocio pasa por adelantar constantemente a Alejandro Martinuccio.

Que vuelva Pratto: Es cierto, Lucas Pratto nunca se fue. Pero el delanterto argentino pasó a ser tan importante para el ataque de la UC, que cuando deja de marcar en uno o dos encuentros la cosa se empieza a notar.

El mejor jugador de la UC en lo que va de la Copa tendrá su partido fundamental: tiene velocidad, sabe aguantar la pelota y gira con muchos menos problemas de lo que aparenta su físico.

Todo eso es lo que, en el papel, se necesita para quebrar la defensa de Peñarol. Y algo que nunca está demás, pero que muchas veces no se ve: hay que terminar las jugadas, pegarle al arco, como último recurso incluso, porque no te queda otra forma de marcar los goles.

En un partido como el de hoy, hay que atreverse.

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