De Gustos: Kitcheng, una cadena de errores
Dicen que las segundas partes nunca son buenas, y en este caso se cumplió al 100%. Después de una mala experiencia hace dos años, decidimos darle una nueva oportunidad a Kitcheng, un local de comida japonesa-china en Colón cerca de Manquehue.
Hace dos años fui a Kitcheng a almorzar. Era la cuarta o quinta vez que iba, atraída por el tamaño increíble de sus rolles y por que habían logrado una carta para todos los gustos: una mezcla de gyosas y sashimis, con empanaditas de camarón y carne mongoliana. Hasta ahí todo bien, salvo por aquella vez me llegó un roll con el pescado malo. Nada hubiese sido tan grave si es que no me hubieran negado que estaba podrido, incluso le pedí al mozo que lo probara, pero se negó. Le pedí que lo oliera, pero me dijo que estaba bueno. Pedí la cuenta, pagué las bebidas y me fui. En la puerta me encuentro con un amigo y le aconsejo que no coma ahí. No me hizo caso, y ese día terminó en la clínica con suero intoxicado.
El mal manejo se repitió este fin de semana recién pasado cuando volví para darle una nueva oportunidad. Había leído un par de críticas por ahí que decían que aunque la calidad había bajado un poco (parece que habían cambiado al chef), seguía siendo un lugar bueno para comer. Yo vivo al lado, y siempre lo veía lleno. Por algo será, me dije, y partí.
Mi experiencia duró 45 minutos. Pedimos para picar unas gyosas de camarón y un sashimi de salmón. El sashimi estaba bastante bueno, generosas láminas de pescado con un buen toque de frío. Las gyosas se demoraron 1 minuto en llegar, y se notaba que venían calentadas en el microondas, tibias por fuera, hirviendo por dentro.
Nada iba mal, hasta que pedimos un roll envuelto en tempura que venía frío (lo vi bastante rato esperando en el mesón). Le pedimos al mozo que lo cambiara a lo que nos contestó que no se podía por que ese se sirve frío. Plop. La sorpresa fue máxima cuando alrededor de todo el roll venía un enorme pelo. Si, un pelo. Para que comentar que las ganas de comer se nos acabaron en el instante. Llamamos al garzón para hacérselo saber y para nuestra sorpresa, se lo molestó y nunca más volvió. Nadie vino a pedirnos disculpas, ni a avisarnos que nos traerían otro, nada. A los 10 minutos pedimos la cuenta, que se demoró otros 15 más en llegar. No nos cobraron el roll, pero nos fuimos en completo silencio sin que nadie nos dijera nada.
Definitivamente, aquí hay segunda sin tercera.
Kitcheng
Av. Colon 5930, Las Condes