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30 de Diciembre de 2011

La irónica respuesta de Carlos Peña a Coloma y Larraín

Luego de que el rector de la UDP se refiriera a la "funa" al homenaje a Jaime Guzmán en el campus oriente de la UC, se trenzó en una polémica epistolar con los senadores gremialistas.

Por Redacción
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La polémica entre el abogado Carlos Peña y los senadores Juan Antonio Coloma y Hernán Larraín, originada en un artículo del abogado sobre la “funa” al homenaje a Jaime Guzmán, parece no terminar. Ahora es Peña quien, a través de una carta a El Mercurio, ataca de nuevo, calificando los argumentos de sus contrincantes como “pueriles”.

Luego de que el rector de la U. Diego Portales refutara las declaraciones de Coloma, en cuanto a que los estudiantes de la UC habían “profanado” la memoria del fundador de la UDI, el senador gremialista, junto a Larraín -también aludido en la columna, tras recordar la calidad de profesor de la casa de estudios de Jaime Guzmán- se trenzaron en una seguidilla de cartas durante esta semana.

Peña sostiene que las manifestaciones de los estudiantes ante un acto político, como el homenaje a Guzmán, son legítimas, por lo que sólo cabe cuestionar si hubo o no coacción de su parte. Ni el argumento de la profanación (“ni Coloma ni Larraín pueden pretender un respeto litúrgico a la figura de Jaime Guzmán”) ni el hecho de que el homenajeado era profesor de la Universidad alteran el panorama, afirma el académico.

En su carta de hoy, Carlos Peña insiste en su posición al señalar que “los alumnos tenían derecho para protestar (aunque no, como dije, para ejecutar actos coactivos)“. Junto con ello, califica como “pueriles” los alegatos de Coloma y Larraín en cuanto a que por profanación se referían a “deshonrar algo respetable”, y que Guzmán, además de profesor de la UC, era senador de la República. “Como es obvio, ninguno de esos argumentos transforma en ilegítima la protesta de los alumnos”.

Frente a los dichos de los senadores gremialistas cuestionando la honestidad intelectual del académico de la UDP, éste simplemente contesta: “Yo no incurriré en esas descalificaciones, por supuesto. Coloma y Larraín, como todos saben, son hombres honestos y honrados -ejemplos de virtud cívica- como lo prueba, claro, su actitud indulgente ante las violaciones a los derechos humanos”.

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