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11 de Octubre de 2011

Aguilar Camín: “el prestigio de los ricos de nuestros países ha estado marcado siempre, justa o injustamente, por la sospecha de ilegitimidad”

El intelectual mexicano reflexiona sobre cómo ha crecido el movimiento "indignado" en Estados Unidos y sus particulares características. "Si EU sigue siendo el país que establece patrones culturales en Occidente o, al menos, en América Latina, puede preverse que el tema de la desigualdad y sus legitimidades adquirirá nuevos bríos en nuestra agenda".

Por Redacción
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Cuando la ola de los indignados cruzó el Atlántico y rodeó Wall Street adquirió un acento que no tenía: el del repudio a la riqueza fruto del abuso y la complicidad política.

El tema de la desigualdad saltó al escenario porque las diferencias de ingreso y fortuna empezaron a parecer a muchos estadunidenses éticamente inaceptables, fruto no del mérito, sino de la trampa.

En general, la desigualdad ha sido vista en la cultura estadounidense como una expresión de la desigualdad intrínseca de los méritos: unos ganan más que otros porque lo merecen.

Pero la desigualdad se ha hecho ilegítima bajo el lente de aumento de Wall Street, cuya codicia corsaria fue el origen de la crisis mundial y, con ella, del desempleo y el empobrecimiento de muchos.

La desigualdad es un fenómeno más visible cada vez tanto en Estados Unidos como en el mundo desarrollado.

Entre 1945 y 1970 el 10% de los estadunidenses más ricos capturaba 35% del ingreso nacional. En 2007, sobre una economía infinitamente mayor, capturaba 50%.

Según la OCDE, en las últimas dos décadas la desigualdad había crecido en 17 de sus 22 países miembros, aunque había diferencias enormes entre ellos. El 10% ciento de los suecos más ricos gana cinco veces lo que el 10% por ciento más pobre. La proporción de los países miembros de la OCDE en este renglón es 9-1. La proporción en Estados Unidos es 14-1. La de México 17-1, el país más desigual de la OCDE.

Los gringos ricos tienen algo que decir en su favor a sus ciudadanos indignados. Y ese algo es que el 10% de gringos más ricos paga el 55% de todos los impuestos federales de su país (el 1% ciento más rico paga el 28.1%). El 3% más rico es también el origen de la tercera parte del gasto filantrópico
estadunidense.

Son todos datos que pueden leerse en el artículo de Robert Samuelson: “The Backlash Against the Rich” (The Washington Post, 9 octubre 2011).

Me gustaría saber las cifras mexicanas y latinoamericanas. Porque el prestigio de los ricos de nuestros países, en particular el de los ricos mexicanos, ha estado marcado siempre, justa o injustamente, por la sospecha de ilegitimidad de la riqueza.

La riqueza y la pobreza no son vistas aquí como hijas del mérito, sino de la influencia, el privilegio, las prácticas monopólicas, el clientelismo político, la corrupción, el capitalismo de los amigos.

Si EU sigue siendo el país que establece patrones culturales en Occidente o, al menos, en América Latina, puede preverse que el tema de la desigualdad y sus legitimidades adquirirá nuevos bríos en nuestra agenda.

(Esta columna fue publicada en Milenio)

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