Revisa la carta de Krassnoff leída en el acto del Club Providencia
El controvertido homenaje al brigadier condenado por violación a los DD.HH. tuvo como punto alto la lectura del documento escrito por el mismo ex-militar destinado a los asistentes al acto, párrafos que puedes leer a continuación.
En las afueras del Club Providencia estaba la ‘funa’ y los incidentes que se prolongaron por horas durante la tarde noche de este jueves. El motivo era el acto que se desarrollaba al interior del recinto: el homenaje al brigadier Miguel Krassnoff, condenado por casos de violación a los DD.HH.
Uno de los puntos altos de la ceremonia fue la lectura de la carta escrita por el propio ex-militar destinada a los asistentes al acto. Les dejamos algunos de los pasajes del documento:
“No me han llevado las autoridades a la cárcel sino a un verdadero campo de prisioneros políticos. Allí enfrento un encierro inexplicable, junto a un determinado número de Soldados entre los cuales – a la época de los hechos que constituyen las espurias acusaciones de inexistentes presunto ilícitos- éramos jóvenes uniformados subalternos como últimos eslabones de una larga y compleja cadena de mandos”.
“Mis subalternos, mis camaradas y yo, que enfrentamos por ello gravísimas consecuencias personales -al igual que nuestras inocentes familias- actuamos en los sucesos de 1973 y años inmediatamente posteriores conforme a órdenes, instrucciones, organización, métodos y preparaciones que nos habían sido concedidas e inculcadas por el propio Estado y sus autoridades políticas nacionales”.
“Nuestras instituciones permanentes de la República, jamás han sido “golpistas” ni mucho menos “gorilas”, como peyorativamente se han denominado a los golpes de estado ocurridos en muchos países de nuestro continente. Luego, en Chile, el 11 de Septiembre de 1973, no ocurrió un “Golpe”; fue, legítima e institucionalmente una Intervención Militar exigida por el clamor de todo su pueblo y avalada por dos de los Poderes más importantes que constituyen la organización administrativa de la Nación: El Poder Legislativo y el Poder Judicial”.
“Está jurídica y legalmente mil veces comprobada mi inocencia, y la de mis subalternos, de los cargos que me han formulado, con el agravante que existen actualmente en Chile leyes totalmente vigentes que me benefician, incluso en el caso hipotético de que yo efectivamente hubiese cometido los peregrinos delitos de los que me hacen responsable durante mi destinación en un organismo de seguridad creado precisamente para contrarrestar el terror, organismo al que fui destinado por orden de la superioridad de mi Institución a partir del mes de Agosto 1974 y hasta el año 1976 en mi condición de Teniente de Ejército y durante mi primer año de Capitán. Lamentablemente, determinados Jueces, amenazados y/o presionados por los gobiernos posteriores al Gobierno Militar, han transgredido las leyes y no han respetado ni el espíritu ni la letra de estas leyes, procediendo a procesarme y a encarcelarme, basándose -repito- exclusivamente en los antecedentes que los propios extremistas les han proporcionado. Como ejemplo de esta prevaricación e injusticia, les cito que el Juez que más procesos y condenas me ha formulado, nunca me ha interrogado. No lo conozco ni lo he visto nunca personalmente. En lo expuesto, se basa mi irrenunciable lucha por mi inmediata libertad, por la de mis subalternos y por proporcionar a nuestros amados seres queridos el más que merecido sosiego en sus respectivos atribulados corazones”.
“¿Han observado Uds. como a nivel internacional actualmente se combate al terrorismo y se distinguen a los que lo combaten? Pues en Chile es todo lo contrario: terroristas y violentistas confesos: libres, con amplia tribuna comunicacional y reconocidos oficialmente como “víctimas” o como “empresas”. Los que los combatimos y neutralizamos: presos, perseguidos y catalogados como “violadores de los derechos humanos”. ¡El mundo al revés! ¿Logran Uds. comprender esta incongruencia? Yo no lo puedo entender”.
“¡Mil Gracias a todos y a cada uno de Uds.! Ruego transmitan estos sentimientos de impagable agradecimiento a cada componente de vuestras respectivas distinguidas familias, indicándoles que repito mi reconocimiento a Dios y a toda su Corte Celestial, por permitir que mi familia y yo, contemos con la ternura con la que Uds. -mis queridos amigos organizadores de este evento y vosotros, los asistentes- nos han honrado”.