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2 de Agosto de 2011

Más allá de la deuda, la economía de EEUU sigue sumida en problemas

Tres semanas atrás, cuando arreciaba la discordia en el Congreso sobre el aumento de la deuda nacional -limitado hasta esta medianoche en 14,29 billones de dólares- las agencias calificadoras de crédito Standard and Poors y Moody’s anunciaron que habían puesto bajo vigilancia con cariz negativo la categoría AAA de EE.UU.

Por EFE
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El acuerdo en el Congreso para autorizar un aumento de la deuda reduce en poco el déficit fiscal y hace aún menos para reactivar una economía alicaída, por lo cual persiste el daño ya hecho a la calificación del crédito de EE.UU., indicaron hoy analistas.

El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, en declaraciones para el programa “Good Morning America” de la cadena ABC de televisión, dijo que no está seguro de que Estados Unidos mantenga la calificación AAA -excelente-, que ha hecho de este país la inversión más segura del mundo durante un siglo.

“Es difícil saberlo”, añadió el secretario. “Una y otra vez el mundo ha sido testigo mientras el Congreso avanzaba hacia el borde del abismo y eso ha hecho que el resto del mundo se pregunte si Washington puede funcionar”.

Tres semanas atrás, cuando arreciaba la discordia en el Congreso sobre el aumento de la deuda nacional -limitado hasta esta medianoche en 14,29 billones de dólares- las agencias calificadoras de crédito Standard and Poors y Moody’s anunciaron que habían puesto bajo vigilancia con cariz negativo la categoría AAA de EE.UU.

El pacto que, según se espera, aprobará hoy el Senado y promulgará antes de la medianoche el presidente Barack Obama, incluye recortes de gastos del gobierno de entre 2,1 billones y 2,4 billones de dólares a lo largo de los próximos diez años.

Los economistas de JPMorgan Chase, y Deutsche Bank Securities han calculado que el impacto de esa disminución en el gasto gubernamental no será sustancial inmediatamente en la economía, pero sí se sumará a la reducción de 1,5 puntos porcentuales en el Producto Interior Bruto que resultará del final de los programas de estímulo aplicados por el gobierno de Obama y la Reserva Federal.

El paso del estímulo a la austeridad coincide con una desaceleración del crecimiento económico de los últimos dos años después de la recesión más profunda y prolongada en Estados Unidos en casi ocho décadas.

El Gobierno informó la semana pasada de que el Producto Interior Bruto creció a un ritmo anual del 1,3 % entre abril y junio después de un magro incremento del 0,4 % en el trimestre anterior.

El desempleo ha vuelto a subir al 9,2 %, hay más de 15 millones de desempleados, y ha subido a más de seis meses el período promedio para la obtención de un nuevo empleo.

Los legisladores más militantes del movimiento Tea Party dentro del Partido Republicano -que han cobrado gran protagonismo en el debate sobre la deuda-, insisten en que la fórmula para la reactivación económica es sencilla: corte del gasto gubernamental y, si no más rebajas, al menos no aumentos en los impuestos.

Pero entre enero y marzo la porción de los gobiernos estatales y locales en la actividad económica se redujo a un ritmo anual del 3,4 %, y en el segundo trimestre se repitió la contracción. Cuatro trimestres consecutivos de corte del gasto gubernamental conforman la mayor contracción desde 1947.

En todos los meses desde hace más de un año ha habido una ganancia neta del empleo del sector privado, pero desde mayo de 2010 los gobiernos han eliminado 916.000 empleos lo cual ha contribuido a la alta tasa de paro y la contracción del gasto de los consumidores.

El Departamento de Comercio anunció hoy que el gasto de los consumidores cayó un 0,2 por ciento, la primera disminución en casi dos año, mientras que los ingresos de los trabajadores en EE.UU. aumentaron un 0,1 por ciento en junio, el aumento menor desde noviembre.

Bill Hassiepen, vicepresidente de la firma calificadora Egan Jones, indicó en una entrevista con la cadena NPR de radio que “la economía de EE.UU. crece muy lentamente y el gobierno sigue pidiendo prestado demasiado para pagar sus cuentas”.

“A pesar de todo el clamor por un acuerdo sobre la deuda, las cosas no han cambiado”, añadió. “En el cálculo más optimista Estados Unidos añadirá 830.000 millones de dólares a la deuda en cada uno de los próximos diez años”.

Por su parte Carmen Reinhart, del Instituto Peterson para Economía Internacional, señaló que “de ninguna forma el compromiso sobre la deuda disipa la amenaza de una baja en la calificación del crédito” de EE.UU.

El nivel de endeudamiento actual de EE.UU. es el más alto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial “pero”, explicó Reinhart, “lo que tenemos ahora y no teníamos entonces es un nivel muy alto de endeudamiento individual, de los hogares”.

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