Una placa señala la calle londinense donde Bowie posó para “Ziggy Stardust”
El hito fue presentado públicamente por Gary Kemp, guitarrista y compositor de la banda inglesa Spandau Ballet y fan confeso del "Duque Blanco".
Una placa de color azul señala desde hoy el callejón londinense fotografiado hace 40 años para la icónica portada del álbum “Ziggy Stardust”, que lanzó a la fama al camaleónico músico británico David Bowie.
El disco “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spider from Mars” (El ascenso y caída de Ziggy Stardust y las arañas de Marte) salió al mercado el 6 de junio de 1972 y, además de convertirse en un referente del glam rock, catapultó al excéntrico cantante al estrellato mundial del rock.
Para elaborar la portada de ese álbum conceptual de estética futurista, considerado uno de los mejores de su carrera, Bowie confió en el fotógrafo Brian Ward, quien entonces trabajaba en un estudio situado en el número 23 de Heddon Street, una calle convertida desde 2009 en zona peatonal y actualmente llena de bares.
Tras una sesión fotográfica desarrollada dentro del estudio, cinco meses antes del lanzamiento del disco, Ward persuadió a Bowie para salir a la calle y posar para él en un día lluvioso y frío del mes de enero.
Mientras que el resto de músicos -Trevor Bolder (bajo), Mick Woodmansey (batería) y Mick Ronson (guitarra)- se negaron, Bowie, vestido con un traje verde, accedió a posar con su guitarra al hombro bajo la luz de una farola.
Sobre aquella experiencia, David Bowie, que tiene ahora 65 años, comentó en su día que “hacía frío y llovía” y se sintió “como un actor”.
El guitarrista y compositor de la banda de pop inglesa Spandau Ballet, Gary Kemp, fan confeso de Bowie, fue el encargado hoy de presentar la placa que marca un lugar al que ya se desplazan numerosos incondicionales del cantante de temas como “Sound And Vision”, “Fame” o “Can You Hear Me”.
En aquel disco, Bowie cuenta la historia de su personaje Ziggy Stardust, un extraterrestre bisexual de aspecto andrógino reconvertido a estrella del rock con el que el músico quiso aunar el teatro japonés kabuki y la ciencia ficción.
Se trató además de las personalidades que adoptaría Bowie a lo largo de su prolífica carrera y al que seguirían posteriormente personajes como Aladdin Sane o el Duque Blanco.