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4 de Marzo de 2012

Comentario de concierto: La muralla universal de Roger Waters

Estuvimos en la segunda noche del paso de Roger Waters y "La Muralla" por Chile, un espectáculo para atesorarlo por décadas.

Por Hernán Carrasco C.
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Sólo un par de minutos bastaron para ratificar algo que ya sabíamos: estábamos frente a un evento histórico. Por el peso histórico que tiene “The Wall” en la historia de la música, por lo que significa la figura de Roger Waters y obviamente por la puesta en escena colosal con la que el artista le da vida a su obra más importante.

Finalizaban los acordes del primer tema de la noche y lo que estábamos presenciando ya había sobrepasado por lejos, cualquier expectativa inicial. Fuegos artificiales a granel y un avión estrellándose con la muralla, coronaban los tres minutos y medio más intensos que hemos visto en un show que haya pasado por este país. Épico.

Porque no es necesario ser fanático de Pink Floyd para disfrutar este maravilloso espectáculo, ya que lo que logra exponer Roger Waters, en esta representación en vivo de esa obra conceptual llamada “The Wall”, es un sentimiento universal. Una conexión magnífica entre los recursos audiovisuales de hoy y el peso histórico que tienen cada una de las canciones de ese disco.

Lo que más sorprende tal vez es el hecho de que, a pesar que es un espectáculo que tiene una hoja de ruta establecida, con canciones que se repasan en un orden determinado, donde casi no hay espacio para improvisaciones, el show que monta Waters asombra y emociona como ningún otro.

Las canciones tiene vida propia en el espectáculo llamado “The Wall Live”, tienen tanta vida que incluso personajes de aquellas letras se plasman frente a nosotros: el maestro opresor y el coro de niños en “Another Brick In The Wall”, la mujer que le rompió el corazón a nuestro protagonista en “Don’t Leave Me Now” y el cerdo volador en “In The Flesh”, son postales de una noche inolvidable.

Waters le dedicó el show a Víctor Jara (al igual que la noche anterior) y a todos los torturados y desaparecidos durante la dictadura, además le mandó un recado al presidente Sebastián Piñera (“Escuche a su pueblo ahora!”), demostrando que su discurso político no es de utilería.

Un show épico que deslumbró a más de 50 mil personas que llegaron al Estadio Nacional con su propuesta visual y auditiva, emocionando de igual manera a las antiguas y a las nuevas generaciones. En definitiva una obra maestra que le dejó la vara alta a cualquier concierto que se realice próximamente en el país.

Fotos cortesía Agencia Uno.

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