Cámara de Comercio de Santiago presenta Código de Buenas Prácticas

La Cámara de Comercio de Santiago (CCS) presentó este miércoles el Código de Buenas Prácticas, con el objetivo de “reforzar la ética comercial entre las empresas asociadas, a través de un patrón de comportamiento que fomentará las conductas positivas en el trato proveedor-consumidor, una competencia más leal y un trato justo con los proveedores, especialmente con los más débiles”, según comentó el presidente de la entidad, Peter Hill.

A juicio del dirigente, la necesidad de impulsar este manuscrito nació de la importancia de “hacerse cargo de los cambios que experimenta nuestra sociedad y los consumidores respecto a sus relaciones con las empresas del comercio. Y como organización gremial queremos ser parte activa de este proceso de adaptación a nuevas formas de relación. Ésa es la razón por la que estamos proponiendo este código”.

Hill explicó que la nueva normativa, basada en las normas ISO 26000 y en el modelo de Prácticas Publicitarias y Mercadotecnia de la Cámara Internacional de Comercio, con las adecuaciones necesarias a la realidad local “se ajusta a las nuevas características de un mercado con reglas regulatorias más rigurosas, con consumidores más empoderados y con comunidades más exigentes”.

Detalló que “en concordancia con los principios de Responsabilidad Social creemos que las empresas, la ciudadanía y las organizaciones gremiales podemos colaborar en la tarea común de fortalecer los vínculos de confianza, un valor reconocido como estratégico no sólo para la buena marcha de los negocios, sino para una sana convivencia en la sociedad libre en que vivimos y que aspiramos a perfeccionar”.

A través de este nuevo código, la CCS busca reforzar la identificación del comercio con el emprendimiento socialmente responsable, en el cual la confianza, las buenas intenciones y el trato amigable hacia los clientes, los competidores y los proveedores, representen el estilo del sector.

Asimismo, Hill puntualizó que la entidad gremial que preside considera indispensable para la aplicación de este manuscrito la existencia de un órgano que vele por la correcta interpretación y aplicación de sus normas y pueda conocer y resolver las eventuales controversias que se presenten. Para ello acordó la creación de un consejo de ética, el cual estará integrado por María Olga Feliú, Carlos Cáceres, Alberto Undurraga, Carlos Eugenio Jorquiera y Alejandro Ferreiro (por confirmar).