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20 de Mayo de 2011

José Cervera y el 15M: “Los medios han sido tan sordos como los partidos”

La España que José Cervera describe está cansada de la sordera. Según él, lo que reclaman las miles de personas que llevan cinco días acampando, principalmente, en la madrileña Puerta del Sol es que los partidos no las escuchan. Y aunque no saben cómo reemplazarlos, supieron cómo organizarse: vía Twitter, Facebook y cualquier otra red social que provea internet.

Por Andrea Pérez M.
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La España que José Cervera describe está cansada de la sordera. Según él, lo que reclaman las miles de personas que llevan cinco días acampando -principalmente- en la madrileña Puerta del Sol, es que los partidos no las escuchan. Y aunque no saben cómo reemplazarlos, supieron cómo organizarse: vía Twitter, Facebook y cualquier otra red social que provea internet. Porque los medios tradicionales tampoco los escucharon y, como ya es habitual, llegaron cuando el movimiento conocido como 15M ya había explotado.

Y de eso Cervera algo sabe. Paleontólogo de profesión, comenzó a interesarse por el periodismo casi el mismo tiempo que por el mundo digital, aventurándose a fines de los 90 en los primeros proyectos de esa naturaleza en su país. Creador de la primera página web del diario gratuito “20 minutos” -con la primera licencia ‘copyleft’ en un medio informativo comercial-, incluso intentó formar una Escuela de Periodismo Digital. Aunque aquel proyecto no prosperó, sí lo han hecho otros muchos, como su conocido y recordado weblog Retiario, en Elmundo.es. Hoy Cervera es un referente del periodismo digital y un experto en sus herramientas, al punto que por estos días se encuentra en Chile capacitando a periodistas de El Mercurio.

Pero a pesar de la lejanía, Cervera no pierde de vista lo que ocurre en España en lo que ya se ha llamado la “revolución española”, que en estos días vive su punto más álgido a la espera de las elecciones regionales del próximo domingo. 

 

Aunque las manifestaciones partieron el 12 de mayo, la rabia venía desde diciembre de 2010. Cuando se dio a conocer el primer borrador de la Ley Sinde, que facultaba al Ministerio de Cultura para bloquear el acceso a páginas web sin una orden judicial. Se armaron mesas de trabajo, se convocó a reuniones con expertos y, finalmente, dicha atribución se mantuvo. Según Cervera, fue entonces cuando miles de españoles sintieron que “el sistema no escucha. Luego, el problema es el sistema”.

 

Lo que siguió, en sus propias palabras, “parece un chiste, pero es cierto”: según cables de Wikileaks, la embajada de Estados Unidos estaba detrás del asunto, reuniéndose con los partidos para que se aprobara la ley. Y entonces, la tensión social de un país con un 21% de cesantía -que alcanza el dramático nivel del 47% entre los jóvenes- se juntó con la idea de que, como explica el periodista, “los partidos sí escuchaban, sólo que escuchaban a los equivocados”. Entonces, no quedó otra opción que organizarse por cuenta propia.

 

-¿Es cierto que esta manifestación tuvo hasta tres meses de preparación, como lo explica un artículo de El País?

No. No hay tanta organización, es algo mucho más visceral. Y el catalizador son las redes sociales, porque permiten la comunicación inmediata entre personas. Esto se parece más a un flashmob que a ninguna otra cosa, se está creando sobre la marcha.

 

-¿Y cuál fue la reacción inicial de los medios ante la movilización ciudadana?

Los medios tradicionales, por si cabía la sospecha, demostraron que forman parte del sistema político tradicional. Al principio interpretaron la movilización en función de la ideología a la que apoyan, y no de mirar lo que estaba ocuriendo, de escuchar a los que estaban hablando.

La fuerza de la realidad es tal que eso ya está cambiando, pero en un principio intentaron imponer un punto de vista totalmente de acuerdo con su sintonía ideológica. Han sido tan sordos como los partidos políticos. No han sido capaces de preguntar cuál es el punto de vista de los manifestantes, que es mucho más matizado y complejo. El espectro ideológico aquí se queda corto.

 

-¿Cuáles son las principales peticiones de los manifestantes?

Una reforma de la ley electoral, que está diseñada deliberadamente para favorecer el bipartidismo y con la que, finalmente, se crean dos bloques completamemte homogéneos. Si el sistema electoral fuese más proporcional, habría más matices en el Parlamento. Y habría más posibilidad de que se pudiese hacer escuchar a las instituciones.

También piden una Ley de Transparencia. Los datos recopilados por el Estado son de todos, y permitirían a la sociedad ejercer una fiscalización mucho más estricta de qué hacen los políticos.

 

-Esas peticiones dan a pensar que la gente que está acampando hoy en la Puerta del sol es políticamente activa o, al menos, muy educada cívicamente. ¿Es cierto eso?

Hasta cierto punto, sí. Son políticamente activos de otra forma, desconfían de los partidos. Es el principal reproche que se les hace: que si quieres que las cosas cambien, afíliate a un partido y cambia su estructura. Pero eso supone entrar al sistema que quieres derribar. Esta gente no quiere formar parte del sistema, quiere cambiarlo.

La pancarta más expresiva que ha salido en estos días es “Nosotros no somos antisistema, el sistema es antinosotros”. Hasta cierto punto, es así. Mucha de esa gente se siente fuera del sistema porque no cuentan con un partido que represente sus intereses. Pero ¿qué clase de democracia es ésa, en la que tienes que estar afiliado obligatoriamente para tener voz?

 

-¿Y qué clase de democracia crees tú que hay actualmente en España?

Una muy determinada por las estructuras de los partidos políticos, muy formal. Es un sistema en el que se vota cada cuatro años y luego los representantes toman las decisiones para toda la sociedad, pero se supone que la democracia debería ser un poquito más. Los partidos deberían tener antenas en la sociedad y escuchar sus reivindicaciones e inquietudes.

 

-¿Y eso ocurre en España?

No. El sistema se ha convertido en uno formalmente demócrata, pero con partidos sordos, obsesionados con sus dinámicas internas. Entonces, la sociedad puede gritar y no la oyen. Convertirme en portavoz de tanta gente sería ridículo, pero no creo que haya nadie en la Puerta del Sol que quiera acabar con la democracia. Lo que quieren es una que escuche. Que sea más permeable a la sociedad que la mantiene.

 

-El sociólogo inglés Malcolm Gladwell dice que la carencia de líderes es inherente a la organización vía redes sociales, y que eso faltaba para que se pudiera hablar de su real influencia en los movimientos de Túnez y Egipto. ¿Estás de acuerdo?

Estoy de acuerdo con que el sistema de organización no tiene cabezas visibles. Pero no estoy de acuerdo con que sin líderes no hay proyección. Históricamente es falso. En la Revolución Francesa, sus líderes surgieron varios años más tarde después de que se inciara la movilización. Eso es un complejo napoleónico.

 

-Es difícil imaginar un movimiento sin vocerías o liderazgos que sean la cara visible.

Pero pensemos en términos históricos: las jerarquías han hecho falta para procesar información. Napoleón controlaba un imperio europeo porque le informaban dos mariscales, a los que les informaban generales y coroneles, porque la información se concentraba en esa estructura jerárquica.

 

-Y las redes sociales vienen a horizontalizar esa estructura jerárquica de la información…

Claro. Antes se unificaban el concepto líder con la persona que estaba alto en la jerarquía informativa, pero hoy hay un mayor acceso a la información. Entonces, donde antes había un solo líder, hoy puede haber 20.

Es verdad que no puedes explicar las revoluciones de Túnez y Egipto en función únicamente de las redes sociales, pero también es verdad que quitarlas de la ecuación, te deja sin explicación. Forman una parte fundamental de lo que ha ocurrido.

 

-Y me imagino que en España su rol tiene que ser mucho mayor, porque internet y el uso de las redes sociales penetran más que en los otros países.

Es probable, pero el factor fundamental es la situación social. Y las redes sociales son, sin duda, la herramienta fundamental. Sin ellas, la única manera de llamar la atención habría sido mediante el enfrentamiento tradicional, y ésta es la primera vez en la que esa atención, en vez de convertirse en un refuerzo del sistema, se sale de él.

Los partidos políticos habrían entendido mucho mejor que la gente hubiera salido a romper escaparates y a quemar papeleras. Eso forma parte del sistema, se sabe qué hay que hacer y qué hay que decir. Pero no se sabe qué hacer cuando la gente pacíficamente se planta en una plaza, organiza un sistema de recogido de basura y se pone a dormir ahí.

 

-Entonces, el uso de las redes sociales marca la diferencia en la forma del 15M.

Claro. Tienen el rol de que permiten un tipo de democracia asamblearia mucho más inteligente que la democracia asamblearia habitual. Porque hacen posible que interactúe mucha gente sin que se llegue al mínimo común denominador de la inteligencia, que es lo que ocurre en las asambleas presenciales.

 

-¿Sería posible un movimiento así sin las redes sociales?

Probablemente, no. Porque en ellas, cuando se suma gente, no se pierde conciencia intelectual.

 

-¿Crees que el 15M se termina después de las elecciones del domingo?

Tengo la esperanza de que no. Eso contribuiría decisivamente a eliminar una de las críticas que se le ha hecho a la movilización desde la izquierda, que es que esto favorecer a la victoria de la derecha. Si cuando haya ganado, la movilización sigue, dejará claro que no se trata de una manifestación contra la derecha o la izquierda, sino contra todo el sistema.

 

-Pero la izquierda se podría excusar con su derrota para no apoyar al movimiento.

Es posible, pero a ellos les importa poco. Probablemente, mucha gente de la que está en la Puerta del Sol se identifica con la izquierda, pero se sienten abandonados por los partidos. El problema es la estructura partidista.

 

-¿Cuáles crees que son las posibilidades de éxito de esta manifestación?

Si me lo hubieses preguntado antes de ayer, te hubiese dicho cero. Ayer, habría dudado. Hoy… es que van creciendo con los días, porque el mero hecho de que el movimiento siga existiendo, aumenta la posibilidad de que tenga algún tipo de éxito. Y según se acercan y pasen las elecciones, más aún. Porque va a forzar a los partidos a escuchar.

 

-¿Eso es lo que tú considerarías como él éxito de este movimiento?

Sí. Que los partidos consideren un riesgo electoral el no escuchar a las redes sociales y a la gente a través de internet. Ni siquiera planteo que se apruebe una legislación determinada, sino el hecho de que los partidos políticos aprendan que no se pueden permitir el lujo de no escuchar, creo que sería una gran victoria.

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